De las tres propuestas para este miércoles, Los meandros del Lozoya, El arroyo de los Robles y Buitrago a Manjirón, salió elegida la del Lozoya. Es una excursión que ya habíamos hecho en otra ocasión y que discurre por la margen derecha del río, por el sendero GR-88 y que partiendo de la presa del Pontón de la Oliva se acerca a la azud/presa de la Parra. El camino va, al salir de la presa, muy alto sobre el río, y ello permite disfrutar de unas vistas aéreas del valle muy hermosas, acompañadas por la presencia de los farallones que intimidan a lo lejos, y en los que siempre uno descubre a grupos de escaladores buscando adrenalina. El sendero, estrecho al principio, y en algunos puntos ligeramente peligroso, se ensancha notablemente al cabo unos dos kilómetros cuando empieza a discurrir a nivel del río.
Durante todo la excursión nos acompañó el canal de la Parra, que en principio tomaba sus aguas del azud de Navarejos(1860),
pero debido a que durante lel invierno eran muy turbias, se alargó el canal río arriba unos 2 kms hasta el azud/presa de la Parra (1903).
Llegamos al azud/presa de la Parra y ya habíamos andado unos 8 km, así que nos dispusimos a comer cerca de ella, un poco antes de cuando acostumbramos, porque parecía que pronto podría llover, lo que afortunadamente no sucedió. Disfrutamos, por fín de nuevo, de la bota de Paco. Esta vez sólo nos habíamos animado : el de la bota, Jero, Fernando, JL, Miguel Angel y el que escribe. Comimos apoyados en los troncos de unos árboles cercanos al río, pero lo que me llamó la atención fue una acacia joven que tenía cerca("acacia de tres espinas") y que presentaba en sus ramas unos espinas larguísimas que recordaban las de la corona de espinas de Jesucristo. Medían unos 10 cm, y nunca las había visto tan de cerca, impresionan.
Apenas hablamos durante la comida de tema del Ébola, ya en el coche habíamos , los del Norte, lamentando suficientemente lo que estaba pasando.
Volvimos despacio, esta vez viendo el valle y los farallones lejanos iluminados por la luz del sol que se estaba poniendo y que nos regalaba con ese final tan hermoso. Los muchachos de la cuerda aún continuaban subiendo, se ve que lo estaban pasando tan bien como nosotros.
Chicho