Se trataba de acceder a los llamados Tejos Milenarios situados en la ladera norte de la Loma de Pandasco de la Cuerda Larga, situada entre Cabeza de Hierro Mayor y el Collado de las Zorras; que están entre 2400 y 2200 ms de altitud. Es la cabecera sur del Valle de Lozoya desde donde arranca el principal afluente, el Arroyo de la Angostura al que también alimenta la ladera sur de Peñalara.
Para alcanzar los tejos había que llegar a los 1650ms de altitud y lo hicimos desde la zona de La Isla. El punto de encuentro era el parking del restaurante, muy conocido por nosotros, Pinosaguas que está situado en la margen izquierda del arroyo muy cerca de la carretera de Cotos. Fuimos puntuales. A las 11,30hs empezamos a andar en un día magnífico, soleado y apacible, estábamos todos los marchosos en activo excepto JG y Fernando. Parece que hacía tiempo que no llegábamos a esa cifra de marchosos puesto que últimamente las deficiencias físicas y otras causas lo impedían.
La Angostura bajaba muy alegre y caudaloso, se nota que ha empezado el deshielo y nos estuvo acompañando en la primera hora. El primer asombro lo tuvimos con la cascada de la presa del Pradillo que con un poco de fantasía la imaginamos natural. Pasamos algunas pozas y saltos que en su recorrido le obliga los accidentes del terreno.
Después de serpentear con el forestal y al cabo de media hora, habiendo superado 100ms de desnivel más, tuvimos nuestro primer encuentro con el Barondillo (también
llamado Valhondillo) al que atravesamos. En otra media hora lo alcanzamos otra
vez y estuvimos ya a 1480ms de altitud, pero ahora en vez de atravesarlo por el
forestal decidimos subir por su lado este, por el que se adivina una senda de
aventura perfecta y que además nos evitaría tener que atravesarlo a la altura
de los tejos que es harto dificultosa. Pero hubo tres marchosos que prefirieron seguir por el forestal siendo Manolo uno de ellos puesto que su ciática lo
aconseja, así que nos citamos en los tejos. El recorrido resulta ser muy hermoso pues empiezan a aparecer arroyos y
montes que los separan todos llenos de pinos talluditos y acebos para
acompañar. Tenemos a veces que pasar de unas laderas a otras para poder seguir
a nuestro arroyo, el que nos llevará a los tejos. Todo está alfombrado por
nieve que hace que la estética sea deslumbrante, pero a veces nos exige un
esfuerzo superarla porque en algunas zonas el espesor es de medio metro.
Finalmente después de casi una hora de pulular por esos vericuetos
sorteando arroyos y arbustos, subiendo con paciencia llegamos a la zona de los
tejos que empezábamos a ver, hermosos y algo fantasmagóricos con esa estructura
tan retorcida del tronco. Cruzando un último arroyo llegamos a nuestros Tejos
Milenarios sobre las 14,15hs.
Esta zona está a una altitud de 1650m. El ejemplar más legendario está rodeado de una valla para protegerlo y nosotros lo respetamos. Allí aparecieron enseguida M.Angel y J.Luis sin Manolo, parece que este se
había vuelto en previsión de que su lesión fuera a más.
Este tejo resulta ser un ejemplar sobrio, duro, robusto y majestuoso. La madera del tejo es muy dura pues con ella se hacía ejes de carros. Es un ejemplar femenino, una conífera y que habitan zonas montañosas, frías y húmedas y que se dan en terrenos calizos sobre todo. Es de hoja perenne de color verde oscuro.
Parece que no forman
bosque y siempre están aislados. San Isidoro de Sevilla señala el uso de estas semillas en la Península Ibérica por parte de los antiguos cántabros y astures como veneno.
Estos pueblos celtas veneraban al tejo dado que formaba parte de algunos de sus rituales al ser considerado un árbol sagrado, probablemente debido a la extraordinaria longevidad de la planta, que la hace parecer inmortal. Por esta misma razón, en España ha sido plantado profusamente en la Cornisa Cantábrica al abrigo de ermitas, iglesias y cementerios desde tiempos remotos, como símbolo de la trascendencia de la muerte, y es habitual encontrarlo en las plazas de los pueblos bajo el cual se realizaba el concejo abierto. Todo esto es lo que le ha permitido perpetuar ese halo de misterio y sacralidad que envuelve lo relacionado con esta especie.
Estos pueblos celtas veneraban al tejo dado que formaba parte de algunos de sus rituales al ser considerado un árbol sagrado, probablemente debido a la extraordinaria longevidad de la planta, que la hace parecer inmortal. Por esta misma razón, en España ha sido plantado profusamente en la Cornisa Cantábrica al abrigo de ermitas, iglesias y cementerios desde tiempos remotos, como símbolo de la trascendencia de la muerte, y es habitual encontrarlo en las plazas de los pueblos bajo el cual se realizaba el concejo abierto. Todo esto es lo que le ha permitido perpetuar ese halo de misterio y sacralidad que envuelve lo relacionado con esta especie.
Una vez hechas las fotos de rigor fuimos conscientes de
que si nos quedábamos a comer allí podíamos morir de frío, pues empezó a soplar
un aire frío que cortaba. Así que atravesamos por enésima vez el arroyo por los
sitios más asequibles y nos subimos al monte cercano y soleado protegido de los
vientos que nos permitió hacer una comida muy agradable. Al terminar empezó a
soplar de nuevo un aire fresco que aconsejó levantar el campamento.
Volvimos por el forestal muy cómodos y al abrigo de los
montes y la ropa pero siempre con un cielo azul arropándonos. Así en hora y
media llegamos a La Isla haciendo el recorrido por el sendero de la margen
derecha de río Angostura. Hubo encuentro con Manolo que acababa de llegar y nos
fuimos a tomar el café a Rascafría.
Itinerario 1 y 2
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Itinerario 1 y 2
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