jueves, 26 de febrero de 2015

Crónica el Canal del Mesto 25 de febrero de 2015.

                        

La excursión escogida para esta semana fue ir al Canal del Mesto, a pesar de ser la sexta vez que hacíamos este recorrido en los 11 años de nuestra historia de senderistas. Nuestra ruta empieza en el cementerio de El Molar y mediante caminos nos acercamos a un extremo del Canal, hacemos el recorrido y volvemos desde el otro extremo al cementerio, haciendo una ruta circular de unos 13 Km.





Los asistentes fueron esta vez: Chicho, José Luis, Juan Angel, Manolo, Miguel Angel y Jesus G (cronista de la semana). Fernando se había apuntado, pero por problemas con el coche tuvo que renunciar.
El día era ventoso, con sol y la temperatura agradable. Como nota novedosa, decidimos hacer esta vez el recorrido en sentido inverso al habitual, es decir ir hacia el extremo sur del Canal y salir por su lado norte. Teníamos mal recuerdo del tramo que iba desde el Cementerio del Molar al Canal del Mesto por que el camino era de carretera. Esto fue un acierto por encontramos una senda que con bonitas vistas sobre el valle del rio Guadalix y que incluso acortaba algo el recorrido. La atalaya del Molar la rodeamos por el sur. Siguiendo por una estrecha senda llegamos a la almenara del Sifón del Guadalix. De allí bajamos por  una pista (casi carretera) al extremo sur del recorrido del Canal. Esta ruta es uno de los recorridos propuestos por la Comunidad de Madrid y se puede encontrar información más detallada, con datos relativos a esta y otras rutas, en el siguiente link http://lineaverdemunicipal.com/fotosNoticias/guia_rutas_sag_exp.pdf  

Este canal de construyó en 1859 ante los problemas que aparecieron en el embalse del Pontón de la Oliva y la necesidad de llevar agua a Madrid. Era un pequeño canal de sección rectangular de 0,42 por 0,55 m que desembocaba en el canal Bajo, antes de su paso por el río Guadalix. Este canal tomaba el agua en un azud, de 4 m de altura y 26 m de longitud, que se construyó unos 4 km aguas arriba de este punto, donde ya existía cota suficiente para que las aguas circularan por gravedad hasta el canal Bajo. Apenas si era capaz de conducir 110 l/s, pero ayudó algo a paliar los problemas existentes hasta la construcción del embalse de El Villar. En la actualidad el canal está en desuso pero conservado perfectamente. En el recorrido se pueden ver unas construcciones cilíndricas (respiraderos), el acueducto de Zegri y unas impresionantes vistas del cañón del Guadalix.
El camino discurre por la ladera izquierda del cañón a unos 50 m. de altura respecto al Guadalix. En el extremo sur el Guadalix tiene una pequeña cascada conocida como la "Cascada del Hervidero" pero como había que bajar (y volver a subir) unos 50 m. de desnivel con una pendiente muy fuerte, solo 

 Paco se animó a hacerlo y abajo encontró con que estaban rodando un capítulo de Águila Roja.


Llegados al Azud del Mesto, nos encontramos que el acceso a la presa estaba cerrado. 

Comimos a la orilla del rio y regresamos a los coche sin nada más que comentar volvimos a Madrid.

Un día agradable y una excursión interesante.

JG

Recorrido de la ruta

Perfil de la ruta


domingo, 22 de febrero de 2015

CABEZA ANTÓN 18/02/15




Hoy, nos hemos juntados seis aguerridos, seis, montañeros para subir a este piquito de El Atazar: Chicho, JL, Miguel Ángel, JA, Miguel y Paco, el que suscribe. Los “rajados” son JP, de curso; Manolo y Pablo, aquejados de distintas dolencias; Jero, que se ha ido a la vieja Onuba; JG, que no le toca y Fernando, que quiere preparar una audición musical.
A Paco le ha tocado proponer excursión, por lo que se deduce que hoy es el que decide por dónde ha de transcurrir la misma, dónde y cuándo se hacen las paradas habituales (“panchitos”, reagrupamientos, almuerzo, etc.).
En El Atazar, estuvimos los marchosos en el año 2004 y ahora lo hemos encontrado remozado, con un adoquinado rosado y casas rehabilitadas y construidas con pizarras que presentan una vista muy agradable.
Nada más comenzar, Chicho y JA deciden, sin consultar al líder, hacer la marchita al revés de como la propone el jefe, es decir, tomar el GR-88, después desviarse por un camino, registrado en el GPS, y llegar así a Cabeza Antón; después bajar por donde se debería haber subido llegando así al pueblo de El Atazar.
Lo hacemos así, pues a Paco no le hace nadie ni caso y, bueno, la propuesta, al fin y al cabo es una variante curiosa y que se puede cambiar cuantas veces queramos. Una vez puestos en marcha, comenzamos a subir directamente, a subir y subir. Al cabo de un rato, el grupo se divide en dos, unos (Chicho, JA y JL) que cogen un atajo, subiendo por el curso de un reguerillo, con un desnivel muy fuerte, y otros (Paco, Miguel y Miguel Ángel) continúan por el forestal que asciende más suavemente. Estos tres observan que cerca de las márgenes del camino hay sembrados unos pequeños arbolitos protegidos con unos plásticos cilíndricos que, en principio, nos parecían secos pues las hojas estaban ya marrones, pero al observar más de cerca, vimos que algunos tenían muchos brotes: unos eran robles y otros encinas. No hemos visto ningún animal por la zona, cuando suponemos que antiguamente habría rebaños de cabras ya que la zona es propensa para ello.
Como está llegando la hora de los panchitos, Paco decide parar con los otros dos marchosos sin llegar a reencontrarse con los otros tres. Observamos una cantidad de montes y de cárcavas sensacionales y se ven muchos picos, completamente salvajes. Después del receso, continuamos el ascenso y al llegar a un altillo, vemos en lontananza a los otros tres marchosos, que, al vernos, parece que nos van a esperar en lo alto de un montículo donde se ve una antena y una pequeña caseta. Es el monte cercano a Cabeza Antón al que llegamos siguiendo la cuerda entre los dos montes, dejando un pinar de repoblación a nuestra derecha. Observamos una línea de monolitos hechos con lajas de pizarra que, supuestamente, marcan un límite de algo (de provincia, tal vez). En uno de ellos (el de Cabeza Antón), nos hacemos una fotito. 









Iniciamos el regreso, después de la reunificación, y Paco, el líder, hace la propuesta de bajar siguiendo todo el GR-88 que transcurre casi a la misma altura que el pueblo de El Atazar. Inexplicablemente, se acepta por el resto de marchosos (¿estarán enfermos?). Así, nos ahorramos la última subida que viene descrita en la excursión. Al cabo de veinte minutos de bajada, nos paramos en unas rocas para almorzar contemplando el paisaje que se puede apreciar en las fotos. De todas maneras, esta marchita no está recomendada con sol, pues todo transcurre entre jaras, retamas, monte bajo, pequeñas encinas y robles melojos.

Fue reconfortante el último tramo de la excursión que discurrió paralela al curso de un riachuelo cantarín y con vistas al pantano a al pueblo. Y para remate, llegando ya a las afueras del mismo, un grupito de niños dio la bienvenida a estos seis esforzados montañeros, seis. ¡Qué agradable final!     

Paco



Camino seguido por el "leader" y sus muchachos.

Perfil





 Pequeña variante de subida de los "disidentes"