A pesar de que para algunos de
los marchosos, la excursión elegida estaba lejos y por eso había sido
desestimada muchas veces, por fin hemos conseguido realizarla. A las 11,45 h.
poco más, poco menos, estábamos Jero, Chicho, JG, Paco, Manolo, Miguel y yo mismo en el
punto de encuentro, el pueblo de Espinar, que es barrio de Campillo de las
Ranas, muestra singular de los famosos Pueblos Negros de Guadalajara.
Iniciamos nuestra marcha por el
camino que sale del pueblo dirección sur, y fuimos tomando suavemente altura
hasta llegar a los 1.130m. de altura aprox. y siempre por la senda en dirección
al Jarama dejando a nuestra derecha la Sierra de Ayllon con sus cumbres todavía
nevadas y detrás de nosotros el famoso Ocejon.
Entre jaras y robles milenarios,
tomando siempre todas las desviaciones que salen a la derecha del camino
inicial, llegamos al punto mas alto de nuestro camino a unos 3 km. de donde
dejamos los coches. Allí nos encontramos con una bajada casi en vertical, en
50m. bajamos casi 200m., y por fin nos encontramos con el Arroyo del Soto que a
pocos metros aguas abajo forma las famosas Cascadas del Algibe antes de
desembocar en el Jarama.
Ha merecido la pena el desplazamiento ya que las dos cascadas que forma el arroyo, con abundante caudal que según los lugareños no siempre es posible contemplar nos obliga a hacer allí nuestra parada de toma de frutos secos y estruje de bota.
Una vez repuestas nuestras
fuerzas y satisfecho nuestro espíritu, iniciamos la marcha atravesando el
Arroyo del Soto cada uno según sus aptitudes y preferencias.
Lógicamente siempre que se baja
hay que subir para alcanzar el nivel inicial, así que iniciamos el ascenso mas suave
que la bajada que hemos dejado atrás, una subida de 200m. pero esta vez en 3km.
y en el intermedio nos encontramos con el puente de Matallana sobre el rio
Jarama recientemente reconstruido ya que su antecesor se encontraba en
lamentables condiciones de conservación según se puede observar todavía.
Al fin llegamos al pueblo de
Roblelacasa, también barrio de Castillejo como Espinar, y allí tomamos nuestro
almuerzo o comida según queramos denominarlo. Después de darle unos cuanto
latigazos a la bota, Miguel, que como bebe en vaso, descubre que el vino con
que nos ha deleitado hoy nuestro sumiller tiene algunos componentes no
declarados de aspecto negro y alargados, recordáis los hilillos del Prestige,
pues igual pero de menor tamaño. Hay algunos que no le hacen ningún asco y
siguen manoseando la bota, pero nuestro sumiller investiga sobre la marcha y
nos explica que son pelos del cuero rebozados en pez. Problema identificado y
solucionado, mas nutrientes.
Desde allí y bajando otra vez al
Arroyo del Soto y atravesándolo por un puente de madera de reciente construcción
y así evitando el rodeo por la carretera y con el Jaralon a la derecha y el
Ocejon al frente nos plantamos en Espinar a 2 kilómetros en línea recta.
La temperatura de la excursión ha
sido muy agradable, gracias al vientecillo que de vez en cuando nos aliviaba
del calor suministrado por el astro rey que como decían los pronósticos hoy habrá
llegado a 18 o 20 grados.
Pablo