sábado, 19 de octubre de 2013

SUBIDA AL PORREJÓN


A la hora convenida (11-11,15) y en el lugar exacto (el puerto de La Puebla), nos reunimos todos  los marchosos menos algunos. Manolo no pudo asistir por encontrarse convaleciente de una tendinitis de origen incierto y que le lleva ya un tiempo dando la lata. Fernando tampoco pudo estar con nosotros, porque, según conversación telefónica con él pasadas las 11,30, programó mal el TOM TOM y cuando se quiso dar cuenta se había pasado de la desviación. Dio la vuelta, pero se le había hecho tarde y estaba a la altura de la Cabrera pero en dirección contraria. Esperamos la pronta recuperación de Manolo y adecuadas programaciones en el TOMTOM de Fernando.
Comenzamos la ascensión al pico de Porrejón (1827 m.) con una primera rampa bastante empinada pero muy corta, para seguir luego por una cuerda suave y plagada de afloramientos de estratos rocosos muy curiosos y con unas vistas hacia el valle de Lozoya espectaculares.



A Chicho le salió la vena lírica y empezó a comparar aquello con columnas que sujetaban no sé qué y con espaldas de dragones y a hacer metáforas de elevado tono poético. JG se perdió por ahí buscando Geocash, parece que con bastante éxito. Juan Ángel se encontró un trozo de cuarzo cristalizado que me regaló porque se creía que era un trozo de cristal de botella y que yo espero vender a buen precio.

Después de tomar los frutos secos regados con más bien poco vino para que no se nos acabase, seguimos la marcha hasta el pico Porrejón. Allí decidimos comer, pero como hacía un poquito de aire que molestaba a algunos, estuvimos dando vueltas y vueltas para, al final, acabar en el sitio que había propuesto Jero al principio. Al resguardo del aire y acompañados por unas cabras que al rato desaparecieron sin saber por dónde,  comimos y terminamos el vino, el café y el chocolate del 45%, del 75% y hasta del 85%.

En presencia de todos y con gran pena, Paco hizo entrega de la bota a Pablo, que se hará cargo de su cuidado hasta que el mencionado Paco vuelva de Cuba…
La vuelta fue una bajada larga y  tranquila por un camino forestal bordeado de brezo en flor, serbales (que nos acompañaron todo la excursión y que estaban impresionantes con algo de color otoñal y llenos de frutos rojos),  y algunos bosques de pinos con el suelo plagado de helechos.




Al llegar a la carretera los conductores nos chupamos 2 Km. de subida hasta los coches para bajar a por los demás que esperaron charlando tranquilamente.

Los del norte se volvieron rápidamente a sus obligaciones y entretenimientos y los del sur, este y oeste, nos fuimos a tomar un café a Prádena del Rincón.
Dicen las malas lenguas que  al salir del café me equivoqué de dirección y me fui a la derecha en vez de a la izquierda (en realidad es verdad, pero me di cuenta enseguida, di la vuelta y asunto arreglado).