miércoles, 28 de febrero de 2018

La Dehesa de Moncalvillo 28 de Febrero 2018





Después de dos votaciones para elegir una marcha apropiada a las condiciones meteorológicas, decidimos ir a la socorrida Dehesa de Moncalvillo los incondicionales:  Chicho, Jero, M.A y un servidor JL.
Las predicciones meteorológicas para este miércoles eran desalentadoras, predecían lluvia, nieve y viento; igualito que el año pasado...
Paco,  por diversas razones no podía hacer la marcha. JG. Le tocaba descansar.  JA andaba refriado por los excesos de la marcha anterior al Tirobarra con la nieve, JP y Miguel andaban de excursión turística y de los demás nada se sabe.
Decidimos que mientras lloviera no era cuestión de ir hacia la ermita y fuimos a los largo de la carretera del Canal de Ysabel II.
Dos empleados del Canal nos dieron los buenos días y se desplegaron a realizar sus labores de mantenimiento, mientras pensaban que los jubilados podían haber elegido mejor día para andar por el monte. Pero en honor a la verdad el monte y la dehesa estaban preciosos en este día de lluvia.


 Como señala A. Campos en su crónica de esta marcha “En 1459, los señores de Mendoza, que lo eran de Pedrezuela y San Agustín del Guadalix, cedieron la dehesa a ambos pueblos contra un censo anual, con la condición expresa de que no fuera vendida ni dividida. En 1591, empero, Pedrezuela hizo de su parte tantas otras como vecinos eran. “Repartióse la mar e fíçose sal”, que diría el marqués de Santillana. San Agustín, en cambio, mantuvo su palabra, y así es cómo ha llegado hasta nuestros días este monte comunal de 1.350 hectáreas que cubre con prieto manto de encinas y enebros la solana del cerro de San Pedro, derramándose desde los 1.027 metros de la Camorcha hasta los 700 del río Guadalix. Unas 800 cabezas de vacuno y ciento de caballar, pertenecientes a 30 vecinos, pacen en los claros –que no son muchos– del bosque, manteniendo viva la tradición de una cabaña famosa en tiempos por sus toros bravos –alguno queda–, sus caballos de excelente nervio y sus cerdos, los mejores que hubo reinando don Felipe II. Y también se cazan conejos y perdices cuando es tiempo de ello.
 A la mitad del recorrido de ida hay una bifurcación; el canal alto que posiblemente viene del Molar se une al canal bajo. Seguimos a la izquierda por el canal alto.
 Legados a la Casilla de la Retuerta nos tomamos los panchitos y nueces con vino en botella de ciclista.






Ya teníamos reservada la comida en el Olantzeiro de San Agustín, así que había que seguir  por la carretera lo más lejos posible  para tener tiempo de llegar al restaurante de San Agustín a la hora reservada. Los panchitos nueves y el vino lo tomaríamos justo antes de dar la vuelta en la Retuerta.
Cumplido el objetivo de los 9 Km de marcha nos tomamos el menú del dia y M.A. nos invitó a los cafés pues pronto cumplirá años
Saludos JL:


Como comento Chicho en esta excursión hemos pasado cerca de la que hicimos al cerro del Olivar. 
Dice Chicho que la excursión del Cerro del Olivar es bonita, y su descripción se encuentra en ACChicho 
Adjunto la imagen para que se aprecie mejor.


2 comentarios:

Chicho dijo...

Hoy estuvimos por una de las carreteras que bordean a Moncalvillo, la del Canal Alto, y yo le comentaba a Miguel Angel que lo que se veía muy cerca de donde dimos la vuelta, eran unos cerros que conocíamos de una excursión-2009 ( creo que hicimos varias) que partía del cementerio de San Agustín de Guadalix y se dirigía al cerro del Olivar. Efectivamente, al llegar a casa, pude comprobar lo cerca que estaban las dos excursiones. Adjunto imagen( azul- hoy, violeta-Cerro del Olivar 2009) y tracks. En la imagen fijarse en
el punto que M.Angel decía que había 5 caminos, uno de ellos es la carretera del Canal Alto por la que seguimos, y otra, que bajaba, es la del canal del Atazar que nos llevaría a la zona del Olivar.

Saludos

Chicho

Miguel Ängel Lázaro dijo...

Al final fue un día mejor de los esperado. La lluvia aunque incesante nos dejaba andar y contemplar la dehesa verde. Hicimos gran parte del camino bordeando la pared que limitaba Moncalvillo.
En toda esta zona, que se une al Molar y Pedrezuela hay multitud de almenaras y caminos del canal que permiten hacer varias marchas distintas.
La comida estuvo muy bien, con la novedad de que no estaban las vascas anteriores dueñas del Olentzero, pero la atención fue buena y el precio también.
Miguel Angel