jueves, 28 de enero de 2016

Senda de los Alevines

Sobre las 11 nos encontramos en el aparcamiento de Casa Cirilo los siete marchosos JG, Chicho, Jero, M.Angel, Miguel, Paco y JP, que éramos  los que finalmente nos decidimos a subir al Collado Ventoso por la Senda de los Alevines,
así llamada porque los que fundaron la conocida sociedad de montaña Peñalara y el refugio dedicaron a los jóvenes de ellos esa bella y difícil senda pero hermosa que corre desde la pradera de Majalasna a la del collado Ventoso por la escarpada ladera occidental del sexto de los Siete Picos, serpenteando entre viejos pinos y grandes bolos graníticos.
Nota del autor: como se ve me reafirmo en lo que dije de que el pico que dejamos a la izquierda en la pradera de Majalasna es el séptimo y el de la derecha el sexto.

El día había salido con mucha niebla y así lo vimos en el acercamiento a Cercedilla y en el propio valle de la Fuenfría, aunque no demasiado espesa o baja de forma que se veía perfectamente el entorno de nuestra andadura. En busca de la senda de los Alevines, nos echamos a andar por detrás de la barrera que corta el tráfico pero en vez de coger la calzada y el puente del Descalzo, ambos de origen romano aunque totalmente reconstruidos por Felipe V, cogimos la pista que ya empieza subir hacia la ladera norte en busca de un sendero que nos llevará a la carretera de la República  y en 20 minutos más  cerca ya de la curva de los miradores.

Allí tomamos  los panchitos y tuvimos una estupenda y soleada charla  pues la niebla había despejado pudimos disfrutar de vistas. Coincidimos en los miradores con un grupo de al menos 25 o 30 senderistas de aspecto jubilado con mujeres  con los que Chicho empezó una charla en la que trataba de justificar que nosotros no las tuviéramos, poniéndonos de “raritos. Este tema no creo que seamos capaces de resolverlo nunca.

Nos pusimos en marcha de nuevo avanzando hacia la pradera de Navarrulaque, aunque algunos se entretuvieron en el reloj  de sol de C.J. Cela. Desde esta luminosa pradera asciende, por lo más alto del monte, una senda marcada con trazos de pintura blanca y amarilla que nos va a pedir el primer gran esfuerzo pero que todos cumplimos y al cabo de 30 minutos llegamos a la pradera de Majalasna, que estaba hermosa como siempre aunque esta vez no tenía en sus alfombras ni una pizca de nieve, rodeada de pinos repeinados por el viento norte o sea doblados algunos en esa mil curvas que se ven obligados a hacer.
Dejando a la izquierda el mogote granítico de Majalasna, que es el último y más bajo (1.933 metros) de Siete Picos, cruzamos la pradera ya con una niebla que empezaba de nuevo a cubrirnos y sin perder de vista los círculos amarillos, bordearemos el segundo pico por la senda de los Alevines, tan sinuosa y difícil que obliga a esfuerzos ya al límite.

Así llegamos sobre las 14,30h a la fuente de los Alevines y, acto seguido, nos dispusimos a comer dentro de una espesa niebla que mojaba todo y que no permitía ver a más de 10ms. Hicimos de ese momento de la comida el mejor ambiente posible dado el  de charla, comida y bebida que estupendamente compartimos  el vino de Paco, de Miguel su café, de M.A sus pastas y aguardiente, de Jero su turrón, de JG su tortilla, de Chicho su lacón y yo les jaleaba. A las 15,30 empezamos a bajar por la senda del Cº. Schmit porque allí hacía frío, así que en poco tiempo llegamos a la Cª de la Republica y después de  algo más de media hora más llegamos a la calzada romana y al parking sobre la 17hs.


Algunos nos quedamos a tomar un café u otras cosas y charlar con la barman de Casa Cirilo (bueno Paco se enrolló). Después a casita y finalizar una jornada estupenda

JP




Fotos de 2013: