lunes, 18 de septiembre de 2017

Paseo por Los Altos de Hontanar


Según la definición, Hontanar es el  lugar  en que nacen fuentes y manantiales. Así pues los altos del Hontanar es estribación de la sierra de la Morcuera que se lanza hacia el norte desde el puerto de este nombre hasta la vertical de la presa de Pinilla, rondando en todo momento los 1.600-1.700 metros de altura, de modo que, además de las lógicas fuentes, ofrece al caminante panorámicas del alto Lozoya.
Nada más natural que empezar esta jornada en una fuente, la de Cossío, que queda a un kilómetro del puerto de la Morcuera, bajando por la carretera de Rascafría. En ese parking habíamos quedado y solo JL tuvo que llenar la cantimplora. Una fuente que fue inaugurada en 1932 en honor de Manuel Bartolomé Cossío, maestro de la Institución Libre de Enseñanza. Pero fuente también de perspectivas, ya que desde ella se goza de una grandiosa vista del valle del Lozoya, con la mole de Peñalara justo enfrente.

 Se trata de una discreta cadena montañosa que se eleva desde el mismo valle, y que ofrece desde el cordal unas extraordinarias panorámicas, en especial si nos detenemos en el Cerro del Águila o en uno de sus puntos más altos: el Pico Espartal. Desde el Pico Espartal nos permiten reconocer todos los accidentes geográficos que circundan el Valle del Lozoya.

Los Altos del Hontanar son una sierra menor (altitud máxima 1.733 m en el pico El Espartal) que discurre entre las dos cadenas mayores de la Sierra de Guadarrama: la Cuerda Larga formada por las Cabezas de Hierro (2.380) y La Najarra (2.122), al sur, y la de Peñalara (2.428) y El Nevero (2.209), al norte.

Las vistas desde estos Altos son de las mejores de las montañas de Madrid. En el invierno, por las sierras nevadas circundantes; en verano, por sus bosques frondosos y sus praderas floridas con ganado pastando en ellas; en todo tiempo, por la hermosa perspectiva de sus pueblos, montañas, prados, río y embalse.
Nosotros íbamos a acceder a esos altos recorriendo la cuerda del frontal este que mira hacia el valle. Entrando por la zona llamada de Las Lagunillas y recorriéndola por la cresta, mirando al valle que da a Miraflores y Bustarviejo.
De vez en cuando nos movíamos en el límite de los pinares y otras veces  adentrándonos en el bosque. Así llegamos en  hora y media al punto en el que la cuerda gira hacia el este para ir a La Perdiguera, estábamos a 1800ms de altitud. Aquí tomamos los panchitos e hicimos algunas fotos. Después  nos dirigimos hacia el Hontanar bajando por el cortafuegos hasta llegar al cruce de los caminos que van al puerto de Canencia, Morcuera y Peñas Viborizas, este era nuestro siguiente objetivo.
Seguimos de frente para ir a alcanzar estas peñas después de una subida por sendero de hasta 80 ms atravesando el cortafuegos y tomar otra bajada por un bosque que parecía encantado por el tipo de pinos, hermosos, y de suelo, muy húmedo seguramente en invierno y ahora solo sus huellas. Aquí vimos hermosos majuelos, y así que llegamos al refugio de la Majada del Cojo, que así se llama Diremos que una majada es un paraje en medio del campo o de la montaña que sirve como refugio del pastor y de su ganado por las noches, durante las épocas del pastoreo y de la trashumancia.
Es conocido este lugar para nosotros dado que transcurren por aquí muchas de las excursiones que hemos hecho por estos montes. Eran las 14hs y llevábamos desde las 11,15hs con algún descanso.

Pero estaba claro que nuestro objetivo era hacer la subida al Cerro del Pino de 1720ms donde haríamos la comida. En la Majada estábamos a 1640ms y tuvimos que bajar para cruzar el arroyo de El Águila que todavía llevaba agua. Por el cansancio y por lo empinado del camino esos 150ms de desnivel resultaron muy duros pero finalmente alcanzamos el cerro.

Allí habían ya llegado los más marchosos cuando después lo hicimos JG y yo. JA está en otra división y sus andares casi no se pueden ver, si acaso en las obligadas paradas en las paradas. Me sirve si acaso de referencia Chicho al que le veo el trasero de vez en cuando. Menos mal que JG está a mi nivel y fuimos charlando casi toda la marcha, menos cuando el resuello no nos lo permitía. 
Le dimos un repaso a la política, la familia, la educación, la cultura, el cine,. . .
La comida fue, por suerte, el momento de descanso y recuperación de fuerzas en la que como siempre se disfrutó de charla, vino, dulces, licores, pero el café faltó porque el responsable no vino; como la bota, pero en este caso si lo sustituimos.

Después de la comida y en una hora nos plantamos en los coches, ya sabemos que para algunos esos kms son los de la basura. Obviamente fue como casi siempre a toda leche. Las ganas de llegar!










 JP