viernes, 21 de septiembre de 2012

¿Quien se ha gastado mas de lo que tenia?

Creo que este articulo nos debe hacer pensar a donde vamos y quien es el culpable: 

Carta a ti, diputado: tú despediste a mi padre

YERAY CALVO Madrid 20/09/2012. Publico.es
Mi nombre es Yeray Calvo. Trabajo desde hace cuatro años como periodista en Público.es. Antes de ayer recibí una llamada de mi hermano. Raro, porque él no suele llamar muy a menudo. “Siento darte una mala noticia Yeray; han despedido a papá”, me dijo. Yo, señor diputado, no podía dar crédito (mira por donde, como los bancos, pienso al escribir esto. ¡Qué guasa!). No podía dar crédito, no porque no sea conocedor de la grave situación que vivimos, sino porque en el fondo, uno tiene la sana esperanza de que la mierda no te acabe salpicando.

Te escribo esta carta a ti (si me permite el tuteo), diputado, porque mi padre está, desde el martes, en la calle después de toda una vida trabajando. Cuando digo ‘toda una vida’ no es una forma de hablar. De niño, ayudando a mis abuelos a sacar el campo adelante. De adulto, como conductor de autobús en una empresa familiar valenciana. ¡20 días y a la puta calle!, me repito todo el rato.
Jodida reforma laboral. Si al menos hubiera servido para algo, me digo. La indemnización ridícula que se llevará mi padre (cercana a 20.000 euros) después de años y años de trabajo dolería menos si supiera que, la reforma laboral, como nos dijeron, ha servido para crear empleo. ¿Pero qué digo? ¡Si por lo menos hubiera servido para detener la sangría de desempleados! Ni eso. De hecho, visto desde otro ángulo, diputado, quizás mi padre ha sido despedido debido a la reforma laboral. Todos sabemos que ahora echar a la calle a alguien te sale casi gratis y es la salida más fácil para cualquier empresa con problemas. De este modo, extiendo mi agradecimiento a ti, Mariano Rajoy, por tu gran contribución, por la parte que me toca, al despido de mi padre.
Si me permites quiero hablarte un poco de mi padre, diputado. Mi padre ha vivido siempre por encima de sus posibilidades. Sí. Se levantaba a las cinco de la mañana para preparar el autobús para una jornada de servicios concatenados. Comprobar que funcionaba el sistema de apertura de puertas. Poner en marcha el viejo motor diez minutos al menos para rodarlo y que ya no se calase durante el resto de día. Hacer algún apaño, ya sabes cómo son los coches viejos... siempre se estropea algo. Limpiar un poco, preparar los discos de las rutas y llegar a tiempo. Siempre llegaba a tiempo. Por algo se levantaba tan pronto (siempre ha sido un poco exagerado y obsesivo con estas cosas. Lo sé porque yo lo he heredado).
Diputado, yo he visto a mi padre, te lo prometo, trabajar dos meses seguidos sin disfrutar de un puto día de descanso. Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo.  Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y  domingo. Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, y domingo. Multiplícalo por cuatro e imagínate trabajando. Es aburrido y cansado, como leer las líneas anteriores. Por ponerte un ejemplo, es como si tuvieras que ir al Congreso de los Diputados (sí, ese hemiciclo que a menudo veo vacío por la tele) todos los días, tuvieras que estar sentado (sin volante, eso sí) durante más de ocho horas al día, durante dos meses. La empresa va mal y hay que arrimar el hombro y apretarse el cinturón, pensaría para hacer tal salvajada. Ahora, el país está en ruina y tampoco veo a los señores diputados perder el sueño por ello, así que, visto lo visto, se tuvo que haber equivocado asumiendo toda la carga él solo.

Tienes toda la razón, diputado, mi padre ha vivido por encima de sus posibilidades. Lo ha dado todo por encima de sus posibilidades. Ahora está en la calle con 56 años y unas perspectivas en el mercado laboral más negras que la piel de
Ana Mato o Francisco Camps. Por cierto, tengo un recuerdo especial para ti, Paco. También gracias a ti (espero que algún día leas esto) se ha podido fraguar el despido de mi padre. Si no hubieras arruinado el País Valencià como lo has hecho, sin las deudas a los colegios de la región, que a su vez deben pasta de las rutas escolares a las empresas de transporte, nada de esto sería posible. Por no hablar de mi madre, gran mujer, que un fatal día sufrió una trombosis y que a día de hoy, años después, sigue sufriendo las secuelas de todo aquello. De la puesta en marcha de la Ley de Dependencia, de la que tanto pasaste, Paco, me río. Con tu permiso. Tampoco es momento para hablar de mi hermano, diputado. Licenciado en derecho, máster, inglés, francés, alemán, italiano y valenciano. Tiene que buscarse un futuro fuera porque aquí no encuentra trabajo. Otro día te escribo sobre las perspectivas laborales de mi generación.

En un momento tan difícil como este, pensarás, es cuando uno debe recurrir a sus ahorros. Los tiempos de bonanza pasaron y culpa tuya es si no ahorraste lo suficiente de cara a futuros malos momentos, dirás. Como han hecho el Estado y los bancos, claro. Te va a hacer mucha gracia esto que te voy a contar, diputado. Te vas a descojonar, pero es que resulta que los ahorros de mi padre están en
no sé qué movida de preferentes, que un día le vendieron (engañándolo como a miles y miles de afectados). Un buen día el encargado de una oficina de Bancaja de mi ciudad le recomendó a mi padre meter todos sus ahorros ahí. “Los podrás sacar cuando quieras”, le dijo.  Es normal que te entre la risa, si no son tus ahorros, resulta hasta graciosa tanta carambola fatal seguida. No sé si decírtelo, diputado, porque ya ni me vas a creer, pero es que mi abuela también metió parte de sus ahorros ahí justo antes de que estallara el problema. Hay que ver, ché, qué mala suerte...

Creo que ya me estoy extendiendo demasiado, diputado. Sé que tu tiempo es oro y no me gustaría hacértelo perder. Para terminar, sólo quiero decir que, a diferencia de
Cristiano Ronaldo o de Esperanza Aguirre tras su marcha, yo no estoy triste. Estoy cabreado y profundamente decepcionado. Estoy cabreado con una clase política incompetente que huele a chamusquina y que dice merecerse los elevados sueldos que gana. Perdóname, diputado. Sé que no se debe generalizar pero es un momento jodido para mí. Sé que no todos los políticos son iguales y que de los ciudadanos depende, con su voto y con su protesta, saber encontrar a los pocos íntegros que valen la pena. Pero cabrón, cada vez lo ponéis más difícil.
Atentamente y para cualquier cosa, aquí me tienes
PSDT: Papá, eres un héroe jodido. Un jodido héroe. Ojalá pueda pensar lo mismo de nuestros diputados algún día
Carta publicada en Publico.es

Pablo


jueves, 20 de septiembre de 2012

R021-Alto del rio Piron (19-9-2012)

Después de nuestra votación democrática semanal donde las minorías no tocan bola, elegimos la excursión del Alto Piron.
Dejamos atrás Torrecaballeros y por la 101, a unos cuatro kilómetros,  tomamos un camino de grava a la derecha, cuya indicación pone a Puerto de Malagosto y a unos cuatro kilómetros llegamos a la entrada del Molino del Romo donde habíamos previsto ver el partidor de la cacera, pero una serie de perros vigilando el camino al molino y que no se puede decir que invitaran a hacer el recorrido, nos hacen optar por dejar los coches en la entrada e iniciar nuestra marcha semanal  JP, Manolo, Paco, JA, Pablo, JL, Chicho y Miguel,  hacia el Alto Piron.



A un kilómetro o kilómetro y medio nos encontramos con una puerta metálica hasta la que se puede llegar con coche, pero a nosotros  eso nos parece de nenazas así que nos lo hacemos andando.  Nada más pasar el portalón tomamos el camino de la izquierda que, a través de un frondoso pinar, nos lleva hasta la presa de Torrecaballeros que por cierto la pobre se encuentra bastante mermada debido a la sequía que venimos padeciendo desde la primavera.
En la presa nos entretuvimos un tiempo haciendo fotos y discutiendo, civilizadamente, sobre si la acometida electica que veíamos un poco más allá del aliviadero era transportadora o consumidora de energía, hasta que llego un guarda forestal, que nos debió de ver muy preocupados, y nos explicó que era la energía que alimentaba la depuradora de la presa desde la que se abastecían de agua los lugareños.
Rodeamos el pantano dejándolo a la derecha hasta que llegamos a la cola del mismo donde tuvimos que cruzar primero a la derecha y luego otra vez a la izquierda hasta recuperar el camino ya que la mano del hombre había hecho un desvió del cauce que alimenta el pantano y había cubierto el camino natural.
Entre helechos y pinos seguimos subiendo paralelos al Piron hasta que cruzamos otra vez el rio, esta vez por un puente, y paramos a tomar nuestro refrigerio compuesto de frutos secos y unos buenos latigazos a la bota. Como Dios manda.
Seguimos ascendiendo paralelos al rio, esta vez llevándolo a la izquierda  hasta que llegamos a nuestro objetivo a una cota de unos 1600 metros y a orilla del rio nos tomamos nuestro almuerzo que para eso nos lo hemos trabajado. Hoy el almuerzo esta amenizado por un intermitente goteo  para no dejar mal a JL que ya nos lo había advertido. ¿Tendrá también algún primo en eso del clima? Bueno hoy no hay café pero Paco nos deleita con un orujo portado en petaca que nos deja la mar de satisfechos.
En vez de realizar la vuelta por el mismo camino tomamos uno que sale a la izquierda, este nos hace subir un poco más pero suavemente ya que nadie se queja y alcanzamos casi los 1700 metros. Seguimos por esta cota hasta llegar a una puerta verde, de la cual ya nos había hablado el guarda rural del pantano, y comenzamos el descenso hasta llegar a los coches a eso de las 17:30h. donde nos despedimos deseándonos siempre lo mejor hasta la próxima.
Pablo