miércoles, 15 de agosto de 2012

Algo en que pensar

Parte del articulo publicado en Publico por :
PABLO BUSTINDUY

La acción política del SAT, y en eso consiste precisamente su grandeza, ha servido para afirmar que hay ficciones que ya no rigen, que hay frases que hoy en día se han vuelto obscenas (“la ley es igual para todos”, “la justicia y la legalidad coinciden”, “la propiedad es sagrada”, “pagar lo que se debe es una obligación moral”). En su lugar, ha planteado políticamente una serie de preguntas sencillas: ¿quién le debe a quién? ¿Y qué pasa si no pagamos? ¿De qué lado está el Estado, y qué intereses defiende en última instancia? ¿Qué sucede si somos nosotros quienes, precisamente en nombre de la justicia, decidimos no obedecer las leyes? ¿Qué pasaría si opusiéramos una ley propia, un principio de autonomía democrática, a un gobierno que se ha vuelto despótico y hostil y que, como se anunciaba en Sol, es incapaz de cimentar nuestra propia sumisión, pues ya no puede representarnos? Por eso la clase política al unísono vuelve a atizar el miedo, ese último recurso policial, entonando aquello del “o nosotros o el caos”. Lo que no dicen es que, como en el chiste, el caos también son ellos: es su mismo poder obsceno, desprovisto del manto simbólico de la ficción, cada vez más desnudo y vulnerable ante la insumisión democrática que acabará por dejarle sin nombre.

Pablo