Ya había propuesto varias veces esta excursión, más que nada por lo exótico del nombre, pero hasta ahora no había conseguido que fuese aceptada.
La Pedriza es un lugar
mágico lleno de rocas y riscos y ocultos rincones llenos de belleza y en esta época
llena de agua y verdor, pero es también lugar de sendas estrechas y empinadas
que hacen que a veces sus caminatas sean duras.
Nos juntamos siete
montañeros dispuestos a hacer el recorrido ( Chicho, Juan Angel, Manolo,
Miguel, Miguel Angel, Pablo y Jesus) en
Canto Cochino. Llegamos en tres coches, casi simultáneamente. Esta vez no vino
Neska, debido a problemas en su pata izquierda.
El parking estaba lleno de
autobuses llenos de niños, pero en cuando nos alejamos un poco descubrimos la
paz y la tranquilidad de la Pedriza...
Nos calzamos las botas y empezamos
a caminar a las 11:15 por la vía principal que sigue el curso del Arroyo de la
Dehesilla. Al llegar a su confluencia con el arroyo de La Ventana seguimos el
camino que iba primero por la su orilla derecha, luego por la izquierda y
finalmente por la derecha. Pasamos por el cruce llamado Cuatro Caminos y
enfilamos por la senda Icona que a media ladera va hacia el Collado Cabrón.
Tomamos una pequeña desviación y a unos 200 m. apareció la Majada de la Quila.
Es una covacha, no demasiado grande que debe su fama a haber sido usada como
refugio de unos montañeros de principio del siglo XX. Allí se montaron unos
aditamentos de madera que han sido eliminados en pro de un entorno más agreste.
La siguiente parada, que en principio no estaba incluida en el itinerario fue
El Puente de los Poyos. En realidad no es ningún puente, en el sentido de que
no pasa ningún rio por debajo. Es un enorme arco de granito. Cruzar ese arco es
subir una una empinada superficie de roca que solo dos (Miguel y Miguel Angel) se
animaron a hacerlo. Allí comimos lo que traíamos y descansamos un rato.
El resto del camino fue
seguir la Senda Icona hasta El Collado Cabrón y allí bajar por una buena pista
hasta el Parking.
Una marcha de unos 14 Km. con
550 m. de desnivel, en un entorno muy bonito y con un día agradable. Yo eché en
falta la compañía de mi compañera habitual de estas excursiones, mi perrita Neska,
que cuando llegué a casa me estaba esperando en la puerta.
Recorrido |
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Enlace a las fotos :
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Cronista Jesús Garcïa Carcedo