La marcha del día 19 la hicimos 5 marchosos: JA, MA, JL, W y Miguel. El grupo
está diezmado por diversas circunstancias, citas médicas, lesiones, etc., pero vendrán tiempos mejores porque parece que ya
hay algunos candidatos que han solicitado incorporarse al grupo.
Nada que destacar en la ruta que ya hicimos en años pasados y que es
bastante monótona y discurre en su totalidad por caminos forestales.
Partimos de Robledillo de la Jara, que como su propio nombre
indica está rodeada de extensos jarales y que contaba en 2019 con 80
habitantes, aunque en 2008 llegó a tener 130.
El día era radiante y, aunque a primera hora hacía bastante
frío y los charcos estaban completamente helados, según avanzaba la mañana, la
temperatura fue subiendo y llegamos a pasar calor.
Hicimos la parada de rigor para los frutos secos y
continuamos hasta Berzosa de Lozoya, pueblo que se ve muy limpio y arreglado
pero bastante vacío. En 2018 tenía tan solo 198 habitantes.
Buscamos los bancos y mesas en los que ya estuvimos hace años y que están en una zona nueva en la que hay talleres y una residencia de ancianos. Nos sentamos cerca de la residencia y nos dispusimos a comer tranquilamente, pero una enfermera que salió del edificio totalmente vestida con un Epi, mascarilla, gafas, etc., nos dijo que allí no se podía estar, que era espacio de la residencia y que en ese momento tenían Covid. Pedimos disculpas y nos marchamos de allí a comer en otro sitio.
Hubo como siempre
bombones (austríacos, buenísimos) cortesía de W, turrón de guirlache, cortesía
de MA y buen vino cortesía del líder.
Volvimos después a los coches, algunos se fueron a sus casas
y W y yo nos tomamos una cerveza en El Berrueco que nos supo a gloria.
Y así hasta la próxima
Miguel
1 comentario:
No hay que añadir mucho a la descripción de la marcha.
El contraste entre páramos y pinares también tiene su encanto.
La parte de la marcha por el pinar de Casasola coincide con la de Andrés Campos que hicimos en 2014.
Esto nos sirvió para llegar a Berzosa siguiendo un trozo de esa marcha y evitar un buen rodeo.
En todo el camino vimos a nadie salvo un coche, que suponemos de ganaderos y otro coche de forestales.
En otras ocasiones, durante la pandemia, estos pueblos estaban más animados porque la gente teletrabajaba, pero esta vez se podía sentir el silencio.
Se le ha olvidado a Miguel decir que además bebimos agua caliente.
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