domingo, 22 de febrero de 2015

CABEZA ANTÓN 18/02/15




Hoy, nos hemos juntados seis aguerridos, seis, montañeros para subir a este piquito de El Atazar: Chicho, JL, Miguel Ángel, JA, Miguel y Paco, el que suscribe. Los “rajados” son JP, de curso; Manolo y Pablo, aquejados de distintas dolencias; Jero, que se ha ido a la vieja Onuba; JG, que no le toca y Fernando, que quiere preparar una audición musical.
A Paco le ha tocado proponer excursión, por lo que se deduce que hoy es el que decide por dónde ha de transcurrir la misma, dónde y cuándo se hacen las paradas habituales (“panchitos”, reagrupamientos, almuerzo, etc.).
En El Atazar, estuvimos los marchosos en el año 2004 y ahora lo hemos encontrado remozado, con un adoquinado rosado y casas rehabilitadas y construidas con pizarras que presentan una vista muy agradable.
Nada más comenzar, Chicho y JA deciden, sin consultar al líder, hacer la marchita al revés de como la propone el jefe, es decir, tomar el GR-88, después desviarse por un camino, registrado en el GPS, y llegar así a Cabeza Antón; después bajar por donde se debería haber subido llegando así al pueblo de El Atazar.
Lo hacemos así, pues a Paco no le hace nadie ni caso y, bueno, la propuesta, al fin y al cabo es una variante curiosa y que se puede cambiar cuantas veces queramos. Una vez puestos en marcha, comenzamos a subir directamente, a subir y subir. Al cabo de un rato, el grupo se divide en dos, unos (Chicho, JA y JL) que cogen un atajo, subiendo por el curso de un reguerillo, con un desnivel muy fuerte, y otros (Paco, Miguel y Miguel Ángel) continúan por el forestal que asciende más suavemente. Estos tres observan que cerca de las márgenes del camino hay sembrados unos pequeños arbolitos protegidos con unos plásticos cilíndricos que, en principio, nos parecían secos pues las hojas estaban ya marrones, pero al observar más de cerca, vimos que algunos tenían muchos brotes: unos eran robles y otros encinas. No hemos visto ningún animal por la zona, cuando suponemos que antiguamente habría rebaños de cabras ya que la zona es propensa para ello.
Como está llegando la hora de los panchitos, Paco decide parar con los otros dos marchosos sin llegar a reencontrarse con los otros tres. Observamos una cantidad de montes y de cárcavas sensacionales y se ven muchos picos, completamente salvajes. Después del receso, continuamos el ascenso y al llegar a un altillo, vemos en lontananza a los otros tres marchosos, que, al vernos, parece que nos van a esperar en lo alto de un montículo donde se ve una antena y una pequeña caseta. Es el monte cercano a Cabeza Antón al que llegamos siguiendo la cuerda entre los dos montes, dejando un pinar de repoblación a nuestra derecha. Observamos una línea de monolitos hechos con lajas de pizarra que, supuestamente, marcan un límite de algo (de provincia, tal vez). En uno de ellos (el de Cabeza Antón), nos hacemos una fotito. 









Iniciamos el regreso, después de la reunificación, y Paco, el líder, hace la propuesta de bajar siguiendo todo el GR-88 que transcurre casi a la misma altura que el pueblo de El Atazar. Inexplicablemente, se acepta por el resto de marchosos (¿estarán enfermos?). Así, nos ahorramos la última subida que viene descrita en la excursión. Al cabo de veinte minutos de bajada, nos paramos en unas rocas para almorzar contemplando el paisaje que se puede apreciar en las fotos. De todas maneras, esta marchita no está recomendada con sol, pues todo transcurre entre jaras, retamas, monte bajo, pequeñas encinas y robles melojos.

Fue reconfortante el último tramo de la excursión que discurrió paralela al curso de un riachuelo cantarín y con vistas al pantano a al pueblo. Y para remate, llegando ya a las afueras del mismo, un grupito de niños dio la bienvenida a estos seis esforzados montañeros, seis. ¡Qué agradable final!     

Paco



Camino seguido por el "leader" y sus muchachos.

Perfil





 Pequeña variante de subida de los "disidentes"

2 comentarios:

manolo dijo...

Solo añadir que en un momento de la subida Chico propuso que acortáramos la subida por una traja por la que bajaba un riachuelo. Solamente Juan y yo nos dejamos engañar y empezamos a subir por una pendiente del cuarenta por ciento.
Como la subida se complicaba yo que iba el primero vi una desviación menos difícil y mas ancha a la derecha y le propongo a Chicho que nos desviemos a la derecha con menos pendiente.
Chicho cual capitán Araña me responde que no, que todo recto.
Me armo de valor y continuo recto, la pendiente del cincuenta y sesenta por ciento me obligaba a gatear lleno de agua y barro del riachuelo. Las pulsaciones subieron a ciento sesenta por minuto.
Cuando llego arriba después de esperar diez minutos los veo que vienen por el camino fácil que Chicho a mi propuesta había rechazado.
En ese momento era la una , los demás y la bota se tomaron abajo los panchitos y nosotros las nueces arriba sin bota. Al cabo de media hora aparecieron contentos como el que se ha tomado el doble de tragos de vino de los que les correspondía. Paciencia otra vez.
Así pues añado foto de este perfil. Como se ve logre atajar bastante a costa de embarrarme un poco.
Las vistas en Cabeza Antón en 360 grados preciosas. Saludos JL

Chicho dijo...

Volver a una excursión después de 10 años es un sentimiento agradable, no voy a decir que sea cómo un cumpleaños feliz, pero tiene algo de sorprendente
que después de tantos años y, dada nuestra edad, aún estemos subiendo y bajando montañas y emocionándonos al descubrir senderos hermosos. La bajada por el GR88 para volver al pueblo del El Atazar es uno de esos descubrimientos que nos reconfortan y alegran. No lo pisamos en el 2004, tampoco subimos hacia Cabeza Antón por el camino que las maquinas hicieron para traer una conducción de agua al pueblo y que no sabemos si estaría ya en esa fecha lejana, por tanto esta excursión resultó ser muy diferente, pero igualmente agradable por las cumbres algo nevadas que se podían observar al llegar a la planicie de Cabeza Antón. Sorprende ver por donde la M-130 consigue salir de Puebla de la Sierra, que no conseguíamos ver, pero que adivinábamos al situar Peña La Cabra en el horizonte, esa otra excursión que hicimos el 11 de febrero de 2004, una semana después de la de Cabeza Antón.

Chicho