jueves, 1 de junio de 2017

Los tejos del arroyo Valhondillo 31 de mayo 2015


Otra vez más volvimos a visitar los tejos del Valhondillo (Borondillo), ya que las otras marchas propuestas "Cardoso de la Sierra-Pico Santuy" y "Braojos-Dehesa boyal-Porrilla"  no fueron agraciadas con el voto de JL, el único que se recibió. El grupo está diezmado, los últimos en caer con fisura de esternón y gastroenteritis se unieron al que fue a Malta y al que vigilaba el correcto desarrollo del arreglos de cocina ( éste finalmente pudo venir). Así que a la hora de costumbre JL, Miguel y el que escribe, empezamos la marcha en la Isla, para ir subiendo por el margen izquierdo del arroyo de la Angostura que bajaba muy contento con las últimas lluvias de este mes de Mayo.


El sendero, muy agradable por la visión del arroyo tan cercano, pasaba por robledales y arboles de ribera que hacían las delicias de los pájaros de la zona. No sabe uno si cantaban por lo húmedo del entorno o por haber terminado ya sus deberes de crianza de la prole. Posiblemente por ambas cosas.

Somos animales de costumbres y volvimos a tomar los "panchitos" en el puente de la Angostura. Esta vez no haciendo caso a los geocachs cercanos y disfrutando de unos nísperos muy sabrosos que traía Miguel.



Llevábamos un par de tracks para acercarnos a los tejos, no por la parte norte, que llega a ellos por una pista forestal, sino por el sur. No es que sea difícil llegar, el terreno entre abetos es mullido y no ofrece problemas, pero hay que estar atentos para saber exactamente qué arroyo cruza uno, ya que con las lluvias todos parecían el Borondillo. Como se puede ver en el mapa, por la zona aparece el arroyo del Paraje, el arroyo de los Pinganillos, el arroyo de las Zorras y por fin el Valhondillo. Cada uno de ellos encajado entre laderas. Por no ir muy atentos a los tracks, cruzamos un par de ellos antes de llegar a los tejos y al Valhondillo.


La zona era muy bonita, así que disfrutamos de los pequeños desvíos.

Por fin los tejos. Muy viejos, y que dan un poquito de pena, aunque posiblemente puedan duran unos cientos de años más, si Trump lo permite. La excursión se hacía en un día perfecto, muy húmedo y con algún chubasco ocasional, que refrescaba las hojas de los muchos y hermosos acebos que había por la zona. Robles, acebos, pinos albales y tejos hacen de esta excursión una delicia.

Comimos donde el Valhondillo atraviesa el forestal para ir hacia el arroyo de la Angostura. A nuestro lado las últimas setas también agradecían las lluvias


y un poco más abajo nos encontramos con las hermosas madres orgullosas


de sus ya creciditos terneros.




Al final, incluso el embalse del Pradillo añadía un poco más de tranquilidad a la excursión.

Miguel nos invitó a café/poleo en el restaurante PinosAguas antes de coger el coche para volver a Madrid.



Chicho