Cumplo con mi obligación de terminar la crónica, y la continuo (aunque tarde) justo donde la dejó JP.
Nos fuimos a la cama los cinco marchosos que habíamos quedado del día anterior: Jero, Chicho, JP, Paco y yo, y después de un sueño reparador en una habitación muy cómoda nos levantamos temprano y disfrutamos de un tranquilo y relajante desayuno.
En la puerta del hotel nos despidió el dueño (es el de la camisa a cuadros ) que nos contó sus andanzas por la montaña, que, lamentablemente, ya no podía hacer más por problemas de salud.
Salimos muy animosos en una mañana espléndida y pronto comenzamos una subida entre pinos que nos llevó enseguida hasta las inmediaciones de La Chorranca , donde nos detuvimos un rato para disfrutar del paraje.
Conducidos por JP, Paco y yo bajamos hasta la cascada que traía mucha agua, mientras Jero y Chicho reanudaban la subida .
Poco después nos volvimos a reunir los cinco y nos detuvimos a tomar los obligados frutos secos contemplando una impresionante vista de la llanura que se extendía a nuestros pies y en la que podíamos ver perfectamente La Granja , Segovia…
Repuestos de la ascensión, continuamos la marcha, dejamos atrás los pinos, subimos por una vaguada muy bonita por la que discurre un caudaloso arroyo, y llegamos al collado
Desde allí iniciamos la bajada hacia la Laguna de los Pájaros.
La gran cantidad de nieve hacía poco menos que imposible avanzar algunos pasos, pero gracias a nuestro esfuerzo y a que, alertados por Jero, habíamos tomado la previsión de llevarnos los GUETRES, pudimos por fin llegar a la mencionada laguna.
Allí ocurrió algo extraordinario: estabamos JP y yo intentando salvar un peligroso nevero cuando aparecieron tres americanas muy jóvenes, muy guapas y de piernas interminables que nos pidieron por favor si nos podían hacer fotos. Les dijimos que sí.
Si alguien no se lo cree, JP tiene documentos fotográficos (de las chicas) que lo demuestran.
Después, en la laguna, Paco se dio un baño (de pies) y se vistió tranquilamente, como si nada
Comimos en la Laguna de Los Claveles, rodeados de pequeñas lagunillas y asediados por los mosquitos
Tras la comida, bajamos hasta la Laguna de Peñalara disfrutando de unas vistas maravillosas,
Miguel