Se llama dehesa a un bosque claro de encinas, fresnos, alcornoques u otras
especies, con estrato inferior de pastizales o matorrales, donde la actividad
del ser humano ha sido intensa, y generalmente están destinadas al
mantenimiento del ganado y al aprovechamiento de otros productos forestales.
Nos reunimos en la calle que va a la Dehesas, en la parte norte del pueblo,
enseguida abandona el asfalto, para continuar de
frente por una buena pista de tierra, el Cordel de la Calleja de los Poyales,
que bordea fincas de ganado vacuno, convenientemente protegidas por cercas de
piedra, en extensas fresnedas.
El fresno es
un árbol fácilmente reconocible por su tronco exageradamente grueso en
comparación con el enclenque ramaje, el cual suele cortarse al cero cada poco
para alimentar al ganado en invierno. Al ejemplar así rapado se le dice
trasmocho. Las llamadas fresnedas son frecuentes en esa zona de la provincia de
Madrid y en verano están hermosas y son
frescas.
El fresno
formaba antaño apretadas masas en las jugosas navas del piedemonte
guadarrameño. Fresnedas que fueron cercadas y aclaradas para favorecer el
desarrollo de pastizales, y que, estabilizadas desde hace siglos, trazan la
amistosa frontera entre el hombre y la sierra desde El Escorial hasta Guadalix,
Son parajes bucólicos, ricos y equilibrados,
Pues bien, fue
una convocatoria a la que faltaron la mitad
de los marchosos y que mayoritariamente seleccionaron esta excursión puesto que
no la conocíamos y además el pronóstico del tiempo aconsejaba no llegar a más altura
por probable nieve y frío.
Del norte
solo vinieron Jose Luis y Miguel Angel por un lado y Fernando por otro. Del sur
fuimos Juan Angel, Paco y yo. Los demás marchosos tenían ausencia justificada
Miguel, Jero y Pablo fuera de Madrid en “viajes”, Manolo y Chicho malitos y
Jesús G. que no le tocaba.
Cuando
llegamos a punto de encuentro a las 11h hacía un frío que pelaba pues eran 5ºC
y un viento (entre 40-50km/h) que lo dejaba en 0ºC. Pero nos sobrepusimos a esa
situación y echamos a andar pertrechados con toda la ropa que llevábamos,
acordando que si la meteorología lo obligaba volveríamos haciendo la circular
más corta al pueblo a comer. Aunque los blogueros decían que había ganaderías bravas
no vimos nada de ellas en todo el recorrido.
Aunque las
rachas de viento a veces eran molestas fuimos calentando las piernas subiendo
suavemente rodeados de las fresnedas y las vacas de las dehesas. En ese
recorrido el paisaje era de dehesa con granjas para la explotación ganadera y
solo vacas eran nuestros acompañantes.
Nuestro
objetivo primero era una ermita a la Virgen del Espino (¡qué cosa no tendrá una
virgen en este país!) que estaba a una hora y 3,5km. Allí reposamos tomando los
panchitos y calentando el gaznate con la bota de Paco (que casi es marchosa por
el aprovechamiento que le hacemos y nunca le agradeceremos bastante su generosa
aportación). Por cierto que M.Angel también se dio cuenta que en el plano del
recorrido que sacamos de la web había un error puesto que no pasaba por la
ermita.
La ermita (ver foto) no tenía demasiada gracia
pero nos dio refugio y descanso que necesitábamos. Se alza sobre un mogote granítico con
enormes vistas: de la Peñota, de Siete Picos, de la Bola del Mundo, de la
Maliciosa..., y también hacia Madrid con todas las urbanizaciones del valle. Argumentaba M.Angel que creía que Los Molinos no era un pueblo y si acaso
solo urbanizaciones. Estaba en un error porque es uno más de la zona y tiene su
historia:
El municipio estuvo antaño
vinculado al Real de Manzanares desde tiempo de Alfonso X el Sabio. Desde la época medieval,
cruzaba por el lugar la Cañada Real de Merinas que conectaba la Cañada
Real Soriana Occidental con la Segoviana del Concejo de la Mesta castellana. Con el comienzo de la
construcción del Monasterio de El Escorial se inicia la
"industrialización" de la zona y la consiguiente necesidad de
materias primas, entre ellas la harina. Así, en el tramo del río Guadarrama hoy
dentro del término municipal, se construyeron al menos tres molinos harineros
donde derivaban la molienda de varios cereales. De ahí el nombre del lugar,
dado que las gentes empezaron a referirse a esa zona como "los
molinos"
Reanudamos la
marcha cerrando como casi siempre yo el grupo (esto es lo normal cuando
subimos, pues bajando lo normal es que sea Fernando), nuestro siguiente objetivo era el
embalse de Los Irrios (nombre muy extraño) que alcanzamos y fuimos a pisarlo
pero el viento era demasiado fuerte y decidimos verlo desde lo alto.
Traspasamos
la vía del ferrocarril que va de Segovia a Cercedilla por un puente y nos
metimos en el bosque de pinos superando los desniveles más duros de toda la
marcha. En el bosque empezó a nevar tímidamente pero estaba ya alfombrado
porque debía haberlo hecho durante toda la noche. Había la nieve suficiente
para dejar un entorno bonito y no ser muy duro andar por allí. Fernando pese a
su enemistad con la nieve no tuvo problemas para andar por allí. Hicimos un
recorrido por el bosque de 2 kms. y llegamos a las 14hs a la estación de
Tablada que está reformada pero permanece cerrada, aunque debe haber trafico
escaso de trenes.
Decidimos
comer allí en la estación y lo hicimos en un ambiente totalmente invernal
amenazando lluvia, pero sentados en sillas y mesas que había allí de pvc aunque
algo deterioradas. Gracias al vino, el café y los aguardientes pudimos
resistirlo, riéndonos de todo lo que nos hace gracia relativo a los marchosos
que no habían venido.
El frío nos
echó de allí y salimos en dirección sur buscando el camino de bajada y regreso,
pero no había tal. Así que tuvimos que saltar una valla metálica ayudados por
un marchoso que la descosió, aunque luego la volvimos a reparar o casi. Desde
esa altura de alrededor de los 1250ms de la estación empezamos a bajar los últimos
espacios de bosque de pinos para poder
coger alguno de los caminos que transitan las dehesas. Así lo hicimos y dimos
con uno de ellos que nos llevó a definido por la excursión de vuelta.
En una cómoda
marcha de 6 o 7 kms, en la que Paco y yo, charlando y Fernando en nuestras cercanías
(este hombre es increíble, porque está hecho un duro senderista que lo resiste
todo) acompañados de una tarde asequible y a veces soleada, y que ya estaba más
calmada de viento y de vez en cuando nos mojaba la lluvia llegamos en hora y
media a nuestros coches. Nos fuimos a tomar un café calentito en el pueblo y
después emprendimos el regreso a Madrid.
JP
Recorrido y desnivel:
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JP
Recorrido y desnivel:
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