viernes, 16 de diciembre de 2011

Hay alternativas

Ya sabéis que para estirar las piernas suelo dar la hora, algunas tardes, en El Corte Inglés de la Vaguada. Es lo que dicen los empleados del centro cuando me ven aparecer : "Son las 19h". Me paso por la sección de libros para ver las tapas y ojear los que parecen interesantes. Costumbre de ocioso. El otro día tuve en las manos "Hay alternativas" de Vicenç Navarro, Juan Torres López y Alberto Garzón Espinosa. Valía 10 € y me lo compré. Hoy acabo de leer el prólogo de Noam Chomsky y también su introducción. Promete ser interesante. Como acabo de verlo en formato pdf en Internet, os doy la referencia, para que si os interesa, veáis de qué va y podamos obtener así algunos conceptos comunes sobre nuestra economía, para su discusión en las excursiones del 2012. "El libro está dedicado a las personas que a partir del 15M han salido a la calle para rechazar las políticas neoliberales que recortan ...."  esto lo podeis leer en el libro

" Hay alternativas" : Propuestas para crear empleo y bienestar social en España


Saludos

Chicho


jueves, 15 de diciembre de 2011

Helmut Schmidt en el congreso del SPD

El viejo canciller Schmidt despierta al enfermo europeo

 Resulta que hay en otros ambientes políticos e ideológicos alemanes una sensibilidad distinta sobre el modo de actuar en la crisis repecto a la UE que lleva a cabo la actual administración alemana.Y me llama la atención el hecho de que desde dentro del país haya  corrientes ideológicas  que sea conscientes de que puede no ser la correcta.
 Que además vean  la necesidad de dar sensación de solidaridad dentro de la UE y lo importante que es para la cohesión europea y para la superación de pasados. 


Crucial discurso del nonagenario patriarca socialdemócrata en el congreso del SPD, condenando el "espíritu nacional de matón alemán" del gobierno Merkel   ( 04/12/2011 )

En su lecho de enfermo terminal, la utopía europea de un continente en paz y armonía, con algo solidario que aportar a un mundo en crisis, abrió esta mañana ligeramente los párpados. Desde Berlín, centro de una Alemania ciega, le llegaban extrañas palabras vivificadoras, cargadas de sabiduría y de sentido común. Era el viejo canciller Helmut Schmidt, un patriarca de la Alemania europea, quien, en su silla de ruedas, lanzaba un mensaje de esperanza desde el congreso de los socialdemócratas alemanes.
En un ambiente de silencioso respeto, casi religioso fervor, los miles de asistentes al congreso del SPD en Berlín asistieron a un completo derribo de la política europea de Angela Merkel.

Schmitd, de 92 años, que no intervenía en un congreso del SPD desde 1998, ha dado una lección elemental sobre todo eso que el gobierno alemán ignora acerca de Europa.

El de Schmidt ha sido un intento de recuperar el capital que el país se ganó a lo largo de más de tres décadas de andadura europea, y que ahora se arroja como un anillo al agua con una política ciega que conduce directamente a la desintegración.

"La confianza en Alemania se ha dañado", ha dicho Schmidt. En lugar de la Europa de la solidaridad, se afirma un "espíritu nacional de matón alemán", que olvida lo más esencial: que Alemania no tiene futuro yendo a la suya, ni siquiera pretendiendo ser "primus inter pares" en Europa, como sugieren hoy importantes sectores de la política y de la industria nacional.

Cualquier intento de afirmar una Europa alemana provocará una "inmediata reacción" de los pueblos de Europa. "En los últimos años han surgido dudas considerables sobre la constancia de la política alemana. Si los alemanes nos dejáramos convencer de que debemos exigir un papel de líder o por lo menos de "primus inter pares", los demás países opondrían resistencia", ha dicho.

"Durante varias generaciones aun persistirá una desconfianza latente hacia Alemania entre todos nuestros vecinos", recuerda Schmidt. Por su pasado y su posición, el país no puede olvidar la "historia interminable de luchas entre la periferia y el centro", especialmente cuando una potencia intenta afirmarse como dominante sobre las otras, y especialmente cuando esa potencia es Alemania, ha recordado.

El errático propósito alemán de dictar su voluntad a Europa es aun más absurdo, en el contexto de la evolución del mundo. El ex canciller glosó la creciente pequeñez de Europa: 20% de la población mundial cuando "gobernaba el mundo", hace poco más de un siglo, y 7% en el 2050, cuando habrá nueve mil millones de habitantes en el planeta. Sin integración y solidaridad no hay Europa, y sin Europa el mundo quedará reducido a la relación bipolar de Estados Unidos y China, ha sido su mensaje. Si ese es el horizonte, "no puede descartarse una marginación de los distintos estados europeos por su propia culpa, y también una marginación de toda la civilización europea en su conjunto".

El ex canciller ha subrayado también que la crisis sólo se puede superar desde la unidad, y ha agregado que los excedentes de exportación de Alemania son en realidad el déficit de otros países europeos, al tiempo que ha llamado a la solidaridad con los vecinos. "No podemos propagar una extrema deflación, sin crecimiento ningún Estado podrá sanear sus cuentas", ha dicho. "Necesitamos un corazón compasivo para con nuestros vecinos y socios, y sobre todo con Grecia", ha concluido, entre atronadores aplausos con todo el público puesto en pie.

El discurso de más de una hora ha llamado también a poner en cintura a los mercados financieros que gobiernan a los políticos, tras haber recibido de estos una libertad excesiva. Schmidt ha abogado por la "prohibición" de determinados negocios y ha responsabilizado a "la frívola palabrería de políticos y medios de comunicación" de ignorar lo principal del euro, a saber, "que tiene mayor estabilidad que el dólar estadounidense, y que en sus diez años de existencia ha sido más estable que el marco alemán".