sábado, 11 de febrero de 2017

CABRERUELA-PEÑA HALCON 8-2-2017


A las 11h 15m partíamos por la pista que sale a la izquierda, a la altura del Km 10, de la carretera de Valdemaqueda a Hoyo de Pinares, los cuatro marchosos : Jero. José Luis ,Miguel Ángel y yo, para realizar una interesante marcha circular que unia en un solo recorrido las subidas al pico Cabreruela y a Peña Halcon. A estas dos habíamos ya subido por separado en distintas ocasiones partiendo de diferentes puntos.
El dia se presentaba soleado pero con viento, de forma que la sensación térmica al comenzar la marcha era de menos dos grados por lo que tuvimos que tirar de guantes, gorros y bufandas.
La subida a Cabreruela se hace , en esta ocasión, desde la parte posterior a la habitual y casi de forma directa , con pendientes superiores al 30%, y a través de un sendero muy poco marcado. En poco menos de una hora nos pusimos en el refugio y desde allí al geodésico . Después de las consabidas fotos en vez de continuar la track , que discurría por lo alto de la cuerda ,bajamos al camino por el que hacemos la subida habitualmente, y al sol y resguardados del viento por una piedras tomamos los panchitos, esta vez sin la bota de Paco que se había tenido que quedar en Madrid , al igual que Chicho, uno por un esguince y otro por la gripe.



Continuamos por el camino hasta encontrarnos , de nuevo, con la track, y empezamos a bajar , con una fuerte pendiente, hasta un arroyo que en sus márgenes tenia zonas aterrazadas de antiguas huertas. Poco mas adelante se encontraban tres casas ya cerca de una pista donde nos encontramos los postes de tres de las rutas señalizadas por el Ayuntamiento de Hoyo de Pinares : Las Viñas, Cuesta Mala y Pino Castrejon-Peña Halcon. La track discurre a la par que los postes indicadores de Peña Halcon. La subida se lleva a cabo al contrario que en la marcha anterior, es decir , subiendo por donde se bajaba y por tanto con mas pendiente al ser mas directa. En un momento determinado Jero y Jose Luis deciden coger otra ruta que no sube hasta la cima y quedamos con ellos en un punto del track pasada ya Peña Halcon.





Miguel Angel y yo continuamos subiendo hacia la cima y ya en la base dejamos los macutos y los palos ( Migue Angel apaga el Garmin para no gastar pilas con lo que en la track no se vera reflejada la subida ) y ascendemos agarrándonos a los cables y agarraderos metálicos llegamos a la cumbre donde nos hacemos fotos para dejar constancia , ante los incrédulos, de nuestra subida. Bajamos con extremo cuidado y continuamos siguiendo las señales hasta encontrarnos con Jose Luis y Jero que sentados al sol y al abrigo de una pared de una paridera estaban ya preparándose para comer.
 
Después de la comida y el consabido traguito de orujo tomamos un camino, que pasando por la alquería de Peña Halcon, nos conduce a una pista que en menos de media hora nos pone en los coches a las cuatro menos cuarto. Cerca de 13Km y 650m de desnivel acumulado nos da una media , según el GPS, cercana a los 4Km/h. Marcha muy bonita e interesante que creo que en otro momento deberíamos hacer todos los Marchosos.
Paramos en el pueblo a tomar un café y vuelta para Madrid

Juan Angel




domingo, 5 de febrero de 2017

CERRO SAN PEDRO 01/02/17



CERRO SAN PEDRO 01/02/17



Hoy le ha tocado a Paco (el que suscribe) proponer excursión y luego hacer un resumen del día. Él ya le tenía ganas a este cerrete aislado pues otras veces que se ha propuesto él no ha llegado nunca a la cima. Esta vez esperamos que se cumpla su deseo.
Iniciamos el camino ocho marchosos y como hace un día malo, con lluvia y niebla, hemos decidido almorzar en un restaurante de Colmenar, en donde nos encontraremos con un miembro histórico de nuestro grupo, que es JS. Los ocho: Chicho, Jero, Miguel Ángel, José Luis, JP, Juan Ángel, JG y Paco. Partimos desde el km 11.8 de la carretera de Colmenar a Guadalix, junto al arroyo Vallejón y empezamos a ascender por la pista de tierra donde hemos aparcado los coches. Por cierto, es la primera vez que vemos el Toyota híbrido de Jero: te metes dentro y parece un avión. Al cabo de un rato de ascensión tenemos que abrir una puerta que aparece en el camino y después de una media hora de andadura, JG ve en su GPS que se puede acortar camino entrando por un camino de animales (¿jabalíes?) muy empinado y allá que se meten él y JP. Los otros seis seguimos la pista de tierra, pues “no hay atajo sin trabajo” y la ascensión se nos hará menos dura. La pista termina en otra puerta cerrada a cal y canto (¿es esto legal?) donde hay ganado vacuno en cantidad: todo inofensivo. Menos mal que nos abrió un individuo que lo cuidaba (tal vez marroquí) y nos indicó otra puerta de salida y el camino, ya campo a través, para llegar a la cumbre del cerrillo. A todo esto, no se veía ni un pijo debido a la niebla. Procuramos ir más juntos que de costumbre para no perdernos los que no llevamos GPS.

Encontramos una vallita de piedra a nuestra derecha que nos condujo hasta la base del cerro. Allí acordamos tomarnos “los panchitos”. Encontramos a JG que ya había llegado hacia un ratito (uno de los del atajo) pero JP no estaba con él, así que el jefe de grupo le hizo una llamada para ver si estaba cerca y esperarlo. Efectivamente, al cabo de unos minutos apareció su calva y, al final, toda su persona con macuto incluido. Nos comentó que en la subida por el atajo le había dado una “pájara” y tuvo que sentarse y esperar un rato para continuar la ascensión: ¡gajes de los senderistas! Paco sacó su bota con un vinito de Ribera del Duero crianza que les supo a gloria a toda la vasca. Terminado el piscolabis, ya sólo faltaba ascender unos 200 m al pico de San Pedro que está a 1.245 m. Hay tres marchosos que no quieren ascender porque ya lo han hecho otras veces y porque hoy, 

con la niebla, no se ve ni tres en un burro. Así es que quedamos cinco para llegar a lo más alto. A todo esto, empieza a llover, lo que se llama un calabobos, y el senderillo que seguimos se mete por un bosque de matas de unos dos metros de alto que nos impide seguirnos bien, pero, poco a poco, al final, los primeros esforzados marchosos que llegan a la cumbre son Miguel Ángel, Juan Ángel y Chicho y luego JG y el último Paco (que por fin ha cumplido su deseo de alcanzar la cima) que como no ve un pijo, sentencia el deseo de volver con mejor tiempo. El hito geográfico está elevado sobre un cono de piedras de unos tres metros de diámetro en la base y resulta inaccesible. Para hacernos los cinco la foto de rigor reclamamos la ayuda de una chica que había subido desde la caseta de los peones camineros y nos contó que era la tres mil doscientas y pico veces que lo hacía (parece que nos dijo que era su paseo casi diario): nos dejó con la moral muy baja. Chicho le preguntó que si era una promesa a lo que la chica (¿unos cuarenta años?) parece que no le oyó o no le hizo caso. Bueno, escribimos nuestra hazaña (¿se le puede llamar así?) en un cuaderno que hay dentro de una caja metálica y antes de disponernos a bajar observamos que hay una muy pequeña imitación de un belén con dos figuritas de esas que salen en el roscón de reyes.


Decidimos ahora bajar por el sendero por donde subieron los del atajo porque teníamos la certidumbre de que el marroquí nos había cerrado la puerta por donde subimos antes, y descubrimos que era bonito pero, eso sí, muy escabroso. Encontramos los restos de una cantera abandonada y después el sendero de animales que nos condujo a la pista de tierra y de allí a los coches.


El almuerzo lo hicimos en un bar para mayores del ayuntamiento de Colmenar con un menú de 8,50 €. Allí estaba JS, alegrándonos todos de verle. El menú tenía una grata sorpresa: nos pusieron un vinito de Rioja de la cosecha que resultó muy agradable de beber (no necesitó mezclarlo con gaseosa) y otra sorpresa desagradable: los “flamenquines” eran unas salchichas empanadas, aunque nos lo avisó la camarera, según dice Miguel Ángel, cosa que yo no escuché.


Paco.