Entre los día 5 y 19 de julio
hice un viaje a Colombia en compañía de unos amigos. Colombia es un país enorme
que tiene unas posibilidades turísticas muy grandes, aunque todavía no ha
creado las infraestructuras necesarias para ello y, además, está todavía muy
condicionado por la inseguridad creada por la actividad de las FARC, a la que
se añade ahora la de la delincuencia común. Nosotros, sin embargo no tuvimos en
ningún momento sensación de peligro. En las zonas turísticas y sobre todo en
Bogotá hay mucha policía e incluso una específica “policía turística”.
Los colombianos, en general, son
la gente más amable que he conocido, siempre quieren agradarte y se desviven
por proporcionarte lo que necesites. El nivel de vida es bajo, y en algunas
zonas es bastante pobre, aunque parece
que ahora comienzan a despegar.
Nosotros centramos el viaje en
cuatro zonas: Bogotá y alrededores, la zona de cafetales, el Amazonas y la zona
del Caribe (Santa Marta y Cartagena de Indias).
Para mí, el centro del viaje ha sido El Amazonas, por
su naturaleza desbordante y por la peculiaridad de la gente que vive allí.
Os hago una breve crónica de los
lugares que he visitado:
Bogotá y alrededores.
Bogotá es una ciudad enorme
(7.500.000 h ), situada a 2.600
metros de altitud, caótica y bastante descuidada. Las
calles están llenas de baches que los taxistas esquivan unas veces sí y otras
no. Se circula a toda velocidad y empujándose unos a otros, coches, motos,
autobuses. Es muy curioso que los policías, como veréis en alguna foto, van dos
en una moto. Tiene una parte antigua, el Barrio de la Candelaria , muy bonita,
de estilo colonial. En este barrio está el Museo del Oro con piezas de entre
los siglos V a XVI, no hay que perdérselo.
En los alrededores visitamos la Laguna de Guatavita a 2.990 m . de altitud. Es una
laguna circular de 400
metros de diámetro. En ella, los “muiscas”, celebraban
un ritual que consistía en ofrendar figuras de oro y piedras preciosas a los
dioses. El cacique, bañado en oro, se sumergía en sus aguas y depositaba las
ofrendas. Esto creó la famosa leyenda de El Dorado y en el s. XVI los
conquistadores intentaron desecar varias veces la laguna para recuperar toda
esa riqueza. No lo consiguieron, pero sí extrajeron gran cantidad de piezas. En
muchos casos, desgraciadamente, fueron fundidas para ser enviadas a España.
También visitamos unas minas de
sal, en las que los mineros en sus ratos libres han excavado una catedral (con
sus proporciones reales) y un vía crucis. Supongo yo que en agradecimiento por
las penalidades pasadas.
Zona de cafetales
Es una zona a unos 300 Km . de Bogotá, recuerda
a Asturias, muy verde pero con la peculiaridad de que se mezclan los cafetales
(arbustos de un metro más o menos) con pequeños bosques de bambú y unas
palmeras altísimas muy curiosas. Estuvimos en una “hacienda cafetera”, donde
nos explicaron el proceso del café., recogida, tratamiento, tueste, etc. Hay
pueblos muy coloridos y la gente es muy amable.
Es curioso que en Colombia no
toman el café de primera categoría, que se exporta, sino el de segunda. También
me sorprendió que, en contra de lo que yo pensaba, los colombianos hacen el
café muy aguado, al estilo americano.
Amazonas (impresionante)
En la punta más al sureste de
Colombia está la ciudad de Leticia, capital del departamento del Amazonas. Es
una ciudad pequeña (30.000 h) que reúne a un
60% de población indígena (Ticunas, Yaguas, Ingas…) que vivía en las
márgenes del río.
Casi todo el mundo circula en motos, en las que es habitual ver tres o
cuatro personas incluidos niños y bebés. Eso sí, todos llevan casco.
La ciudad es como España años
cincuenta pero con móvil.
Donde ves más pobreza es en la
población que vive en las orillas del río. Construyen sus casas de madera sobre
pilotes para que cuando suba el agua no se les inunden. Otra forma de construir
es sobre dos grandes troncos de una madera que flota muy bien y aguanta la
humedad. Cuando sube el agua también lo hace la casa y además pueden cambiar de
ubicación si quieren. Si te asomas a una de esas casas, ves que viven con lo
básico, sin aseos, lavando en el río…
Se mueven de un lado a otro con
unas barcas de madera alargadas y con un pequeño motor. A veces van tan
cargadas que dan miedo.
El Amazonas tiene en esa parte
unos 2 Km
de ancho, hay un montón de islas y lagunas interiores y está rodeado de una
selva exuberante por la que hicimos una ruta a pie de dos horas (con guía,
claro).
Navegar por un río así, rodeado
de selva es una experiencia única, las dimensiones son tan enormes que te
apabullan.
Fue muy emocionante también ir en una barca por zonas pantanosas en las que
piensas que del agua va a saltar una anaconda o un cocodrilo o cualquier otra
cosa. En algunas partes el guía tuvo que bajarse y con el agua por la rodilla
empujar la barca que no podía avanzar
porque tocaba el fondo.
No vimos muchos animales
salvajes, pero yo pesqué una piraña y un día nos saltó a la barca desde los
árboles de la orilla un mono que se paseó a sus anchas por la barca y por la
cabeza de quien quiso (no se le podía tocar porque mordía según nos advirtió el
guía).También vimos, y eso fue increíble, delfines rosados saltando alrededor
de la barca.
Visitamos la tribu de los Yaguas
que todavía son auténticos (no te persiguen, no intentan venderte nada, no te
piden dinero), aunque, eso sí, te hacen un bailecito y te exponen su artesanía por si quieres comprar algo, tan
barato que hasta te da vergüenza pagarlo.
Cartagena de Indias y Santa Marta
Estas ciudades están en la otra
punta de Colombia, en el norte, en el mar Caribe. Cartagena de Indias es
patrimonio de la humanidad y está situada en un lugar único. Es muy turística y
hay mucha gente que viaja sólo a esta ciudad desde Centroamérica o en viajes
programados por el Caribe. Aquí ya hay hoteles muy buenos y una zona de grandes
edificios muy caros.
Toda la ciudad antigua está muy
bien conservada y es una maravilla perderte por sus calles y admirar los
edificios coloniales con sus balcones corridos y sus patios interiores. A veces
te crees que estás en Andalucía o en Extremadura.
Tiene también unas fortalezas
impresionantes mandadas construir por Felipe II para protegerse de los ataques
piratas de los pérfidos ingleses.
Hicimos una excursión a las Islas
del Rosario que están a una hora en barco y que son una maravilla, algunas con
sus manglares hasta el agua parecen, vistas desde lejos, bosques flotantes.
Venciendo mi miedo ancestral al
mar, me apunté a hacer buceo (con tubo) en los arrecifes coralinos y la verdad
es que es tan impactante que se me pasó la hora que estuvimos en el agua
volando. Ves bandadas de peces azul eléctrico, amarillo, rojo, que casi puedes
tocar con la mano, arrecifes de coral, medusas. La broma que luego te gasta el
monitor es que hay tiburones pero que en esa zona son vegetarianos, qué gracioso.
Bueno, en definitiva un viaje muy
recomendable. Mandaré más fotos en cuanto pueda
Espero no haberos aburrido
Miguel
4 comentarios:
Bueno ya tenemos otra crónica (desde luego cómo se mueven los marchosos) y esta de un viaje a Colombia. Ya se ve que te la has recorrido por todos lados (capital, cafetales, Amazonas y el Caribe).
Me ha llamado la atención la impresión que te ha causado de que es en general una sociedad en la que viven sin haber todavía llegado a ellas el desarrollo, pese a tenerlo cerca. Eso se transforma en una pobreza exagerada o miseria y es impactante compararlo con nuestra situación.
Aunque es en una superficie muy grande, veo que tiene características variadas por su situación geográfica y son precisamente las que tú has descrito. Algo puedo intuir de lo que significan esas sociedades que fueron coloniales y que todavía les falta para salir de su situación. Esperaremos a las fotos para hacernos una mejor idea más amplia. De todas formas ya nos contarás en las tertulias cafeteras marchosas
Un viaje singular por los detalles que describes. Me llama la atención lo pequeña que es la laguna de Guatavita : 400 m de ancho. El Amazonas debe noquear a uno, sobre todo a los que andamos por la Pedriza y subimos a ver las cascaditas del Manzanares : 2 km de ancho!!!.
La descripción que haces del mono cabrón que se paseó por la barca, me trae recuerdos de otro cabronazo, que en el Safari Park cercano a Madrid, se subió a la parte trasera de mi Renault 6 y se empezó a comer la goma del cristal, sin que nuestros aspavientos desde el interior pudieran hacerlo desistir de su tarea.
Chicho
Han sido 14 días muy aprovechados. Todo lo que cuentas es interesante. Me hubiera gustado ver el proceso de elaboración del café, es uno de los mejores del mundo y hay que tomarlo natural.
He estado viendo el mapa y supongo que el río Amazonas hace frontera con Perú, espero que no encuentren petróleo por allí pues estropearían la zona. Por lo que dices no parece haber la persecución a los indígenas para ocupar sus tierras cómo ocurre en Brasil.
Si Colombia firmara la paz con las FARC sería uno de los países con más crecimiento.
Cuando nombras las murallas de Cartagena , recuerdo la hazaña de Blas de Lezo que derrotó a los ingleses en 1741, asegurando el control del mar hasta la batalla de Trafalgar.
Deseo todo lo mejor para ese pueblo tan amable de Colombia.
M.A
A medida que leía tu crónica me daban unas ganas enormes de ir a conocer los lugares que describes. Colombia nunca estuvo en mi lista de países a visitar, especialmente por la fama que tiene de peligroso, no solo por las FARC, también por la delincuencia y los secuestros de turistas, pero parece por lo que cuentas al principio que no es para tanto.
Ver un río tan ancho como el Amazonas, la selva y todos los lugares que describes deben de ser experiencias inolvidables.
Europa está a la vuelta de la esquina, habría que dejarla para cuando nos cueste movernos más que ahora y aprovechar que aún estamos jóvenes para emular las hazañas de Miguel, buceo incluído.
Gracias por compartir tu experiencia.
Saludos.
Manolo
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