lunes, 9 de diciembre de 2019

LA CABRERA 04/12/19



Nos hemos juntado para iniciar esta marchita seis aguerridos montañeros: Jero, Miguel Ángel, José Luis, Juan Ángel, Miguel y Paco (es decir, yo, el que suscribe). Hoy me ha tocado proponer y ser el “jefe” (ja, ja, ja,…) de la expedición. También dijo Jesús P. que vendría, pero se encontró con un accidente  y un atasco en la M-30 y desistió de acercarse al punto de encuentro. Tampoco vino Chicho, que está por sus Galicias.
                Una vez que nos encontramos en el aparcamiento de “El Pico de la Miel” en la localidad de La Cabrera, y como había predicciones de mucha lluvia a partir de las once, tres de nosotros no habíamos traído comida para el almuerzo, pensando ya en una salida gastronómica. Buscamos diferentes alternativas por si acaso la lluvia nos sorprendía en medio del campo, pero iniciamos la marchita pensando en todas las posibilidades (una de ellas seguir el track hasta el final y comer en el campo). La verdad es que nos hizo un buen día, sin lluvia, algo nublado, con ausencias y presencias del sol.


                 Comenzamos en la base sur del Pico de la Miel rodeándolo por el este y subiendo hasta llegar a la base de la cara norte. Allí tomamos los “panchitos” regados con un vino delicioso de la bota de Paco. Miguel Ángel se había adelantado y no nos acompañó a la “panchitada”. Seguimos por el espaldar de La Cabrera hasta llegar a las proximidades del Collado Alfrecho. No subimos a él para disfrutar de sus vistas, pues ya estábamos viendo otras maravillosas, ya que esta sierra tiene formaciones muy parecidas a las de La Pedriza con sus rocas en apariencia inestables, sus increíbles formas y, además, pudimos degustar del vuelo de una gran banda de buitres.
                Hasta ahora, vamos siguiendo el track y no tenemos lluvia. Nos vamos acercando hacia el Collado del Medio Celemín y cuando estábamos cerca de él, torcimos a la izquierda para rodear el otro extremo de la sierra y pasar a la cara sur y encaminarnos hacia el monasterio donde hicimos la parada para almorzar. Es un monasterio de monjes “identes”(¿). Y aquí llegó a triunfar nuestro espíritu de solidaridad y todos compartimos  los alimentos con aquéllos que no los habían traído, haciendo un almuerzo pantagruélico y siempre regado con un rico vino.


Perfil

Recorrido

                Seguimos sin lluvia y empezamos el regreso hacia el aparcamiento. Miguel Ángel, que iba en cabeza, nos metió por un “atajo” que tuvimos que sufrir pues “no hay atajo sin trabajo”, como dice el refrán. Ya estábamos un poco cansados y nos dispersamos un poco, pero al final, nos vimos todos en los coches. Aquí, nos dijo Miguel que nos invitaba a alguna cosilla en un bar que está enfrente de la gasolinera porque cumplió el día uno de diciembre 69 años. Luego nos confesamos mientras bebíamos y resulta que Miguel Ángel tiene 68 años, Juan Ángel 70, Paco 71, José Luis 72 y Jero 77. Bueno, bastante jóvenes para soportar estas pequeñas palizas.

Paco

Añado alguna foto (J.L.)