martes, 1 de abril de 2014

El francotirador y Manolo ‘El del Bombo’


  Querido F., me reprochas que en mis críticas al nacionalismo catalán pese mucho la necesidad de no ser nacionalista español, y que aún profese la vieja creencia en la utilidad de la distinción entre izquierda y derecha y que por ello critique la indefinición de UPyD y Ciutadans. Ambos reproches son justos. Es más, yo diría que, al menos en el primero, te quedas corto: no es que pese mucho en mis artículos la necesidad de no ser nacionalista español; es que pesa mucho en todo lo que hago.

 Y quizá debería pesar más, porque para mí el nacionalismo español es tan malo como el nacionalismo catalán, o peor, y tan malo como cualquier otro; la razón es que el nacionalismo, que fue una ideología de libertad en el siglo XIX, en el XX se volvió lo contrario. En esto, creo, estamos de acuerdo. Pero me parece que tú piensas que, a diferencia del nacionalismo catalán, el español ya no existe o es cosa de cuatro frikis. Ahí es donde discrepamos: yo, en España, veo el nacionalismo español por todas partes, igual que, en Francia o Inglaterra, veo por todas partes el nacionalismo francés o inglés (razón por la cual no hay manera de que avance la única cosa un poco sensata que hemos inventado, que es una Europa unida).

 A los españoles el nacionalismo español nos viene casi de serie, como a los coches el aire acondicionado. Esto lo dice un amigo madrileño y madridista y residente en Barcelona que tiene una amiga madrileña residente en Nueva York que, cada vez que viene a Cataluña, se irrita cuando descuelga el teléfono de la habitación de su hotel y en recepción le contestan con un “Bon dia”. Sobra decir que lo que hace el PP con el catalán en Valencia o Aragón es puro nacionalismo lingüístico. En resumen: la crítica del nacionalismo debería empezar por la crítica del nacionalismo propio.En cuanto al reproche de que siga creyendo en la vieja distinción entre derecha e izquierda, también me parece justo, aunque es como si me reprocharas que siga creyendo en la vieja distinción entre el Norte y el Sur.

 La derecha y la izquierda no son, como creían las viejas izquierda y derecha, conceptos absolutos, sino relativos, meramente orientativos, pero indispensables (igual que los conceptos de Norte y Sur): son una forma de que entendamos a la primera si un partido está a favor de una mayor o menor intervención del Estado en la economía, a favor de una sanidad o una educación sobre todo privadas o sobre todo públicas, a favor o en contra del aborto, etcétera. No es que izquierda y derecha se den sin impurezas en un partido o una persona (a menudo se dan mezcladas), y además uno no es de derechas o de izquierdas a secas, sino más de derechas o más de izquierdas en esto o en aquello. Dices que en los países avanzados esa distinción ya no rige. No es cierto. Viajo mucho, quizá demasiado, y no conozco ningún país donde no rija, aunque con distintos nombres: liberales en EE UU, laboristas en UK, socialdemócratas en Alemania o Suecia.
  Es verdad que se ha puesto de moda decir lo que tú dices, y que algunos partidos han intentado practicarlo: en nuestra democracia quizá el primero fue el CDS de Suárez, y el último, UPyD; ambos trataron, o tratan, de recoger votos a izquierda y derecha –Fraga le reprochaba con razón al Suárez del CDS que en Madrid fuera de izquierdas y en Ávila de derechas–, igual que en Cataluña los trileros que defienden el llamado derecho a decidir tratan de recoger votos de independentistas y de no independentistas. Eso, en casi todas partes, recibe un nombre: populismo.
JAVIER CERCAS                 30 MAR 2014 - 00:00 

Cortesía de JP

3 comentarios:

Chicho dijo...

Muy acertado el artículo acerca de los nacionalismos y el concepto de izquierda/derecha. El tema del nacionalismo catalán no me mueve nada. El nacionalismo español de banderitas tampoco.Hay temas que me importan mucho más. Por más que el PP mueva la capa roja del nacionalismo catalán no entraré al trapo. Si los pobres toros hicieran lo mismo, ese espectáculo bárbaro al que acude tanta gente se quedaría vacío.

Chicho

Anónimo dijo...

Pues si, el nacionalismo español es invisible y muchas personas que difunden su mensaje nacionalista (español) se indignan de que se les comparen con los "naciolalistas".
En cualquier caso un nacionalismo solo funciona cuando tiene otro nacionalismo enfrente.
JG

JP dijo...

Efectivamente, al contraponerse a una ideología nacionalista seguramente se esta creando otra.
Pies bien, esta segunda se alimenta de los detritos de aquella porque no genera nada real con lo que alimentarse sino que vive de aquellos. Esto hace que tenga muy malas digestiones y se le nubla la mente, con lo que no sabe buscar soluciones al problema.
Además creyendo que una medicina determinada (mal elegida) les podría curar, les hace tomar a aquellos medicinas que les empeoran mucho. Después contagia a todos los demás y aquello lleva a pasar una mala época Con problemas graves de supervivencia.

JP