viernes, 9 de mayo de 2014

EL CANCHO GORDO DE LA CABRERA. 7-5-2014

Nos reunimos los Marchosos (Jero, Jesús, Chicho, Juan Ángel, José Luis, Pablo, Miguel Angel  y Miguel) en la plaza del pueblo de Valdemanco, que, según cuenta una leyenda, debe su nombre a que fue fundado en el siglo XVI por un vecino de Bustarviejo llamado Juan Valdés apodado “el manco” que, como no podía dedicarse a las labores del campo, construyó una venta a cinco kilómetros del pueblo. Después sus hijas se casaron  con mozos de Bustarviejo y construyeron sus casas junto a la de sus padres.
A las 11,15, iniciamos una cómoda ascensión por la Cañada Real Segoviana en la que pronto coincidimos con un rebaño de cabras pastoreadas por un pastor que nos contó que era de Salta, región montañosa del norte de Argentina y que estaba casado con una española de Colmenar Viejo.



Muy pronto (a las 12,00) los que iban en cabeza se pararon con hambre de panchitos. Nos los tomamos acompañados por la primera botella de vino y continuamos camino hacia el Collado Alfrecho (tomando ya el GR-10), donde unos llegaron antes y otros llegamos después.

Como era muy pronto para comer,  se inició una bonita discusión en la que unos opinaban una cosa y otros otra, pero sin escucharnos ni los unos ni los otros. 


Finalmente decidimos seguir un poco el camino hacia el Cancho de la Bola y volver luego a comer al mismo punto.









Mereció la pena, porque, además del paisaje y las formaciones rocosas espectaculares, tuvimos la oportunidad de ver un grupo de buitres que volaba sobre nuestras cabezas y  se reunía en lo alto de una roca.





Volvimos al Collado y allí  comimos en animada conversación mientras dábamos cuenta de la segunda botella de vino, lo cual demuestra que aunque no venga Paco el botero con su bota, se sigue bebiendo igual.
Después de comer bajamos por una vereda empinadísima e impresionante, con el Cancho Gordo a nuestras espaldas y los buitres volando continuamente sobre nuestras cabezas.


En la parte baja, el campo estaba espectacular cubierto con las flores blancas de la jara, las moradas del cantueso y las amarillas de la retama. Por este paisaje anduvimos, hasta que llegados a un punto, decidimos seguir por el GR-10 hacia el pueblo mientras que Jesús y Chicho prefirieron bajar a la carretera.






Reunidos en el pueblo, los del norte volvieron a Madrid mientras los del sur y oeste nos quedamos de charleta en la plaza del pueblo tomando nuestros cafés y cervezas.
Y así hasta la próxima.




domingo, 4 de mayo de 2014

Ermita de La Piedad, ruta 129, 30 de abril del 2014


EXCURSIÓN, RUTA, 129, DESDE TORELAGUNA A LA “ERMITA DE LA PIEDAD”, TORREMOCHA DEL JARAMA Y TORRELAGUNA




ASISTENTES: (Por orden alfabético de apellidos) Pablo Corrales, Jesús García Carcedo, José Angel Pérez Villar, Juan Angel Romero, José Luis Sanchez Benito y por último , el que suscribe, Fernando Aguilar.
Hora y Punto de Encuentrto: 11 de la mañana Junto al camino del Arroyo de “Matachivos”, en Torrelaguna
 Hacia las 11´15 de la mañana iniciamos el recorrido. Este, en teoría es casi un triángulo equilátero; con dos vértices casi en el mismo paralelo y, el tercero hacia el sur. Cada lado del triángulo tiene una longitud aproximada de 5 Km. Digo casi, pues decidimos hacer el itinerario exclusivamente por caminos que no pisen las tierras roturadas o sembradas. Estas se dedican, casi en exclusiva, al trigo, a la cebada y algo de alfalfa. El itinerario no tiene problemas, ya que todos los sembrados están atravesados por muchas pistas de tierra que sirven de camino a las máquinas y a los campesinos que laboran y cuidan  las tierras, así como para la recogida y transporte de los productos de las siembras. Por otra parte, este  itinerario resulta más grato y cómodo que las monótonas carreteras. En conjunto, el itinerario de la excursión será de unos 16 Km.
El orden del itinerario a seguir es: Desde el punto de salida, en Torrelaguna, nos dirigimos hacia el segundo vértice del triángulo, hacia el sureste, donde se encuentra la Ermita de la Piedad. El día se presenta radiante de luz con un sol muy grato que no molesta.
Al tiempo que avanzamos en el recorrido, podemos observar, además de la propia vegetación, las pistas por las que caminamos, con el color de las tierras y del entorno. Al oeste, percibimos, en primer término el canal para aguas que mandó construir la reina  Isabel II, una gran obra de ingeniería y que todavía está en servicio (que bien conocemos), pues nos lo hemos encontrado y atravesado en diversas ocasiones, en otras excursiones. Más lejos, al oeste, se destacan las cumbres más elevadas de La Pedriza; más próximo, hacia el norte, los riscos de “La Cabrera”, y más al fondo hacia el oeste, las crestas más altas de Navacerrada y de La Cuerda Larga.
En poco tiempo, en una hora y media, desde la partida, con muchos giros a izquierda y a derecha, llegamos a la “Ermita de la Piedad”, muy bella construcción en piedra, bien conservada y de buen tamaño, posiblemente del siglo XVII. Lástima que estuviera rodeada de una alambrada, así, solo era visible por fuera.
En este bello entorno paramos para degustar nuestros panchitos y comer nuestros buenos bocatas con vino tinto.
Entre bocado y bocado nuestra vista se perdía por el norte y noroeste próximos. Hacia allá, se divisaba a unos 10 o 15 Kilómetros las sierras de “La Cabra” y “El Porrejón”, así como otros, también destacados, cuyos nombres no recuerdo.
Pero lo que más me ha satisfecho ha sido descubrir, tras las montañas anteriores, el “Pico de Ocejón”, que se vislumbraba hacia el NO, muy por detrás de las montañas anteriores, a no menos de 40 Km de donde nos encontrábamos. (Me permito remarcar las profundas sensaciones que percibí al descubrirlo, pues hace ya más de 40 años que lo subí por primera vez en solitario, tras acercarme al pueblo de Majalrayo; y que uno o dos años después lo volví a subir, ya acompañado por un estimado amigo. (Estas pequeñas aventuras, a mi edad, no puedo, sino, rememorarlas).
Tras estos ensueños, continuo narrando nuestra excursión, no sin antes remarcar el maravilloso tiempo que hemos tenido, sin fríos, lluvias o calor.
Ahora iniciamos la segunda etapa de nuestra excursión, orientándonos hacia el noreste (para recorrer el segundo lado del triángulo imaginario de nuestra ruta.
El entorno no varía, pero al poco de su inicio, nos topamos con una carretera y en ella una construcción de buen tamaño, con verjas de entrada. Se trata de la “Casa de los Oficios”, que se comunica por carretera con Torrelaguna, con Torremocha del Jarama, y con otras localidades del entorno. Se trata de una institución muy importante, ya que en sus instalaciones se han formado muchos jóvenes, de toda la comarca, durante generaciones.
Seguimos por los caminos, entre los sembrados hacia “Torremocha del Campo”, nuestra segunda etapa de la excursión. El entorno de sembrados y del horizonte no varía: subiendo y bajando, tramo a tramo, alcanzamos en poco más de una hora esta meta, que nos parece una agradable localidad, hacia las dos y pico de la tarde. Sin entrar en el pueblo, lo vamos bordeando por el sur, hasta encontrar una zona acondicionada para familias y niños, con mesas y asientos, y con muy distintos aparatos de gimnasia deportiva. Este pequeño y sombreado parque se encuentra junto al cementerio del pueblo. Pero no importa: está limpio y es grato, y con mesas. Y ya es hora de comer.
Tras el grato y nutritivo descanso, continuamos, poco más tarde, para cubrir el tercer lado de nuestra “marcha” triangular.
Por supuesto, seguimos nuestra ruta, no por la carretera, que nos llevaría directamente a Torrelaguna. Como somos consumados andarines, seguimos, como anteriormente, las vías comunales entre los sembrados, lo cual es mucho más divertido. ¡Para eso somos jóvenes!
Así, en poco más de una hora, llegamos a Torrelaguna, al lugar donde habíamos dejado los coches por la mañana.
Así, ¡Todos a casita!            


Fernando.