Pese a que algunos, de forma torticera, querían
llevar el ascua a su sardina y otros, que por despiste, supongo que por la edad, se saltaron las normas establecidas y después de 42 o mas
e-mail´s conseguimos acordar ir al
puerto de Navafria y allí mismo definir
la excursión.
Llegamos al aparcamiento del Puerto de
Navafria a las 11,25H después de soportar la pereza de una furgoneta Volkswagen
que nos precedía y que en cada curva que tomaba, parece que se paraba para
hacer una foto. Casi hasta lo entiendo por que el entorno era fantástico,
Cuando llegamos al aparcamiento del puerto,
que estaba como los alrededores del Bernabéu un domingo de partido de liga
Madrid/ Barcelona – es lo que trae tanto paro y jubilado en edad de merecer-
buscamos un hueco entre tanto coche de desocupados y nos preparamos para
emprender la marcha que previamente habíamos acordado entre todos los presentes.
Al otro lado de la carretera, junto al
refugio del Puerto, Pablo, JP, JA, MA, Jero, Chicho, JG, y Miguel iniciamos la
subida por el camino forestal -inicialmente de grava y luego de asfalto- llamado de los ingenieros,que
nos va a conducir, en un grato paseo de dos kilómetros, hasta el mirador de
Navalcollado. Un par de monolitos flanquean el acceso a este balcón asomado al
pinífero valle. Sobre los monolitos, sendas lápidas, exornadas con el escudo de
los ingenieros de montes -hacha y zapapico entre ramas de laurel y roble-,
conmemoran el centenario de la ordenación del pinar, proyectada en 1898 por don
Lorenzo Castro.
En una hora, alcanzamos la vaguada por la que
desciende rumoroso el arroyo del Chorro
-una de las primeras fuentes del río Cega- y aquí se nos despista
nuestro líder carismático JP que no volveremos a ver hasta la vuelta por la
tarde, cerca del mirador de Navalcollado, después de que infructuosamente usamos
todas las nuevas tecnologías de las que disponemos para informarle de nuestra
situación e intentar contactar con él..
Posteriormente avistaremos por entre la fronda
el refugio de Regajohondo. Abandonamos la pista del asfalto y tiramos a la izquierda por una pista que sube,
suavemente por un pinar hasta que a las 13.00 horas el jefe de día da la orden
de tomar los cacahuetes y darle unos tientos a la bota, a la que hoy, se ha sacado
el aire con un Crianza de Rioja y aprovechar para dar un sablazo de 20 euros por cabeza
para el aprovisamiento inmediato de la lotería de navidad.
Seguimos subiendo suavemente por el camino de
piedras hasta alcanzar nuestra cota más alta, en el Cerro de los Cogadillos y descansar
para tomar nuestro almuerzo.
Desde aquí y pese de que algunos querían ir
hacia el Nevero para después dejarse caer (supongo) por el cortafuegos a los
coches, cosa que el jefe de día corta de raíz, iniciamos el suave descenso ente
pinos y setas.
Más de uno comento lo bien que se lo habría
pasado Manolo y Paco perdiéndose entre la floresta para coger níscalos,
boletus, amanitas, senderillas, aegeritas, tricholoma terreum y hasta amanita
muscaria.
Después de reencontramos con JP cerca del mirador de Navalcollado llegamos a los coches (los desocupados salvo
nosotros ya se habían ido), y nos volvimos para casa.