viernes, 7 de octubre de 2011

Miraflores-La Parada del Rey - Comienzo de curso 5 octubre 2011

Llegaba octubre, y como en años anteriores los Marchosos sugerían un comienzo de curso. No se canta el "Gaudeamus igitur" yendo en procesión, sino que pasea por algún sendero/cañada de los alrededores y se termina bebiendo y comiendo en  Miraflores. 

El día prometía ser caluroso y se decidió que lo mejor era acercarse a la Fuente del Cura y recorrer alguno de sus sombreados senderos. A mitad de camino, el grupo se dividió, y algunos se fueron a la Hoya de San Blas y el resto decidió subir a La Parada del Rey, en donde nos detuvimos para tomar los frutos secos a golpe de bota y maravillarnos viendo la huida de unos sorprendidos y jovencísimos corzos. Hubo incluso tiempo para buscar y encontrar un "geocach", que es como se le llama ahora a un juegecito  en el que, incluso las personas mayores como nosotros, buscan "tesoros" ocultos en los caminos y se ponen muy contentas cuando los encuentran. 

La vista desde este lugar, hace olvidar los más de 200 m de la subida, pero merece la pena, ya que desde allí se divisa la mole de la Najarra que vigila los pinares que crecen a sus pies y acompañan al camino que sube hacia el puerto de la Morcuera, y los densos robledales que rodean al embalse de Miraflores. A la vuelta, atravesamos el robledal por un fácil y sombreado camino, que no aparece en los mapas del SIGPAC, y que está señalizado con marcas "Verde/Blanco" de una "ruta verde-RV",  que nos devolvió al camino de la Fuente del Cura.

Al llegar a la casa pequeña en donde teníamos la comida, el vino, la cerveza y la sidra (todo lo que tan generosamente habían traído) , alguien dijo que había que poner un poco de orden a ese enjambre de excursionistas que querían participar. Unos se dedicaron a preparar el arroz que acompañó a los conejos, otros encontraron una mesa circular debajo de una encina y allí dispusieron los aperitivos. Después se comió, se bebió e incluso un "antiguo leader" fue a buscar a la mochila una hoja con frases muy ingeniosas que todos reímos. El que nos había llamado desde el cementerio, porque estaba perdido ( la edad!), incluso se tuvo que cambiar de sitio a los postres diciendo que hacía mucho calor y que abriéramos la ventana.(la edad? el vino?). Aunque sería mentira decir que echamos de menos a los dos que no pudieron venir (somos así siempre), si es verdad, que el que escribe se acordó de uno de ellos cuando "el del cementerio" se cambio de sitio por el calor. Qué curioso!!.

Finalmente, el dueño de la casa los despidió diciéndoles que él se quedaba a recoger, pero Neska, la perra, sabía que no era por eso.








Chicho