Esta ruta, como puede verse en “Excursiones realizadas” de nuestro blog, la hemos hecho tres veces, cuatro si contamos esta. La primera, el 10 de marzo de 2004, la segunda, el 21 de febrero de 2007 y la tercera, el 20 de febrero de 2008, si nuestros archivos no nos engañan, pues lo que es la memoria ya no está para estos detalles. De las tres propuestas que se enviaron, esta fue elegida casi por unanimidad. Se ve, pues, que es una de nuestras favoritas.
El día fue soleado, con nubes de evolución, temperatura agradable, unos 20 grados Centígrados, y no cayó ni una gota de agua. Aunque sí nos encontramos con agua en abundancia a lo largo de todo el camino, corriendo por torrentes y arroyos que, junto con el trinar de los pájaros, es uno de los rumores más agradables de la naturaleza.
Estuvimos esta vez: Chicho, Jero, JL, MA, JP, Paco y Manolo. Otros no vinieron porque no quisieron o porque se marcharon a tomar los baños de Archena o al camino de Santiago o no sé…
Se accede al punto de inicio de esta marcha por la A1, hacia Burgos, dejando la autovía por la salida a El Berrueco, en el km 61. En seguida hay que hacer un cambio de sentido para coger una carretera casi abandonada que, en paralelo a la autovía, nos lleva hasta el puente de los pretiles azules. Cruzando el puente dejamos los coches, cambiamos de botas y comenzamos a caminar siguiendo la descripción de A. Campos.
El camino, rodeado de pinos, es llano, sin dificultad. Al cabo de aproximadamente una hora nos detuvimos para descansar y tomar los frutos secos y un trago de vino de la bota, momento que aprovechó Paco para hacer cuentas (teníamos un déficit de dos euros por barba, que al menos yo pagué). El lugar es el mismo donde ya habíamos parado alguna otra vez, si no todas las veces anteriores, y una vez tomamos resuello, iniciamos la ascensión por el camino que gira casi perpendicular al que llevábamos. Aquí comienza la gran subida. Fueron unos 400 metros de desnivel, hasta llegar a la base del pico de La Miel, como atestigua el dibujo obtenido mediante el GPS de JL o de Chicho, ahora no caigo. Una vez en la base, serían las dos de la tarde, algunos subieron al pico (JP, Jero, Paco y, a medias, MA) y los demás esperamos hasta las dos y media para comer todos juntos. Después de la comida charlamos de casi todo, menos de mujeres.
Para descender, retrocedimos hasta divisar las dos máquinas excavadoras abandonadas que menciona Campos (se utilizaron para extinguir los incendios que abrasaron la zona en el verano del 2000), y desde allí encontramos el camino que nos llevó hasta el depósito de agua de Cabeza Mala, y continuamos bajando hasta el mismo camino por donde iniciamos la excusión, y de allí a los coches.
JL, para celebrar su cumpleaños, nos invitó en una cafetería-pastelería a la entrada de La Cabrera y allí, entre dulces, cafés, refrescos y otras bebidas, relajados, sí hablamos de mujeres.
Pese a nuestras escapadas de los miércoles, la vida sigue y a MA lo llamó la policía para informarle de que habían encontrado su coche abierto, pero que lo revisaron todo y no faltaba nada, como pudo comprobar él a la vuelta. La explicación es sencilla: se había dejado una puerta abierta. A Paco lo llamó su hijo Héctor, que el coche le perdía mucho aceite. Se le había quemado el motor.
Seguro que pasaron muchas más cosas, pero qué importancia tienen si las comparamos con la muerte de Bin Laden (no sé si se escribe así) o con el dictamen del tribunal Constitucional sobre Bildu o la beatificación del papa Juan Pablo II o la eliminación del Madrid a pies del Barcelona para la Champions…
Manolo
Fotos: