Jesusito era un niño obediente y aplicado y sus profesores lo apreciaban mucho porque sacaba buenas notas.
Su madre estaba cada día mas encariñada con él, así que le pareció una excelente idea, cuando su marido le propuso ir a comprarle el regalo de Reyes sin que Jesusito lo supiera.
Su padre quiso dejar bien claro y su mujer aceptó, que para respetar la tradición se lo darían el día de Reyes.
Después de mucho buscar compraron uno bastante caro, que el padre eligió cuidadosamente y que la madre aceptó de buen grado, por las buenas notas que había sacado Jesusito.
Llego el día de Navidad y todos los amigos de Jesusito sacaron sus juguetes y se pusieron a jugar.
A Jesusito se le iban los ojos detrás de los juguetes de sus compañeros, pero claro cuando quería jugar con ellos, los niños se lo impedían y le decían que sacara él los suyos.
Compungido y enrabietado Jesusito fue a pedirle a sus padres que le dieran el suyo.
Convenció a la madre, pero el padre se negó en redondo y delante del niño le recordó a la madre el acuerdo que hicieron de respetar la tradición.
Jesusito aguanto dos interminables semanas y qué sorpresa y decepción cuando llegó el ansiado día de Reyes, al niño no le gustó el juguete.
Habían pasado dos semanas y ya no se podía descambiar.
Su madre estaba desesperada, con lo caro que les había costado y en tiempos de crisis con los sacrificios que se avecinaban. Si lo hubiera sabido al menos el día de Navidad¡
El padre sin embardo no lo tomó tan mal, valoraba mucho la disciplina y la tradición. Al día siguiente a Reyes, cuando se levanto la madre para hacer el desayuno, se encontró al padre jugando con los ojos brillantes de alegría; mientras el hijo aún dormía.
5 comentarios:
A mí me parece un buen cuento. Habla de la tradición de entregar los regalos la noche de Reyes y de cómo esta tradición ha ido cediendodo a la lógica de entregarlos en Navidad para que los escolares tengan más tiempo para disfrutarlos. Ahora lo que suele hacerse es comprar regalos en las dos fechas. No sé este año como vendrán los Reyes, si a ellos como a todos les afectará la crisis.
El cuento habla también de cómo este padre tiene poco en cuenta los gustos de su hijo, con un final que me sorprende y nos hace sonreir.
El relato está narrado de manera sencilla y fácil de leer y mantiene la tensión por saber qué ocurrirá. Me parece un buen cuento para niños.
Algo machista, en mi opinión, no solo porque elige el regalo el padre, sino porque es la mujer la que prepara el desayuno.
Saludos,
Manolo.
¡Pobre Jesusito! Menos mal que a mí no me han llamado nunca así. El diminutivo que empleaban en mi casa era "Jesusín" y mi hermana, la anterior a mí, decía quetutín por lo que me quedé para la calle en Titín y en casa Jesusín.
!!Tela!!! un nombre que nunca me gustó. Era premonición de lo que luego vendría...
En el cuento se dicen muchas veces el nombre. Excesivas? Ese problema es posible que se pueda dar hoy perop no en nuestra época. No me gustan nada ese tipo de frustraccione que juegan con la inocencia y a su vez dureza del debate infantil, fruta de la que tios hemos comido.
En casa también trajeron los reyes un juego de magia que mi hijo no pudo/supo hacer viable. Parece que en realidad era para el padre.
Creo entender una critica pero en el desenlace le falta fuerza. 5
Gladiator
La idea me parece buena: un padre tan tradicional pero tan egoísta. El desarrollo, incluido ese final inesperado, me parece bien.
Por poner alguna pega: yo creo que una madre no se encariña con su hijo, un profesor sí, la madre sencillamente lo quiere.
Voto: 6.
Los tres Magos.
mi puntuacion es 6
Dios
Publicar un comentario