Después del fracaso del 17 de septiembre en que propuse esta misma marcha y que por lesionarme al principio tuve que renunciar a ella, la volví a proponer. No tuvo demasiado éxito la convocatoria ya que solo nos apuntamos cuatro: Fernando, Jerónimo, Chicho y yo.
Quedamos a las 11
en el aparcamiento de Cantocochino y allí decidimos hacer la marcha en orden
inversa a la vez anterior. Es decir ir primero al Cáliz (o la Copa como otros
la llaman) y luego al Hueso (o Peña el Arco).
El día se
presento espléndido, frío pero soleado y sin rastro de hielo. Seguimos el
camino hacia el Collado Cabrón hasta el punto en que había que desviarse por
una antigua senda hacia el Cáliz. Siguiendo hitos de piedras llegamos al Cáliz
y después al Cancho de los Muertos y al Collado Cabrón.
Siguiendo la
senda, ya con señalización moderna bajamos a la Autopista y cruzando el río a
la altura del Refugio Giner y llegamos al Tolmo.
Desde el Tolmo
pudimos ver a lo lejos y para mi gusto a demasiada altura el Hueso, Era
impresionante su figura que parecía pegada a la pared. Fernando sabiamente
decidió que estaba demasiado alto y nos propuso que nos esperaría allí para
comer.
Después de seguir
el camino hacia el Puerto de la Dehesilla un rato, lo abandonamos y cruzamos el
arrollo hacia el Hueso. Primero había camino. Luego algunos hitos de piedras y
finalmente rocas y más rocas que escalar. Aquello parecía una escalera
interminable y con unos escalones imposibles.
Me faltaba aire,
reduje la marcha y poco a poco apareció el final. Había un desnivel de 200 m.
en unos 500 m. horizontales.
El Hueso empezaba
separado unos pocos centímetros de la pared maestra, unos 20 m de ancho y subía
hacia el cielo, separándose cada vez formando un arco.
Subimos Chicho y
yo por el lateral derecho del Hueso, unos metros más arriba, pero aquello era
terreno para escaldares arriesgados y no para modestos senderistas.
La bajada era
difícil, pero al menos no te quitaba el aliento. Cuando llegamos al Tolmo,
bastante más tarde de lo previsto, Fernando ya se había ido. Comimos e
iniciamos el retorno a Cantocochino por la Autopista de la Pedriza. Cuando
llegamos a los coches encontramos a Fernando a punto de irse
Una excursión muy
interesante, no demasiado larga, pero muy dura en el final como se puede
apreciar en el perfil del recorrido.
Recorrido |
Perfil |
3 comentarios:
La Pedriza siempre sorprende por su inmensidad rocosa, pero este miércoles, con el cielo muy azul y una claridad extraordinaria, hacía que la excursión fuera muy gratificante. La excursión es muy bonita, nunca había subido al Cancho de los Muertos pasando por el Caliz, pero tuve una alegría parecida a la de aquel día que subimos al Collado de la Ventana y luego nos descolgamos al Collado de la Dehesilla : novedad, caminos hermosos, formas rocosas increíbles.
No es una excursión difícil, un poco exigente para los de nuestra edad, y sólo ligeramente peligrosa al bajar del Hueso, principalmente por la cantidad de hojas de roble que se acumulan.
Sólo decir que nos hubiera gustado que fuéramos más los que anduviéramos por los senderos, pero la época, con tantos compromisos y bajas, no da para más.
Bueno, nos vemos el lunes en la gastronómica de Navidad.!
Chicho
Una narración épica, tal como merecía la proeza. Pero El Hueso lo merece porque además de ser un capricho natural está ubicado en una zona esplendorosa.
Muy bien que Chicho nos eche de menos, es el único marchoso digno de tal nombre. En cualquier caso yo ya subí con él hace poco y disfruté de casi todo lo que describe JG.
JP
Da gusto ver que aún quedan marchosos que suben y bajan como cabras montesinas por esas piedras tan hermosas. Nos vemos el lunes.
Abrazos,
Manolo
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