jueves, 17 de julio de 2014

PASEO NOCTURNO POR PTO. CANENCIA Y PRADO TORIL


Nos había rondado por la cabeza a los Marchosos, la idea de hacer en una noche de verano una marcha para además de vivir las sensaciones de andar por el monte de noche, mirar al cielo para una observación astronómica.
A la propuesta solo se apuntaron cuatro esforzados y curiosos marchosos (Chicho, JG, Miguel y JP), a los que se añadió Ana la hija de Chicho, a la que parece le gustan todas estas aventuras. Suponemos a la mayoría del resto de los marchosos, ya holgazaneando en cualquier lugar y soportando los calores.
La propuesta consistía en, además de patear el monte con solo la luz de la Luna y llegar al Perdiguera, aprovechar para hacer algo de observación astronómica. Elegimos como zona la del puerto de Canencia, que no está lejos y tiene un prado a mitad de marcha estupendo para pararnos a hacer la observación. Habíamos quedado en el puerto sobre la diez y como habíamos previsto empezaba a caer la noche, así que en nuestros primeros pasos por el GR que une el puerto de Canencia con el de Morcuera prácticamente se fue la luz del sol y empezó a aparecer la de las estrellas.
Empezamos las charlas como era de esperar, hablando de los astros, de los sistemas estelares, de las constelaciones y sus representaciones mitológicas realizadas por nuestros ancestros griegos y árabes, de los nombres de las estrellas y de los planetas que íbamos a ver en concreto. En seguida se empezó a divisar  Marte en Virgo y Saturno en Libra, a media altura mirando al sur, así que nos acompañaron ellos porque la Luna no se atrevía a salir tan pronto, como hacen las chicas los viernes, sino que hubo que esperar y rondarla durante casi dos horas para que se atreviera a hacerlo cuando todo el mundo estaba en el baile.
Durante el paseo de subida nos acompañaron las luciérnagas ayudando un poco a ver el camino, porque habíamos decidido no encender ninguna luz y disfrutar de los sonidos y las imágenes del bosque. Resultó fantástico, esperando que saldría algún mamífero para darnos un susto, no ocurrió así y solo se oía algún búho; pero lo que no consiguió el bosque es evitar los sudores debido al esfuerzo y la alta temperatura.
Al cabo de una hora de marcha llegamos a Prado Toril, viejo conocido nuestro donde está el cercado de piedra que hay, seguramente para a guardar ganado de algún tipo, pero donde nunca vimos ninguna res. Empezamos a sacar todos los aparatos y ayudas que nos habíamos llevado para la observación: tabletas con programas de observación que permiten localizar casi todo lo que se puede ver, libros y mapas para ayudar a saber qué es qué, prismáticos,... El rey de la noche fue un puntero láser que permitía señalar en el cielo cualquier cosa como si fuera una proyección PPw y también el programa Stellarium  que nos ayudaba a saberlo todo.
Pero como no se veía la Luna por ningún lado, empezamos a pensar que allí había alguna meiga, dado que se había escogido la noche para tener su luz como ayuda al paseo nocturno. Según nuestra información sabíamos que salía por el este y algo tarde pero cuando apareció por el horizonte nos quedamos sorprendidos, porque lo hizo lentamente casi pegada al suelo y era casi roja (como nosotros) con una luz que no esperábamos. A esa altura la Luna muy tenue pero bonita era del 60-70 %, o sea que de llena ya nada. Nos dedicamos durante un rato a admirarla y ver cómo iba subiendo. Finalmente sobre la una, decidimos no subir a Perdiguera, cruzar al otro lado del Prado Toril buscando la famosa cerca de piedra y tomar allí el bocadillo. Nos pusimos a andar y vimos que la Luna nos estaba observando e iluminando todo el rato, ¡hasta nos veíamos la sombra! Cuando llegamos a un arroyo que pasa por aquella zona y al que le están acompañando con un plantón de abedules, nos pusimos a tomar los bocadillos y Miguel a hacer alguna foto. Nos acompañaron en ese rato pero casi solo en silueta, porque no veíamos más, algunas vacas y caballos que estaban por allí..

Terminado el refrigerio y siendo ya pasadas la una y media bajamos por el otro forestal acompañando u buen rato al arroyo. Después lo dejamos y nos cruzamos con otro amigo, el arroyo de Setil de Maillo, lo hicimos por la curva dónde está al abedul más grande de Canencia. Lo reconocimos y lo iluminamos para verlo bien. Finalmente en un paseo silencioso y ya con ayuda de las linternas bajamos al puerto donde nos despedimos hasta la próxima aventura.

JP


Fotos: https://plus.google.com/photos/107086082323572351540/albums/6037116697663737185?banner=pwa   (Cortesia de Miguel)