Sobre las 11
nos encontramos en el aparcamiento de Casa Cirilo los siete marchosos JG,
Chicho, Jero, M.Angel, Miguel, Paco y JP, que éramos los que finalmente nos decidimos a subir al
Collado Ventoso por la Senda de los Alevines,
así llamada porque los que
fundaron la conocida sociedad de montaña Peñalara y el refugio dedicaron a los
jóvenes de ellos esa bella y difícil senda pero hermosa que corre desde la
pradera de Majalasna a la del collado Ventoso por la escarpada ladera
occidental del sexto de los Siete Picos, serpenteando entre viejos pinos y
grandes bolos graníticos.
El día había
salido con mucha niebla y así lo vimos en el acercamiento a Cercedilla y en el
propio valle de la Fuenfría, aunque no demasiado espesa o baja de forma que se
veía perfectamente el entorno de nuestra andadura. En busca de la senda de los
Alevines, nos echamos a andar por detrás de la barrera que corta el tráfico pero
en vez de coger la calzada y el puente del Descalzo, ambos de origen romano
aunque totalmente reconstruidos por Felipe V, cogimos la pista que ya empieza
subir hacia la ladera norte en busca de un sendero que nos llevará a la
carretera de la República y en 20
minutos más cerca ya de la curva de los
miradores.
Allí tomamos los panchitos y tuvimos una estupenda y
soleada charla pues la niebla había
despejado pudimos disfrutar de vistas. Coincidimos en los miradores con un
grupo de al menos 25 o 30 senderistas de aspecto jubilado con mujeres con los que Chicho empezó una charla en la que
trataba de justificar que nosotros no las tuviéramos, poniéndonos de “raritos.
Este tema no creo que seamos capaces de resolverlo nunca.
Nos pusimos en
marcha de nuevo avanzando hacia la pradera de Navarrulaque, aunque algunos se entretuvieron
en el reloj de sol de C.J. Cela. Desde
esta luminosa pradera asciende, por lo más alto del monte, una senda marcada
con trazos de pintura blanca y amarilla que nos va a pedir el primer gran
esfuerzo pero que todos cumplimos y al cabo de 30 minutos llegamos a la pradera
de Majalasna, que estaba hermosa como siempre aunque esta vez no tenía en sus alfombras
ni una pizca de nieve, rodeada de pinos repeinados por el viento norte o sea
doblados algunos en esa mil curvas que se ven obligados a hacer.
Dejando a la
izquierda el mogote granítico de Majalasna, que es el último y más bajo (1.933
metros) de Siete Picos, cruzamos la pradera ya con una niebla que empezaba de nuevo
a cubrirnos y sin perder de vista los círculos amarillos, bordearemos el
segundo pico por la senda de los Alevines, tan sinuosa y difícil que obliga a
esfuerzos ya al límite.
Así llegamos
sobre las 14,30h a la fuente de los Alevines y, acto seguido, nos dispusimos a
comer dentro de una espesa niebla que mojaba todo y que no permitía ver a más
de 10ms. Hicimos de ese momento de la comida el mejor ambiente posible dado el de charla, comida y bebida que estupendamente compartimos
el vino de Paco, de Miguel su café, de
M.A sus pastas y aguardiente, de Jero su turrón, de JG su tortilla, de Chicho
su lacón y yo les jaleaba. A las 15,30 empezamos a
bajar por la senda del Cº. Schmit porque allí hacía frío, así que en poco
tiempo llegamos a la Cª de la Republica y después de algo más de media hora más llegamos a la
calzada romana y al parking sobre la 17hs.
Algunos nos quedamos a
tomar un café u otras cosas y charlar con la barman de Casa Cirilo (bueno Paco
se enrolló). Después a casita y finalizar una jornada estupenda
Fotos de 2013: