jueves, 5 de septiembre de 2013

Breve crónica de mi viaje a Colombia

Entre los día 5 y 19 de julio hice un viaje a Colombia en compañía de unos amigos. Colombia es un país enorme que tiene unas posibilidades turísticas muy grandes, aunque todavía no ha creado las infraestructuras necesarias para ello y, además, está todavía muy condicionado por la inseguridad creada por la actividad de las FARC, a la que se añade ahora la de la delincuencia común. Nosotros, sin embargo no tuvimos en ningún momento sensación de peligro. En las zonas turísticas y sobre todo en Bogotá hay mucha policía e incluso una específica “policía turística”.
Los colombianos, en general, son la gente más amable que he conocido, siempre quieren agradarte y se desviven por proporcionarte lo que necesites. El nivel de vida es bajo, y en algunas zonas es bastante  pobre, aunque parece que ahora comienzan  a despegar.
Nosotros centramos el viaje en cuatro zonas: Bogotá y alrededores, la zona de cafetales, el Amazonas y la zona del Caribe (Santa Marta y Cartagena de Indias).
Para mí,  el centro del viaje ha sido El Amazonas, por su naturaleza desbordante y por la peculiaridad de la gente que vive allí.
Os hago una breve crónica de los lugares que he visitado:

Bogotá y alrededores.

Bogotá es una ciudad enorme (7.500.000 h ), situada a 2.600 metros de altitud, caótica y bastante descuidada. Las calles están llenas de baches que los taxistas esquivan unas veces sí y otras no. Se circula a toda velocidad y empujándose unos a otros, coches, motos, autobuses. Es muy curioso que los policías, como veréis en alguna foto, van dos en una moto. Tiene una parte antigua, el Barrio de la Candelaria, muy bonita, de estilo colonial. En este barrio está el Museo del Oro con piezas de entre los siglos V a XVI, no hay que perdérselo.
 En los alrededores visitamos la Laguna de Guatavita a 2.990 m. de altitud. Es una laguna circular de 400 metros de diámetro. En ella, los “muiscas”, celebraban un ritual que consistía en ofrendar figuras de oro y piedras preciosas a los dioses. El cacique, bañado en oro, se sumergía en sus aguas y depositaba las ofrendas. Esto creó la famosa leyenda de El Dorado y en el s. XVI los conquistadores intentaron desecar varias veces la laguna para recuperar toda esa riqueza. No lo consiguieron, pero sí extrajeron gran cantidad de piezas. En muchos casos, desgraciadamente, fueron fundidas para ser enviadas a España.
También visitamos unas minas de sal, en las que los mineros en sus ratos libres han excavado una catedral (con sus proporciones reales) y un vía crucis. Supongo yo que en agradecimiento por las penalidades pasadas.


Zona de cafetales

Es una zona a unos 300 Km. de Bogotá, recuerda a Asturias, muy verde pero con la peculiaridad de que se mezclan los cafetales (arbustos de un metro más o menos) con pequeños bosques de bambú y unas palmeras altísimas muy curiosas. Estuvimos en una “hacienda cafetera”, donde nos explicaron el proceso del café., recogida, tratamiento, tueste, etc. Hay pueblos muy coloridos y la gente es muy amable.

Es curioso que en Colombia no toman el café de primera categoría, que se exporta, sino el de segunda. También me sorprendió que, en contra de lo que yo pensaba, los colombianos hacen el café muy aguado, al estilo americano.



Amazonas  (impresionante)

En la punta más al sureste de Colombia está la ciudad de Leticia, capital del departamento del Amazonas. Es una ciudad pequeña (30.000 h) que reúne a un  60% de población indígena (Ticunas, Yaguas, Ingas…) que vivía en las márgenes del río.
Casi todo el mundo circula  en motos, en las que es habitual ver tres o cuatro personas incluidos niños y bebés. Eso sí, todos llevan casco.
La ciudad es como España años cincuenta pero con móvil.
Donde ves más pobreza es en la población que vive en las orillas del río. Construyen sus casas de madera sobre pilotes para que cuando suba el agua no se les inunden. Otra forma de construir es sobre dos grandes troncos de una madera que flota muy bien y aguanta la humedad. Cuando sube el agua también lo hace la casa y además pueden cambiar de ubicación si quieren. Si te asomas a una de esas casas, ves que viven con lo básico, sin aseos, lavando en el río…




Se mueven de un lado a otro con unas barcas de madera alargadas y con un pequeño motor. A veces van tan cargadas que dan miedo.

El Amazonas tiene en esa parte unos 2 Km de ancho, hay un montón de islas y lagunas interiores y está rodeado de una selva exuberante por la que hicimos una ruta a pie de dos horas (con guía, claro).
Navegar por un río así, rodeado de selva es una experiencia única, las dimensiones son tan enormes que te apabullan.
 Fue muy emocionante también ir  en una barca por zonas pantanosas en las que piensas que del agua va a saltar una anaconda o un cocodrilo o cualquier otra cosa. En algunas partes el guía tuvo que bajarse y con el agua por la rodilla empujar la barca  que no podía avanzar porque tocaba el fondo.
No vimos muchos animales salvajes, pero yo pesqué una piraña y un día nos saltó a la barca desde los árboles de la orilla un mono que se paseó a sus anchas por la barca y por la cabeza de quien quiso (no se le podía tocar porque mordía según nos advirtió el guía).También vimos, y eso fue increíble, delfines rosados saltando alrededor de la barca.
Visitamos la tribu de los Yaguas que todavía son auténticos (no te persiguen, no intentan venderte nada, no te piden dinero), aunque, eso sí, te hacen un bailecito y te exponen  su artesanía por si quieres comprar algo, tan barato que hasta te da vergüenza pagarlo.




Cartagena de Indias y Santa Marta

Estas ciudades están en la otra punta de Colombia, en el norte, en el mar Caribe. Cartagena de Indias es patrimonio de la humanidad y está situada en un lugar único. Es muy turística y hay mucha gente que viaja sólo a esta ciudad desde Centroamérica o en viajes programados por el Caribe. Aquí ya hay hoteles muy buenos y una zona de grandes edificios muy caros.
Toda la ciudad antigua está muy bien conservada y es una maravilla perderte por sus calles y admirar los edificios coloniales con sus balcones corridos y sus patios interiores. A veces te crees que estás en Andalucía o en Extremadura.

Tiene también unas fortalezas impresionantes mandadas construir por Felipe II para protegerse de los ataques piratas de los pérfidos ingleses.
Hicimos una excursión a las Islas del Rosario que están a una hora en barco y que son una maravilla, algunas con sus manglares hasta el agua parecen, vistas desde lejos, bosques flotantes.
Venciendo mi miedo ancestral al mar, me apunté a hacer buceo (con tubo) en los arrecifes coralinos y la verdad es que es tan impactante que se me pasó la hora que estuvimos en el agua volando. Ves bandadas de peces azul eléctrico, amarillo, rojo, que casi puedes tocar con la mano, arrecifes de coral, medusas. La broma que luego te gasta el monitor es que hay tiburones pero que en esa zona son vegetarianos, qué gracioso.

Bueno, en definitiva un viaje muy recomendable. Mandaré más fotos en cuanto pueda
Espero no haberos aburrido

Miguel