Hoy,
nos hemos juntados seis aguerridos, seis, montañeros para subir a
este piquito de El Atazar: Chicho, JL, Miguel Ángel, JA, Miguel y
Paco, el que suscribe. Los “rajados” son JP, de curso; Manolo y
Pablo, aquejados de distintas dolencias; Jero, que se ha ido a la
vieja Onuba; JG, que no le toca y Fernando, que quiere preparar una
audición musical.
A
Paco le ha tocado proponer excursión, por lo que se deduce que hoy
es el que decide por dónde ha de transcurrir la misma, dónde y
cuándo se hacen las paradas habituales (“panchitos”,
reagrupamientos, almuerzo, etc.).
En
El Atazar, estuvimos los marchosos en el año 2004 y ahora lo hemos
encontrado remozado, con un adoquinado rosado y casas rehabilitadas y
construidas con pizarras que presentan una vista muy agradable.
Nada
más comenzar, Chicho y JA deciden, sin consultar al líder, hacer la
marchita al revés de como la propone el jefe, es decir, tomar el
GR-88, después desviarse por un camino, registrado en el GPS, y
llegar así a Cabeza Antón; después bajar por donde se debería
haber subido llegando así al pueblo de El Atazar.
Lo
hacemos así, pues a Paco no le hace nadie ni caso y, bueno, la
propuesta, al fin y al cabo es una variante curiosa y que se puede
cambiar cuantas veces queramos. Una vez puestos en marcha, comenzamos
a subir directamente, a subir y subir. Al cabo de un rato, el grupo
se divide en dos, unos (Chicho, JA y JL) que cogen un atajo, subiendo
por el curso de un reguerillo, con un desnivel muy fuerte, y otros
(Paco, Miguel y Miguel Ángel) continúan por el forestal que
asciende más suavemente. Estos tres observan que cerca de las
márgenes del camino hay sembrados unos pequeños arbolitos
protegidos con unos plásticos cilíndricos que, en principio, nos
parecían secos pues las hojas estaban ya marrones, pero al observar
más de cerca, vimos que algunos tenían muchos brotes: unos eran
robles y otros encinas. No hemos visto ningún animal por la zona,
cuando suponemos que antiguamente habría rebaños de cabras ya que
la zona es propensa para ello.
Como
está llegando la hora de los panchitos, Paco decide parar con los
otros dos marchosos sin llegar a reencontrarse con los otros tres.
Observamos una cantidad de montes y de cárcavas sensacionales y se
ven muchos picos, completamente salvajes. Después del receso,
continuamos el ascenso y al llegar a un altillo, vemos en lontananza
a los otros tres marchosos, que, al vernos, parece que nos van a
esperar en lo alto de un montículo donde se ve una antena y una
pequeña caseta. Es el monte cercano a Cabeza Antón al que llegamos
siguiendo la cuerda entre los dos montes, dejando un pinar de
repoblación a nuestra derecha. Observamos una línea de monolitos
hechos con lajas de pizarra que, supuestamente, marcan un límite de
algo (de provincia, tal vez). En uno de ellos (el de Cabeza Antón),
nos hacemos una fotito.
Fue
reconfortante el último tramo de la excursión que discurrió
paralela al curso de un riachuelo cantarín y con vistas al pantano a
al pueblo. Y para remate, llegando ya a las afueras del mismo, un
grupito de niños dio la bienvenida a estos seis esforzados
montañeros, seis. ¡Qué agradable final!
Paco
Camino seguido por el "leader" y sus muchachos.
Perfil
Pequeña variante de subida de los "disidentes"
2 comentarios:
Solo añadir que en un momento de la subida Chico propuso que acortáramos la subida por una traja por la que bajaba un riachuelo. Solamente Juan y yo nos dejamos engañar y empezamos a subir por una pendiente del cuarenta por ciento.
Como la subida se complicaba yo que iba el primero vi una desviación menos difícil y mas ancha a la derecha y le propongo a Chicho que nos desviemos a la derecha con menos pendiente.
Chicho cual capitán Araña me responde que no, que todo recto.
Me armo de valor y continuo recto, la pendiente del cincuenta y sesenta por ciento me obligaba a gatear lleno de agua y barro del riachuelo. Las pulsaciones subieron a ciento sesenta por minuto.
Cuando llego arriba después de esperar diez minutos los veo que vienen por el camino fácil que Chicho a mi propuesta había rechazado.
En ese momento era la una , los demás y la bota se tomaron abajo los panchitos y nosotros las nueces arriba sin bota. Al cabo de media hora aparecieron contentos como el que se ha tomado el doble de tragos de vino de los que les correspondía. Paciencia otra vez.
Así pues añado foto de este perfil. Como se ve logre atajar bastante a costa de embarrarme un poco.
Las vistas en Cabeza Antón en 360 grados preciosas. Saludos JL
Volver a una excursión después de 10 años es un sentimiento agradable, no voy a decir que sea cómo un cumpleaños feliz, pero tiene algo de sorprendente
que después de tantos años y, dada nuestra edad, aún estemos subiendo y bajando montañas y emocionándonos al descubrir senderos hermosos. La bajada por el GR88 para volver al pueblo del El Atazar es uno de esos descubrimientos que nos reconfortan y alegran. No lo pisamos en el 2004, tampoco subimos hacia Cabeza Antón por el camino que las maquinas hicieron para traer una conducción de agua al pueblo y que no sabemos si estaría ya en esa fecha lejana, por tanto esta excursión resultó ser muy diferente, pero igualmente agradable por las cumbres algo nevadas que se podían observar al llegar a la planicie de Cabeza Antón. Sorprende ver por donde la M-130 consigue salir de Puebla de la Sierra, que no conseguíamos ver, pero que adivinábamos al situar Peña La Cabra en el horizonte, esa otra excursión que hicimos el 11 de febrero de 2004, una semana después de la de Cabeza Antón.
Chicho
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