jueves, 1 de noviembre de 2012

La Cuerda de las Cabrillas. 31 Octubre 2012




El destino elegido había sido la Cuerda de las Cabrillas con algunas ligeras modificaciones como cambiar el punto de salida para conseguir que el tramo a recorrer después de comer fuese totalmente de bajada. Los prolegómenos atmosféricos del día anterior eran negativos. La primera nevada de la temporada había dejado blanca la sierra y con 10 cm de nieve (según la TV). Estas informaciones no arredraron a la mayor parte del grupo, que opto por hacer la marcha en cualquier circunstancia, basándose sobre todo en un fe ciega en los pronósticos del tiempo. La decisión fue acertada porque tuvimos un día magnifico, de sol y algunas nubes, nieve menos de la prevista pero suficiente para disfrutarla y vista espectaculares.

Participamos en la marcha: Chicho, Jero, JL, JP, Manolo, Miguel y JG (cronista) con mi perra Neska. El punto de partida elegido fue el más bajo del recorrido, el Km 15 de la carretera al Puerto de Navacerrada.

La subida al puerto nos pillo con energía y el ver la nieve que iba apareciendo animaba la marcha. El problema de intendencia que teníamos por la ausencia de la bota de vino lo solventamos comprando una botella al pasar por la Venta Arias. Los 10 cm. de nieve anunciados para el Puerto eran menos.

De allí seguimos el recorrido hacia la sierra de las Cabrillas por una pista cubierta de nieve. Otros madrileños también se habían animado a subir al Puerto y seguían al principio esa misma ruta. Neska se encontró con otros perros con los que pudo intercambiar impresiones olfativas amistosas. Arriba había 4 potros pastando entre la nieve. Seguimos nuestra dirección y coronamos la las Cabrillas.

En este punto se produjo la única escisión del grupo: La ruta aconsejaba seguir el PR17 que se había quedado atrás al subir a la cuerda: 5 optamos por buscarlo bajando campo a través y otros 2,  más prudentes, por desandar un poco para buscar el punto en lo habíamos perdido. En cualquier caso separación fue corta y un cuarto de hora después seguíamos la ruta juntos. Arriba vimos un rebaño de cabras montesas que nos contemplaban con interés. A medida que perdíamos altura la nieve iba desapareciendo.

Encontramos el punto adecuado para comer sentados en  unas rocas con sol. Cuando estábamos comiendo paso una chica con dos perros y una cesta como Caperucita. A Manolo la vista de la cesta le intereso e interpelo a la chica sobre su contenido (algunos boletos) y a Neska le interesaron los dos perros con los que estableció contacto.

Después de la comida en el tiempo de siesta aproveche para buscar exitosamente un geocache que estaba próximo. Cuando volvía el personal había llegado a la conclusión que el tiempo no estaba para siestas y había iniciado la marcha. Lo único reseñable del resto del descenso fueron unas vacas y una culebra de un metro de largo y muy delgada que se dejo observar e incluso fotografiar. En lo que quedaba de bajada JL encontró otro geocache y llegamos todos a los coches pero eso si por varios caminos distintos.


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miércoles, 31 de octubre de 2012

Subida a la cima de El Yelmo y a los Chorros de La Pedriza




   Después de algún intento frustrado, por fin, cuatro aguerridos y experimentados compañeros senderistas, nos hemos lanzado a subir al pico más alto, pero más suave, de La Pedriza del Manzanares. El que este relato suscribe, llevaba ya más de un año realizando labor de zapa en el grupo, tanteando sensibilidades y recabando información, llegando a la conclusión de que el día idóneo para proponer la subida era este miércoles 24 de octubre en el que no había previsiones de lluvia ni de nieve y el sol no nos iba a atacar duramente y que no se iba a quedar solo en la propuesta. De todas formas, doy gracias a los que me apoyaron aunque no vinieron por diferentes causas y, sobre todo, a los tres amigos que me acompañaron, JP, Jero y Miguel.
   La idea es subir por la senda Maeso desde las urbanizaciones de Manzanares, hasta alcanzar la base del Yelmo y ya, desde allí, buscar la grieta de la cara norte que nos conduzca a la cima y al punto geodésico.
   Ya en las urbanizaciones nos encontramos con obras en las calles y tuvimos que dar un pequeño rodeo hasta que encontramos la senda Maeso. En cuanto que se sube un poco, las vistas son preciosas. Así, de vista en vista, pasando por la cueva del Ave María, el Caracol, y después de dejar atrás el Risco del Ofertorio, arribamos al extremo este  de la Gran Cañada: parada, panchitos (y demás alimentos proteínicos) y además abrimos una botella de vino especial para los cuatro esforzados senderistas, botella pagada por Paco, el “eximio” que abajo firma.
   El tramo de la senda desde aquí a la base del Yelmo la encontré un poco dificultosa, pues tuvimos que soltar los palos en varias ocasiones para poder aferrarnos a las rocas con 1as manos y además observé que si hubiera hielo, las lanchas inclinadas de roca con superficie lisa, posiblemente impedirían el curso normal de la ascensión. Bueno, como el día está muy bien para pasear y no hay hielo ni hace frío, pues hemos sido capaces de llegar a la base del pico.
  Nos disponemos ya a buscar la grieta por la cara norte. En esto que vemos algunos grupos de excursionistas jóvenes, chicos y chicas, que están intentando lo mismo. Nos acercamos a un grupo que se ha metido por la grieta derecha de dos que son paralelas y JP los sigue, así, con un par de bellotas. Ninguno logra avanzar mucho en su ascenso pues hay dificultades varias que hacen imposible la subida. Después de intentarlo varias veces, JP, ya un poco cansado, deja la grieta, justo en el momento que otros jóvenes están bajando por nuestra izquierda, es decir, a la izquierda de las dos grietas paralelas. Resulta que no se debe subir por donde lo estaban haciendo JP y otros, sino que, ignorando estas dos grietas paralelas, hay que coger a la izquierda de ellas, subir un poco por las rocas y allí encontramos otra roca que hay que salvar por abajo (hay una ventana que lo permite) o por arriba (como cada uno prefiera) y siguiendo a la derecha y subiendo, llegar a la chimenea que nos va a llevar a la cima. Vale; pues así lo hacemos, dejamos las  mochilas y metemos nuestros cuerpos en la grieta en plan egipcio, es decir, que tendremos que hacer la subida moviéndonos lateralmente.
La primera sorpresa que nos llevamos es que la chimenea no es vertical, sino inclinada, lo cual facilita el movimiento de subida, pero la segunda sorpresa es que no nos quedamos casi en ningún momento suspendidos en el aire (como todos imaginábamos), sino que casi siempre teníamos los pies sobre alguna roca y cuando tuvimos que suspendernos un poco, la rugosidad de las rocas era tan pronunciada que ¡no nos podíamos resbalar! Así es que, poco a poco y avanzando lateralmente, llegamos al final de la hendidura. Allí había otros chicos que nos hicieron unas fotos con nuestras cámaras. Ya se ve el hito y sólo resta avanzar unos metros por unas rocas lisas y encaramarnos a lo más alto de la Pedriza. Ni qué decir tiene que la vista es espectacular y en redondo y es imposible resaltar cuál es la más atractiva. Yo chorreo felicidad. Un joven nos comentó que se animó a subir por la hendidura ya que “ustedes también lo hacen”. Traducción: “Ya que esta panda de viejarras puede subir, yo, que soy joven, también lo puedo hacer”. Bueno, cada uno es lo que es ¡qué le vamos a hacer !



   

   Ahora ya nos toca descender a la base y almorzar allí. Es lo que hacemos con suma facilidad. Nos metemos entre pecho y espalda lo que queda de la botella de vino y al final saco un orujo-sorpresa casero de Orense. También comimos algo, claro.
  Ya bajando hacia Canto Cochino, nos pusimos en contacto con Chicho y Pablo que hoy han elegido la ruta de las Chorreras del Manzanares (excursión también muy bonita y recomendable en esta época del año) para quedar en los aparcamientos: nos llevarán en coche hasta los nuestros. Pues resulta que yo esta  bajada la considero más cómoda para subir que por donde la hemos hecho. Nos metimos por el Hueco de las Hoces, dejando a nuestra izquierda La Lagunilla, pasamos por el Barranco de los Huertos y terminamos cruzando el arroyo Majadillas por una pasarela, las Casas Forestales, pasarela sobre el Manzanares y parking.

  Una incidencia: nuestro amigo Fernando quiso subir también al Yelmo desde Canto Cochino por una ruta que él recordaba haberla hecho cuarenta o cincuenta años atrás. Por desgracia no la encontró y tuvo que volver a casa después de darse una caminata por La Pedriza.

 Y esto es todo. Quiero deciros, compañeros, que esta ascensión me ha dejado un buen sabor de boca.
Relato: Paco

      


Pablo y Chicho se fueron a los Chorros del Manzanares :








Fotos:
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