viernes, 26 de septiembre de 2014

El robledal de los Horcajuelos 24 setiembre 2014



Asistentes: Chicho, Fernando, JL, JP, Juan, Miguel, MA y yo



Una vez llegados todos a Rascafría, comenzamos la marcha subiendo pausadamente. Transcurrido más de media hora recibimos una llamada telefónica de JL quien nos comunica que Fernando ha sufrido un desvaído; nos volvimos todos y allá estaba Fernando tirado en el suelo ya bastante recuperado. JL y MA se ofrecieron a acompañarlo al pueblo y luego comenzar la marcha en sentido contrario y encontrarnos en un tramo para comer todos juntos.



El resto del grupo: Chicho, JP, Juan, Miguel y yo continuamos la marcha por el robledal inmenso y de una gran belleza, con muchos helechos a pesar de lo seco que ha sido el verano; nos paramos a tomar los panchitos en lugar conocido como “El carro del diablo”. Mientras lo tomábamos comenzó a llover y nos refugiamos bajo unos pinos para protegernos de la lluvia y equiparnos para no mojarnos.


(Pulsar en la foto para agrandar y ver al jabato. O mejor vais al fichero de Picasa con el pointer de abajo y ampliáis la foto todo lo que queráis) 


. Continuamos el camino y Miguel, Juan y yo vimos una piara de jabalíes que subían en monte y atravesaba la pista para seguir subiendo: primero pasan dos machos grandes, una hembra (por el tamaño), luego los jabatos de mas de una camada, pues los había pequeños y muy pequeños, cerrando la piara una hembra que suponemos que era una madre. En total fueron alrededor de una docena y eran de un color casi negro.



Cerca del tramo donde deberíamos encontramos vimos una cabaña de dos plantas y nos acercamos: era un puesto de observación para la detección de incendios y desde allá se disfrutaba de una vista maravillosa de todo el valles del Lozoya. Estaba el vigilante con el que charlamos y nos contó que carca había una cabaña de pastores hecha solo y totalmente de piedra, incluida la cúpula: una vez dentro, yo, de pié, no daba con la cabeza en el techo; además había otra cabaña mas pequeña, majadas para el ganado todo a lo largo de un gran muro de piedra. Desde allá se veía Claveles.




Telefoneamos a JL y le indicamos donde estábamos para que disfrutaran del paisaje y comiéramos todos juntos, y así hicimos. Una finalizada la comida, con chocolate y su orujo, reanudamos la marcha todos juntos y en lugar de seguir por la pista, como indica A.C., seguimos unos caminos de bajada, bien señalizados, a través del robledal que nos llevaron directamente a Rascafría, donde nos metimos en un bar a tomar café o caña según la apetencia. Después nos despedimos hasta la próxima semana.