viernes, 15 de febrero de 2019

LA JAROSA CERRO DE LA CARRASQUETA 13 de febrero de 2019


El día 13 de febrero a las 11, nos reunimos sólo  cinco marchosos, Jero, JA, MA, Paco y Miguel, que echamos de menos a otros miembros del grupo que no pudieron venir por diversas razones.
Dejamos atrás el embalse y nos reunimos en el segundo aparcamiento, que ya nos es familiar por haber partido de allí en diversas ocasiones
El embalse de La Jarosa se encuentra en el valle del mismo nombre, y pertenece al municipio madrileño de Guadarrama; es el embalse más pequeño de la sierra de Madrid, con una capacidad de 7,2 hm³ y una superficie de 55 hectáreas .
Iniciamos la  marcha por entre un bosque de pinos que en otros tiempos fue explotado para obtener resina.  Nos llamó la atención la gran cantidad de nidos de procesionaria que colgaba de las ramas. Esta especie está considerada como el insecto defoliador más importante de los pinares españoles. Parece ser que la subida de las temperaturas facilita su proliferación.
En esta primera parte del camino las laderas estaban tapizadas por una alfombra verde de la planta llamada gayuba cuyas  hojas se usan, como astringente y antiséptica previamente secas, al sol o al aire, en cocimiento o infusión.

Siguiendo las certeras indicaciones de los GPS y de los ORUXmaps, salimos a un claro en el que nos detuvimos a tomar unos frutos secos y a beber de la bota. A nuestra izquierda y más abajo del punto en el que nos encontrábamos podíamos contemplar el glorioso Valle de los Caídos  en cuyo centro se alza  enhiesta la cruz hacia los cielos.

 A lo lejos, y coronada la última etapa por una ermita sobre un cerrillo, se extiende un vía crucis que no hicimos, no por falta de devoción, sino porque se nos hubiese hecho tarde.

Al otro lado y gracias al día tan nítido, se distinguían claramente La Bola, Peñalara, El Yelmo…


La subida al Cerro de la Carrasqueta, nuestro objetivo último, es dura y algunos, los más débiles, llegaron exhaustos a la cima como se podrá comprobar en estos documentos fotográficos.



 Nos recreamos unos momentos con el panorama e iniciamos la bajada.
Más adelante, en unas rocas, nos detuvimos a comer, comimos, bebimos, charlamos y JA, amablemente recogió gran cantidad de muérdago

 que según tengo entendido es una planta semiparásita que crece sobre las ramas de diversos árboles, principalmente especies de hoja caduca, como manzanos o álamos, pero también sobre algunas variedades de pinos.   Las hojas, de color amarillo verdoso y entre 2 a 8 cm de largo por 0,80 a 2,5 cm de ancho, se disponen en pares opuestos, son lanceoladas, enteras y de textura correosa. Las diminutas flores (2-3 mm de diámetro) son dioicas y también de color amarillo verdoso. El fruto es una baya pequeña, verde cuando está inmadura y después traslúcida, de color blanco o amarillo.  La multiplicación es llevada a cabo por los pájaros, en especial mirlos o tordos que, al frotarse contra las ramas, dejan fijadas las pegajosas semillas, a partir de las cuales se desarrollan unas raíces capaces de absorber la savia de las ramas del árbol huésped. Sin embargo, sus hojas son capaces de realizar la fotosíntesis, por lo que es considerada semiparásita.

Nos hicimos las últimas fotos,



 recogimos y sin más incidentes destacables salvo un fallido intento de encontrar un atajo con el que no dimos, llegamos a los coches y nos despedimos hasta la próxima.

Miguel



2 comentarios:

Jesus dijo...

Muy bien que no hayas caído en la tentación de poner la cruz del Valle.
Buena descripción, como se nota que eres de letras. Esta Navidad una compi del cole nos regaló a cada uno un Ramiro de muerdago y Concha todavía lo tiene seco ya en su mesa.
Me gustaría añadir esto:
A esta planta se le atribuían también propiedades mágicas y existen tradiciones de origen celta relacionadas con la fertilidad y el amor. Hasta nuestros días ha llegado la tradición del beso cuando nos encontramos debajo de una rama de muérdago.
JP

Miguel Ängel Lázaro dijo...

Muy buena descripción de la marcha del miércoles y sobre todo del semiparásito muérdago, que tengo ahora en un jarrón de adorno por cortesía de Juan Ángel.
El atajo que no encontramos, venía perfectamente dibujado en los mapas, supongo que es alguna antigua senda, como muchas que vimos de arrastrar maderos y que se ha perdido por el desuso.
Otra opción hubiera sido volver por el mismo cortafuegos que continuaba al que subimos, pero se desechó por acortar demasiado la marcha.
Queda reseñar que salvo una persona que vimos a lo lejos cuando estábamos en la cima y a la bajada el inevitable paseaperros, no vimos a nadie en todo el trayecto.
La subida fue muy difícil, aparte de Juan Ángel que parece tener alas como los idems, quien subió mejor, a su ritmo fue Jero. Solamente recuerdo peor, la subida a las Torres y al Canal del Pájaro en la Pedriza
Miguel A. Lázaro