jueves, 9 de junio de 2016

Por el Canal del Vellón y del Mesto 8 junio 2016



Hoy estábamos de nuevo en el aparcamiento del cementerio del Molar en la ermita de la Soledad, para recorrer el canal del Mesto. Habíamos hecho esta excursión varias veces, todas diferentes. En la del 2013, habíamos ya subido al canal del Vellón, haciendo una circular que terminamos en Pedrezuela. En aquella ocasión, la excursión fue un poco larga y además con pequeñas incidencias que están relatadas en la web de Marchosos (http://marchosos2010.blogspot.com.es/2013/11/el-canal-del-mesto-20112013.html) Esta vez queríamos hacer algo parecido, pero había que ver cómo de crecido estaba el río para intentar subir a la urbanización Montenebro desde el azud del Mesto.
Pasamos el río, sin mojarnos, aunque aun llevaba bastante agua, y empezamos a subir por un sendero bien marcado pero de fuerte pendiente hacia la urbanización y el canal del Vellón que pasa a su lado. Haríamos la excursión en sentido contrario al 2013 y con algunas variaciones interesantes.

Habría que decir que los Marchosos en esta ocasión eran sólo Juan Angel y Chicho, Miguel no pudo venir en el último momento. Solemos decir que “ya falta poco para que el último apague la luz”, pero mientras haya dos no hay discusión. La única ventaja de esta reducción al grupo “casi-nulo” es que hay pocas posibilidades de llevar la contraría al que patea con uno, siempre se está de acuerdo en los cambios de planes. Uff que bien!!

Habíamos llegado a Montenebro (piazo urbanización!, nosotros sólo la tocamos por el sur)


y nos dirigíamos a pasar el acueducto de Zegri ( parece un nombre yugoslavo), que es esa preciosidad que destaca en un bosque densísimo de encinas y enebros. Antes de llegar a él descubrimos, unos metros antes de una curva en el forestal por el bajábamos una señal que nos llamó la atención, efectivamente, si uno fuera en coche debería tener muy en cuenta la señal, ya que de no hacer adecuadamente el conductor la curva, podría despeñarse por ella.


 Al final del acueducto nos paramos a tomar los panchitos, yo me acordé de Paco, bueno de su bota, y al cabo de unos pocos minutos, volvimos al camino, se ve que con dos se reducen los temas que aparecen para dilatar la pitanza.



Nos esperaba, al cabo de poco más de un kilómetro, la subidita a la almenara de Labajos. Y llegó.


Me acordaba de ella, pero en aquella ocasión la bajamos. El canal del Mesto se veía muy abajo en la otra pendiente del río Guadalix, hacía él queríamos dirigirnos, y tratábamos de encontrar algún sendero que nos permitiera descender los más de 120 m que nos separaban del río. Lo encontramos ,un sendero precioso, que nos llevó con alguna sombra a la parte superior de la cascada del Hervidero, no se veía el chorro, sólo se oía, pero sí se veía en la orilla el mantel de una familia que aún no había recogido.


Comenzaba el sendero en la parte de atrás de la almenara de Los Castillejos. Es bueno conocerlo, es un buen paso entre canales (Mesto/Vellón).

Pasamos el río cerca de lo que en el mapa se denomina casa del Lavadero, nos quedaba otra pequeña subida para alcanzar el canal del Mesto y desde allí no pensar en más subidas hasta el azud del Mesto. Nos quedamos sin agua, hacía bastante calor y llegamos al azud para primero refrescarnos en el Guadalix y luego comer algo antes de la subida que aún nos quedaba hasta la ermita en donde habíamos dejado el coche. 


Comimos en la zona que ya habíamos visitado por la mañana al subir por allí a Montenebro. La zona era fresquísima y lo agradecíamos. Volví a acordarme de Paco, esta vez con más insistencia ya que me había quedado sin agua, y el Guadalix, tan cerca de Pedrezuela y Montenebro, no consiguió convencernos de que bebiéramos, sólo nos refrescamos con agradecimiento.

Llegamos a la ermita-cementerio y le dije a Juan Angel que si estuviera abierto era posible que encontráramos una fuente o algún grifo que utilizan para aliviar a las flores que le ponen a los residentes. Así fue.

Chicho