Asistentes: Chicho, JL, Juan Angel,
Juanma, Miguel, MA, Paco y yo
Quedamos
a las 11:00 en el parking de la Isla, en la carretera de Rasca fría al Puerto de Cotos. Esta vez no hubo despiste. El tiempo era frío y se esperaba lluvia, pero
cuando empezamos a andar el cielo estaba bastante claro.
Empezamos
a subir por la orilla izquierda del ya denominado río Lozoya. Al poco tiempo
echamos de menos a Chicho y a Miguel, y pensamos que vendrían más despacio. Pasamos por el embalse de la presa de
Pradillo,
Al
llegar al puente de Los Hoyones (12:30), nos paramos a tomar los “panchitos”
acompañados del buen vino que nuestro sumiller
nos trajo (Paco) y a esperar a nuestros compañeros que no llegaban. Cuando ya
casi habíamos terminado, aparecieron por la orilla derecha del ahora denominado
arroyo de la Angostura por el puente; en
cierto punto decidieron tomar un camino alternativo, cruzaron el arroyo por el
puente de la Angostura siguiendo al track bajado de wikiloc, y siguieron por
el camino de la orilla derecha del arroyo.
Una vez todos juntos y reconfortados con el buen vino, continuamos el camino por la
misma orilla izquierda del arroyo,
siguiendo el track. En un punto había que cruzar el arroyo para subir por la
orilla derecha has llega al punto en el que se le une el arroyo Guarramilla, donde
volveríamos a cruzar el arroyo para volver por la orilla derecha. Antes la imposibilidad de cruzar el arroyo por
lo crecido que iba, decidimos volver y llegar a la unión del Guarramilla al Angostura., por la orilla derecha y volver.
Al
poco rato comenzó a llover y JL y JA se dieron la vuelta y resto continuamos;
como seguía lloviendo y el resto de la marcha era llegar al punto donde el
Guarramilla se une al Angostura y volver por el mismo camino, decidimos volver.
Alcanzamos a JL y a JA, cruzamos el arroyo por el puente de los Hoyones y seguimos
hasta el puente de la Angostura, done asentamos nuestras reales posaderas para
comer los bocatas acompañado del buen vino y, sobre todo, las diferentes
variedades de chocolates.
El
campo estaba precioso, con el contraste del color verde de los pinos y los
abetos y el amarillo y marrón de los robles y otras especias. Todos los arroyos
que cruzamos y que desembocaban en la Angostura iban cargadísimos de agua, pero gracias a
los puentes de madera lo pudimos cruzar sin ninguna dificultad.
Una
vez repuesta las fuerzas emprendimos el camino hacia la Isla; la temperatura
había bajado bastante y se notaba el frío. Una vez en la isla, cruzamos el río y llegamos al parking, donde nos cambiamos y nos despedimos hasta el próximo
miércoles.
Jerónimo Limón