martes, 9 de agosto de 2011

¿Cómo lograr que el amor perdure?

El resto del año, suponiendo -claro está- que los dos no estén en el paro, es más fácil la convivencia, ya que apenas se ven. Pero la necesidad de desayunar, comer y cenar juntos todos los santos días durante dos, tres, cuatro semanas, de bajar a la playa juntos, de tener que buscar temas de conversación, de no tener excusas ("estoy muerto/a, cariño") para evitar el contacto sexual somete la relación a una serie de pruebas que muchos son incapaces de superar.

La diferencia que impone la crisis es que no hay salida. Puede ser que estés locamente enamorado de otra persona, que sin ella la vida no sea vida, y tal, pero el cálculo financiero se impone a la pasión, el pragmatismo al romance y te sometes al purgatorio de un matrimonio sin amor.

Volviendo a la premisa inicial, ¿es una ventaja el que haya menos divorcios, o no? Bueno, quizá sea bueno para los hijos, siempre y cuando las parejas puedan mantener la comedia de que no se llevan tan mal. Yendo más al fondo de la cuestión, uno se podría replantear la ortodoxia de que un matrimonio debe ser feliz. El otro día hablaba con una amiga madrileña que me aseguraba que el 80% de las parejas estables que conocía era infeliz; otra, en Nueva York, me decía que la mayoría de las mujeres desprecia a sus maridos.

¿Será lo que hay? ¿Habrá que joderse? No. Hay que seguir buscando. Aunque solo un 20% dé con la respuesta a la gran pregunta que nos propone la vida, cómo lograr que el amor perdure, hay que intentarlo. La crisis te lo pone más complicado. Pero también te ofrece un reto: encontrar la solución con la persona que ya tienes a tu lado. Las vacaciones pueden ser un buen momento para empezar.

También de John Carlin del día de mi regreso en El País

 Es una cortesía de JP


2 comentarios:

JP dijo...

Este tema me parece muy interesante pues me permite profundizar en algo que sospechaba: que a las mujeres llega un momento que les dejamos de interesar.
Yo ya lo sabía respecto a las demás mujeres pero solo tenía ligeras sospechas respecto a la propia.
Parece que es evidente dentro de la psicología del matrimonio, que siempre en la etapa final a las mujeres les dejamos de interesar y como mucho nos soportan.
!! Menos mal!! porque compartido siempre las penas son menos.

Anónimo dijo...

Me parecen interesantes tus conclusiones, no en lo referente a nuestras mujeres, que al vivir con nosotros se dan perfecta cuenta de lo insoportables que podemos llegar a ser y de lo reconfortante,en su lugar, que les resulta estar con hijos y nietos, sino con relación a las "otras" que no deberían sospechar nada malo de nosotros y que podrían así "vernos" un poco más. Estás seguro de tu afirmación?, yo espero que no sea universal y que sólo se aplique a tu caso. Mala suerte, lo siento.

Chicho