Hoy es el
primer día del otoño y esperamos pasarlo bien aunque hay anuncio de lluvia. Nos
hemos juntado cuatro montañeros de los nueve que estamos en activo. Chicho, que
es el que ha propuesto la excursión, nos ha escrito un guasap diciendo que no
puede venir porque ha visto estornudar a su gata dos veces y cree que él ya
tiene una gripe de mucho cuidado o incluso el coronavirus. En definitiva es un
poco “cagao” para esto de las enfermedades.
Hemos
quedado en el km 5,7 de la carretera M-104 que va de S. Agustín de Guadalix a
Colmenar Viejo. Iniciamos los cuatro, que somos Juan Ángel, Wolfgang, Miguel
Ángel y Paco (el que escribe esta crónica), esta salida otoñal. Paco ya ha
aprendido a descargarse los tracks y se siente más seguro en caso de separación
del resto del grupo. La verdad es que va más lento que los demás y siempre
llega a los puntos de encuentro el último. Con lo cual el recorrido lo suele
hacer bastante solitario y, por ende, un poco aburrido. A unos dos km de
iniciar saltamos una valla de piedras para entrar en la dehesa. Seguimos el
track sin sendero, por mitad del campo. El paisaje es impresionante pues nos
encontramos entre encinas y enebros con surgimientos rocosos y aunque el camino
es llano, no deja de subir y bajar poco pero constante. Al fin, llegamos a la
ermita de Navalazarza y aquí cambiamos el track y ponemos en nuestros móviles o
GPS uno bajado de wikiloc que nos va a llevar hasta el cerro de La Pedrezuela. Cuando
vamos a empezar la subida fuerte, nos paramos debajo de unas encinas y nos
tomamos “los panchitos” regados con el vino de la bota, esta vez el llamado
Armonioso de la Tierra Alta de Cataluña. Por cierto, Miguel Ángel trajo unas
pocas uvas moscatel de la parra de su casa, que estaban excelentes.
Es una subida sensacional por entre rocas, arena y vegetación baja y torrenteras que, aunque supone un esfuerzo, no deja de tener su encanto para nosotros pues la recompensa es la vista espectacular que nos ofrece la cumbre: se ve todo Madrid, la extensión de la dehesa, el cerro de S. Vicente (que le tengo ganas) y algunos embalses. Nos hacemos algunas fotos y comenzamos la bajada. Aquí alargamos los palos y confiamos en nuestros amortiguadores (rodillas) para no caer resbalando en algún roquedal con arenisca. Una vez que hubimos bajado al nivel de la dehesa, andamos un trecho sin camino y después volvimos a cambiar el track, el que nos había enviado Chicho. Las vistas son ahora panorámicas. Yo creo que ninguna foto puede reflejar la maravilla de esta inmensidad llena de árboles, pastos, vegetación no muy alta y un cielo azul claro con unas bellas formaciones nubosas. Pasamos cerca de una gran concentración de ganado vacuno y una vez rebasada, buscamos un sitio idóneo para llenar el coleto y descansar un poco. Encontramos un pequeño roquedal entre sol y sombra y empiezan a verse nubes un poquito negras que creemos que traen algo de lluvia. Esto hace que comamos un poco rápido no vaya a ser que nos pille la lluvia. Como el camino es bastante llano, la velocidad de la marcha se hace mayor y el Paco ya va atrasándose porque no aguanta esa velocidad, pero los otros tres le esperan y se inicia el camino de regreso a los coches. En vanguardia van Juan Ángel y Miguel Ángel y en retaguardia Wolfgang y Paco. Empieza a llover, primero lentamente y luego un poco más fuerte. Poca cosa para nuestros paraguas y cubremochilas. Son unos dos km y medio (media hora, más o menos). Llegamos a los coches y dos nos fuimos a S. Agustín a tomar una tónica y los otros dos se fueron por Colmenar.
Bonita
jornada.
Hasta
pronto, amigos.
Paco.
2 comentarios:
Muy bien Paco, inconfundible tu prosa, gracias a ella hemos
vuelto a recorrer la dehesa de Moncalvillo. Es una joya a pocos kms de Madrid. Allí no llega el covid.
Un abrazo
Chicho
Muy buena crónica, Paco.
Efectivamente, la dehesa es un bien comunal y por eso no se ha parcelado ni se ha intentado urbanizar.
A pesar de que la mejor época para visitarla es primavera, cómo apuntaba Wolfgang, al ser todos los árboles de hoja perenne, siempre tiene encanto.
En lo único que nos desviamos de las tracks, fue en la subida a la ermita que la hicimos por detrás, en vez de por el camino de siempre.
La brusca bajada desde el Cancho hizo que se me resintiera algo la rodilla, pero supongo que se recuperará.
Saludos
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