lunes, 20 de enero de 2020

Las Machotas 15 Enero 2020




Esta vez nos hemos juntado ocho esforzados senderistas, a saber: Jero, José Luis, Chicho, Juan Ángel, Miguel, Jesús P., Wolgang (el nuevo fichaje) y Paco, el que suscribe, para hacer una de las excursiones de Las Machotas.



                Hemos empezado en la silla de Felipe II, donde nos hemos encontrado con un señor cabreado porque le roban todo del chiringuito de bebidas que tiene montado en las cercanías (o al menos eso entendí yo que llegué con retraso a la charlita). Comenzamos a subir en una ascensión suave hasta que llegamos a algunos repechos de más dificultad. Al cabo de unos veinte minutos, nos empezó a sobrar ropa y nos parábamos, unos antes, otros después, a quitarnos alguna capa que nos estorbaba.


Yo vi a Jesús P. parado quitándose algo y pasé delante de él. Seguimos la ascensión con niebla y sin ver ningún paisaje de interés, aunque el campo con niebla también es bonito: tiene su encanto. Llegamos al Collado de Entrecabezas (1.274 m) y empezamos a esperar a los rezagados. En esto, uno de nosotros (no recuerdo quién) nos avisa que Jesús P. tenía como mareos y dolor de tripa y está parado reponiéndose acompañado de Miguel.


                 Esperamos a todos, pero hacía frío estando parados, así es que algunos volvimos sobre nuestros pasos para animar a los demás a llegar al Collado.   dice Jesús P., anda desfasado pi medios. Pero por muy duro que sea para las tecnologías punta, poco a poco va aprendiendo. Hoy, le han dado clases Miguel y Juan Á. Creo que las ha aprovechado.

Una vez allí los ocho, decidimos subir unos pocos a la Machota Baja (1.410 m): Wolgang, Juan Á., Chicho, Jero y Paco. En la ascensión, siempre con niebla, perdíamos el camino de los tracs con frecuencia. ¡Ah!, por fin, Paco empezó a utilizar en su móvil por primera vez el programa del OruxMaps, y, como todos, se confundía también con frecuencia: es que, este Paco, como dice Jesús P., anda desfasado pi medios. Pero por muy duro que sea para las tecnologías punta, poco a poco va aprendiendo. Hoy, le han dado clases Miguel y Juan Á. Creo que las ha aprovechado.


                 Llegamos a la cima por entre un inmenso roquedal y vimos entre la niebla a 10 m de altura más o menos, un hito de hormigón que marcaba el punto más alto. No pudimos disfrutar de la vista que proporcionan las alturas, pero nos hicimos las fotos correspondientes con el hito al fondo y luego con unas rocas que dejaban entre ellas una ventana muy curiosa.


                Iniciamos el descenso hacia el Collado donde nos esperaba el resto de senderistas y allí nos tomamos los “panchitos” regados con el vino de la bota de Paco. En lugar de subir a la Machota Alta, donde podríamos haber visto los canchales de la Bola, el Badajo, el Gigante Mudo y el Fraile (que da nombre al pico), decidimos bajar hacia Zarzalejo –Estación y entonces empezó a abrirse el día un poco, con lo que pudimos ver la carretera, la estación y un poco de montaña. Aquí metimos el turbo y llegamos a una pradera donde había amontonadas un montón de bloques de piedra, ya trabajados, de  un color blanco-amarillento que no supimos para qué estaban allí, donde nos estaba esperando Juan Ángel desde hacía un ratito pues él siempre va el primero abriendo camino. Decidimos tomar el almuerzo en unas rocas situadas enfrente del montón y allí nos deleitamos con nuestras comidas y el vino.
                Terminado el almuerzo nos lanzamos hacia la última etapa del descenso, pasando tangencialmente por las urbanizaciones de Zarzalejo-Estación y llegamos a la calzada romana, de la que quedan unos cincuenta metros y algún mojón. Ya por el ancho camino que nos lleva a la silla, vimos un burrito, muy limpio y bien cuidado al que le hicimos una foto.


                Una vez en los coches, Wolgang nos dijo que nos invitaba para comprar votos para su incorporación definitiva al grupo de los Marchosos. ¡Y así lo hizo, el tío!  Gracias, esperamos que vuelva a hacerlo.

Paco.


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