Desde el aparcamiento de la Fuente del cura iniciamos la
marcha siete marchosos, pero para no variar la hicimos al revés, con la excusa
de que había una excursión de escolares que llevaba el mismo camino que
nosotros.
Comenzamos subiendo la cuesta, a través de un bosque de
roble melojo, que nos hubiese tocado bajar al final de la marcha de haberla hecho
en el sentido programado. Uno de los hitos del camino sería el grupo de robles
llamado siete hermanos ó 17 hermanos, cosa que fue motivo de discusión entre
Jero, Paco y Miguel. Resultó que tenía razón Jero, son 17 y, aunque este día no
pude fotografiarlos, tengo una foto de hace tiempo que lo atestigua.
El día estaba cubierto y en el aire flotaba el polvo del
desierto que hemos tenido estos días sobre nuestras cabezas pero nos pareció
comprobar que según ascendíamos descendía la concentración.
Más adelante, los rezagados nos desviamos ligeramente del
track y nos quedamos sin pasar por la fuente del rey y por los 17 hermanos.
Para más “inri” tuvimos que subir una cuesta considerable para volver al
camino. Lo bueno fue que, por una vez y gracias a la desviación, adelantamos a
los que siempre van en cabeza.
Durante la comida y como había sido su cumpleaños, MA apagó
una vela que amablemente le había traído W. Le cantamos cumpleaños feliz sin
desafinar y nos comimos el chocolate, las perrunillas, las rosquillas y demás
para compensar el ejercicio.
Ya de vuelta, MA nos invitó en Miraflores, charlamos un rato
y cada uno a su casa hasta la próxima.
Miguel