jueves, 23 de abril de 2015

ALAMEDA DEL VALLE A MAJADA DEL COJO 22-04-2015


CRONICA DE LA MARCHA  ALAMEDA DEL VALLE- MAJADA DEL COJO
22- ABRIL 2015



Por diversas circunstancias, solamente nos juntamos para la marcha los 5 que quedamos en casa de José Luis:
José Luis, Jesús García, Chicho, Jero y Miguel Ángel y que con un gran sentido de ahorro energético fuimos a Alameda del Valle en un solo coche.
Esta marcha no se había hecho desde 2006, aunque a la Majada del Cojo se había ido hace poco desde La Morcuera.
Comenzamos la marcha, después de aparcar el coche en las inmediaciones de la Iglesia de Alameda del Valle. Esta Iglesia es original del siglo XV aunque muy restaurada, solamente en la portada sur y en la torre se conserva su estilo original.
Comenzamos la marcha pertrechados contra la posible lluvia, que cómo otras tantas veces fue una falsa amenaza.
Al poco de pasar el puente sobre el Lozoya, y a la altura de un helipuerto, abandonamos el PR12  por una pista que salía a la derecha en dirección Ermita de Santa Ana. La pista llanea unos 3 Km hasta llegar a la ermita. El paisaje en esta época es bastante bucólico, como si fuera una pintura, prados verdes, vacas sesteando (¿por qué sestean las vacas a las 12 de la mañana?), y las montañas del sistema Central con nieve en la cumbre, siempre de fondo presididas por el Peñalara.

Los prados verdes estaban llenos de zarzas, como si alguien las hubiera sembrado, íbamos paralelos al arroyo Santa Ana y las nubes que tapaban el sol hacían llevadero el camino.
 
 A la altura de la ermita nos desviamos para verla y hacernos una foto de grupo, volviendo después a la pista.  Hasta ahora  el camino coincidía con el “Camino natural del Lozoya” que va de Rascafría a Lozoya, a partir de ahora dejamos este camino y comenzamos la subida, aunque por la misma pista en muy buen estado. La pista va haciendo zigzag muy profundos que suavizan la pendiente y comienza el robledal. La mayoría de los robles estaban sin hoja, pero algunos rastreros ya las tenían y otros tenían brotes incipientes. Algunos marchosos valientes para evitar los ángulos del camino cogieron atajos, pero no midieron el sobreesfuerzo y luego fueron adelantados por los que hacían el camino normal.
 A mitad de la ascensión, paramos a tomar los panchitos en lo que parecía ser un abrevadero abandonado. El vino de ribera del Duero que trajo en la bota José Luis sigue siendo excelente.
Justo antes de parar algunos vimos un jabalí negro que se escondía en la espesura del robledal, pero sin tiempo de tomarle una foto.
Seguimos subiendo sin descanso atravesando el arroyo de La Hiruela, que desemboca en el arroyo Santa Ana, hasta juntarnos con el PR12, que es por donde bajaríamos. De ahí al destino, la casa forestal Majada del Cojo, quedaban unos pocos metros que subimos sin dificultad hasta los 1615 metros.
Tuvimos suerte, mientras observábamos el valle de ver volando un milano, fácilmente distinguible por la forma de su cola
En unas paredes aledañas a la casa dimos buena cuenta de nuestras frugales viandas, con vistas a Peñalara, el Nevero y las demás cumbres. Los pueblos se alineaban perfectamente en el valle, Rascafría, urbanización Los Trampales, Oteruelo, Alameda y Pinilla que lo veríamos al bajar. Tuvimos hasta turrón que trajo Jero y no faltó chocolates y aguardiente. La tertulia, versó sobre el último caso de corrupción, fue un diálogo más que una discusión, y es que en estos casos es difícil no estar de acuerdo.
Una vez acabada la tertulia, retrocedimos unos metros por donde habíamos subido, pero ya cogimos el Pr12, que sin dejarlo nos llevó al coche. El camino de vuelta es menos monótono que la subida, se camina entre robledales, viendo el pequeño valle que deja el arroyo La Hiruela que cruzamos casi en su nacimiento. En una de las curvas se pudo apreciar el embalse y pueblo de Pinilla.
 Atravesamos manadas de toros y vacas de color negro, que quizás debido a esto, imponían cierto respeto.
Sobre las 5 de la tarde llegamos al coche, donde nos recibió un viejo asno con una sarta de rebuznos, quizás debido a la similitud de edades, teniendo en cuenta la proporción, claro.
De allí fuimos a Lozoya donde Jero nos invitó por cumplir años el domingo siguiente. Desde aquí quiero felicitar a Jero, desearle un feliz cumpleaños y que nos pueda invitar muchas más veces.

M.A