viernes, 26 de abril de 2013

La Cascada de Aljibe. 24-4-2013


A pesar de que para algunos de los marchosos, la excursión elegida estaba lejos y por eso había sido desestimada muchas veces, por fin hemos conseguido realizarla. A las 11,45 h. poco más, poco menos, estábamos Jero, Chicho, JG, Paco, Manolo, Miguel y yo mismo en el punto de encuentro, el pueblo de Espinar, que es barrio de Campillo de las Ranas, muestra singular de los famosos Pueblos Negros de Guadalajara.

Iniciamos nuestra marcha por el camino que sale del pueblo dirección sur, y fuimos tomando suavemente altura hasta llegar a los 1.130m. de altura aprox. y siempre por la senda en dirección al Jarama dejando a nuestra derecha la Sierra de Ayllon con sus cumbres todavía nevadas y detrás de nosotros el famoso Ocejon.

Entre jaras y robles milenarios, tomando siempre todas las desviaciones que salen a la derecha del camino inicial, llegamos al punto mas alto de nuestro camino a unos 3 km. de donde dejamos los coches. Allí nos encontramos con una bajada casi en vertical, en 50m. bajamos casi 200m., y por fin nos encontramos con el Arroyo del Soto que a pocos metros aguas abajo forma las famosas Cascadas del Algibe antes de desembocar en el Jarama.


Ha merecido la pena el desplazamiento ya que las dos cascadas que forma el arroyo, con abundante caudal que según los lugareños no siempre es posible contemplar nos obliga a hacer allí nuestra parada de toma de frutos secos y estruje de bota.

Una vez repuestas nuestras fuerzas y satisfecho nuestro espíritu, iniciamos la marcha atravesando el Arroyo del Soto cada uno según sus aptitudes y preferencias.

Lógicamente siempre que se baja hay que subir para alcanzar el nivel inicial, así que iniciamos el ascenso mas suave que la bajada que hemos dejado atrás, una subida de 200m. pero esta vez en 3km. y en el intermedio nos encontramos con el puente de Matallana sobre el rio Jarama recientemente reconstruido ya que su antecesor se encontraba en lamentables condiciones de conservación según se puede observar todavía.

Al fin llegamos al pueblo de Roblelacasa, también barrio de Castillejo como Espinar, y allí tomamos nuestro almuerzo o comida según queramos denominarlo. Después de darle unos cuanto latigazos a la bota, Miguel, que como bebe en vaso, descubre que el vino con que nos ha deleitado hoy nuestro sumiller tiene algunos componentes no declarados de aspecto negro y alargados, recordáis los hilillos del Prestige, pues igual pero de menor tamaño. Hay algunos que no le hacen ningún asco y siguen manoseando la bota, pero nuestro sumiller investiga sobre la marcha y nos explica que son pelos del cuero rebozados en pez. Problema identificado y solucionado, mas nutrientes.

Desde allí y bajando otra vez al Arroyo del Soto y atravesándolo por un puente de madera de reciente construcción y así evitando el rodeo por la carretera y con el Jaralon a la derecha y el Ocejon al frente nos plantamos en Espinar a 2 kilómetros en línea recta.

La temperatura de la excursión ha sido muy agradable, gracias al vientecillo que de vez en cuando nos aliviaba del calor suministrado por el astro rey que como decían los pronósticos hoy habrá llegado a 18 o 20 grados.

Pablo











lunes, 22 de abril de 2013

Excursión por tierras de Zarzalejo. 17.4.2013


POR TIERRAS DE ZARZALEJO

Fecha: 17 de Abril de 2013
Participantes: Paco, Manolo, JP, Jerónimo, Chicho, Miguel, Juan A., Fernando.
Esta excursión se llevó la mayoría de los votos emitidos. Zarzalejo, como sabéis, es un pueblo poco conocido de Madrid; rodeado por el norte y el oeste por un ramal de la Sierra de Guadarrama, que se desplaza de su cuerpo principal, de norte a sureste. Pero su interés no está solo en sí mismo; en efecto, cuando aún no existía El Escorial, tal como lo conocemos, de este pueblo salieron las piedras y las personas que construyeron la Monasterio de El Escorial, para Felipe II. Aunque esta zona nuestro grupo la ha pisado parcialmente en alguna otra ocasión; una buena parte de la misma era casi desconocido por la mayoría de los que en ella participamos. A grandes trazos veamos como transcurrió nuestra andadura.
Nos habíamos citado a la entrada del antiguo pueblo de Zarzalejo, a las 11 de la mañana. Tras acondicionarnos para la marcha, la iniciamos y tomamos enseguida una calle lateral derecha de la carretera; enseguida descubrimos que la calle se llamaba La Fuente del Rey, que es precisamente el nombre de la fuente en la que se encuentra un grupo de viejos castaños que deseábamos conocer. En 15 o 20 minutos llegamos a la zona de la falda de la Machota Alta, donde se encuentran dichos castaños. El mayor de los 8 o 10 castaños que allí han crecido, es una mole cuyo tronco tiene al menos 2 metros de diámetro, encajonado entre grandes piedras, que ya no le dejan ensanchar más. Además, de los castaños y de la fuente, llama la atención una bañera blanca, como las de nuestras casas, donde un chorro de agua continuo la mantiene permanentemente llena, invitándonos a un placentero baño pero, lástima, nos faltaban las odaliscas, que nos frotaran nuestras carnes.
Continuamos nuestra ruta hacia el noreste, para alcanzar el Collado de las Machotas. La Machota Baja queda a nuestra derecha (en referencia a la ruta que llevábamos) y la Machota Alta se perfila a nuestra izquierda (el noreste, según el plano). Allí encontramos a otros grupos de personas, caminantes de montaña, como nosotros. Es el momento oportuno para el descanso de media mañana, y tomar los panchitos, la fruta y el buen vino que lleva Paco.
Tras el descanso, de 10 o 15 minutos, cruzamos dos pórticos de hiero de las mallas que comunican las distintas parcelas y continuamos nuestra ascensión, camino de de cumbre de la Machota Alta. Es una pendiente de unos 45 grados y un desnivel de unos 200 metros. A nuestra izquierda, a lo largo de esta zona del camino, hay una magnífica valla de piedra, que se encuentra aún en muy buen estado, seguramente utilizado como frente estable de esa zona de El Guadarrama durante la guerra civil.   Hay que subir despacio. Al poco de llegar a la cumbre, percibimos a la distancia, a poco menos de un Km: el llamado Risco del Fraile, una mole de piedra cuadrangular, junto con otras piedras menores,  sobre el horizonte de la cumbre de la Machota, pero con otra peña encima con la forma de los capirotes que llevan (o llevaban) los frailes en la procesiones. Al llegar a su pie, vimos que, además, contenía un buzón de montaña para dejar mensajes a otros montañeros.
Tras franquear casi toda la loma de La Machota, iniciamos la bajada durante un pequeño trecho, pero enseguida nos paramos en un espacio acogedor para disponer la comida, a la hora y lugar adecuados para hacerlo tranquilamente y con el mejor de los compañerismos. Desde donde nos encontrábamos, pudimos ver cuál podría ser el camino óptimo para la bajada y el acercamiento más adecuado en dirección a Zarzalejo. Cerca de donde estábamos se percibía una estrecha trocha que bajaba por una línea de poca pendiente, que podía ser camino de montañeros o una vía natural de las vacas que pacían por las cercanías. Tras la comida, decidimos encaminarnos por ella. Tuvimos suerte, pues no encontramos ninguna mala dificultad y, además, era la vía factible más corta. Cuando ya estábamos cerca del nivel de Zarzalejo, encontramos la magnífica mole de madera del castaño que se dice que es el más viejo de la región.
Poco más tarde, ya cerca de Zarzalejo, nos topamos con la carretera M533, que pasando por el pueblo, va hasta el puerto de La Cruz Verde; la seguimos y al poco llegamos a las primeras casas del pueblo. Nos paramos a beber de una vieja fuente pública con siglos de historia, cuyas aguas proceden de las entrañas de la sierra y que está las 24 horas del día manando por su caño. ¡Estaba deliciosa!
Al llegar a la plaza del Ayuntamiento nos sentamos en la terraza del bar que allí hay, que creo que es el más antiguo del pueblo. Después de la marcha, la cerveza, y otros refrescos, invitación de Paco y Jero por sus cumpleaños, nos supieron a gloria. Ya, hacia las 5 y pico de la tarde, nos encaminamos hasta donde habíamos dejado por la mañana nuestros coches.
Y esta bonita experiencia aquí se acabó, pero su imagen permanecerá indefinidamente en nuestra memoria.