La semana lucía lluviosa y fría según las predicciones metereológicas, así que se me ocurrió que podíamos quedar en Miraflores delante de mi casa y tomar allí la decisión de hacer alguna excursión por Canencia, Morcuera... y luego venir a comer bajo techo. Hubo correos proponiendo subir a Cabeza Arcón y al Cerro del Pendón, pero más correos avisaban de que había predicciones incluso de nieve a esas alturas, ante los anuncios tan lúgubres, incluso Juan Angel bajo altura y nos propuso un paseillo por las orillas del embalse del Vellón.
Llegó el día y Paco, JGC, JL, Jero, Miguel, Miguel Angel, Juan Angel y yo, nos vimos a las 11.15 h en la puerta prometida. Dejamos peso y nos acercamos a Guadalix de la Sierra para hacer la excursión. No empezó bien, anduvimos por carretera durante un buen rato, hasta que pudimos salir a caminos que nos acercaban a la extensa Dehesa del Quejigal, que aunque un poco sucios, con restos de todo tipo ( latas de Mahou, number one!) nos recordaba que los humanos habían construido sus nidos muy cerca de allí.

Pronto empezamos a darnos cuenta de que Juan Angel ,iba y volvía, en una búsqueda incesante de la seta de cardo que no quería aparecer. El terreno era muy bueno, pero tanta gente deprimida este año por la falta de lluvias, hacía muy difícil que pudiera encontrarse algo, dado la cantidad de buscadores que ya habían pasado por allí en otros momentos. No llovía, el día incluso era apacible y con sol, así que a medida que nos íbamos acercando a las orillas del embalse, el sendero se hacía más agradable, aunque siempre vigilados por esos letreros de "Peligro reses bravas" que aparecían en los muros que rodeaban a la dehesa. Juan Angel, seguía buscando, encontrando al final setas de cardo, champiñones, la pistonuda, pequeñas lepiotas... que desinteresadamente ofrecía al otro buscador, Paco. Al final, no fue un mal día setero : 1 kg variado.

Al final, nos olvidamos del mal comienzo e incluso resultó curiosa la excursión. No pudimos subir a ver las grutas, ya que era tarde y teníamos que volver a Miraflores para comer los bocatas que habíamos dejado allí.
Chicho