Habíamos quedado a las 11 a .m. en los aparcamientos
de la fábrica de madera de Valsaín los marchosos JA, Paco, Chicho, MA, Fernando
y yo mismo, Miguel.
Nos reunimos allí, todos
puntuales menos Fernando al que esperamos hasta las 11,30. En vista de que no
venía y no contestaba al teléfono decidimos iniciar la marcha. Cuando llevábamos
andados 500 ó 600 mts. Recibimos una llamada del susodicho, que se había confundido
y se había ido al pueblo de Valsaín a la izquierda de la carretera en vez de a
la derecha. Chicho y yo volvimos a por él, le recogimos e iniciamos la persecución de los destacados.
Después de una preciosa subida por un pinar muy frondoso, salpicado de robles centenarios, llegamos a El Cerro del Puerco donde se conservan restos de las fortificaciones que los fascistas levantaron para luchar contra el ejército republicano. Las vistas de Valsaín desde allí son impresionantes.
Después teníamos que ir hacia La Chorranca. Estábamos
bastante despistados, pero gracias al GPS de Chicho y a su gran habilidad para
manejarlo logramos llegar a la
Cueva del Monje donde no había monje ni nada, pero en los
alrededores estaban construyendo una cabaña como del oeste. Preguntamos y nos
dijeron que se iba a rodar una película o serie de televisión. También nos
dijeron que por allí habían pasado, monte arriba, tres excursionistas mayores.
Supusimos que eran los nuestros y continuamos la marcha ya a la orilla del
arroyo por unos parajes muy agrestes e impresionantes.
Después de cruzar el arroyo,
sortear rocas y otras dificultades, llegamos por fin a La Chorranca donde nos
esperaban JA, Paco y MA que, creyéndonos perdidos, nos recibieron con grandes
muestras de alegría (pero se habían bebido casi la mitad de la botella de
vino).
Ya todos juntos y después de
admirar el salto de La
Chorranca seguimos la marcha por el medio del monte (allí
encontramos un ternerito perdido que nos dio mucha pena) hasta encontrar una pista asfaltada que nos tenía
que llevar de nuevo al punto de partida. Después de una bonita discusión sobre
una marcha de hace años hacia Peñalara en la que Chicho sostenía una cosa y
otros otra y en la que unos valorábamos la dureza de la subida que hicimos
hacia Peñalara y JA (que no la hizo) la despreciaba, nos detuvimos a comer en
el punto en el que la pista se cruza con la desviación a la Silla del Rey. Chicho detuvo
un coche que pasaba con unos trabajadores del lugar y les informó del sitioen
el que habíamos visto el ternerito perdido. La cara de cachondeo de los
lugareños fue todo un poema.
Después de comer decidimos subir
a la Silla del
Rey y así lo hicimos menos Fernando y MA que se quedó con él esperándonos. Desde
la silla hay unas vistas espectaculares. Como yo era el líder del día y aunque
nadie me había hecho ningún caso hasta ese momento, nos fotografiamos haciendo
el paripé de que yo era el rey y ellos mis súbditos.
El resto del camino muy cómodo
por la pista primero y luego por una senda ancha, nos llevo al punto de
partida, allí nos separamos, unos a Madrid y otros a tomar unos cafés.
Y así hasta la próxima