jueves, 5 de octubre de 2017

CERRO DE SANTA CATALINA EN VALDEMAQUEDA 4 DE OCTUBRE 2017



En esta marcha marcha solamente participamos marchosos del Norte, pues los del Sur o bien están con baja médica justificada o en viajes de turismo, descansando o en otras faenas. Fuimos en el coche de M.A , Chicho, Jero y JL. 
Teníamos tres trayectos posibles: el de A.C 172-Cerro de Santa Catalina (10 Km.), el 318-Cerro de Santa Catalina de gmsma (14 Km.), o bien un hibrido (13 Km.) que subiera según A.C y bajara según el de gmsma, esto último fue lo que finalmente hicimos.
 
A las 11:15 salimos desde el Bar restaurante La Terraza por una calle hacia el norte, siguiendo los letreros que indicaban la subida al cerro Santa Catalina y a la ermita.
Por una pista forestal fuimos ascendiendo un largo trecho a través de pinares con pinos resineros.

En los claros que dejaban los pinos el sol comenzaba a darnos de lleno, segun subiamos un vientecillo nos iba aliviando el calor. Como dice la crónica de A. Campos “En los libros de botánica se le denomina 'Pinus pinaster', y por ahí oiréis llamarle negral, negrillo, rodeno, marítimo, gallego, bravo e incluso de las Landas, como si fuese un marqués, pero son muchos más los lugares donde la gente sencilla del campo, igual que le dice al pan, pan y al vino, vino, al pino que da resina, le dice resinero.



Antiguamente se resinaba a muerte, esto es, practicando una incisión tan profunda que el árbol se secaba en un solo año y luego era talado. En la segunda mitad del siglo XIX, sin embargo, se impuso el mucho menos bestia método de Huges, consistente en realizar entalladuras de no más de 60 centímetros de alto por 15 de ancho, cada año en una cara y a una altura distinta del árbol.
De esta forma podía vivir cien años, 35 o 40 de los cuales segregaba una resina que, por destilación, daba colofonia –utilizada para hacer ceras depilatorias, neumáticos, colas, barnices, betún...– y aguarrás.”

A nuestra derecha veiamos el cerro marcado por las antenas, mientras la temperatura y la energia gastada en la subida nos hacian sudar.

Despues de subir unos  300 m. de altitud aparece un pinar privado a la izquierda, cerrado con una formidable valla de alambre. En ese punto comienza la bajada del camino de vuela. 
Alli tomamos la decision de subir hasta el cerro y de tomar los pistachos un poco mas arriba en un alto desde donde pudiera haber una mejor panoramica.
Nos tomamos los pistachos y el vino Ribera del Duero que trajo J.L.




Desde el punto geodesico habia una buena panorámica hasta Navas del marques y los generadores eólicos.


Habia unos aparatos con feromonas para captar orugas? escrito en alemán.

Despues  bajamos del cerro por el pinar siguiendo la valla que delimitaba el bosque privado (coto de caza) y el publico (pinos resineros).

A veces teniamos el sendero jalonado de jara prigosa que daba un buen olor pero nos pringaba las manos y la vestimenta.


En el collado del arroyo de las Chorreras, encontramos una pradera frondosa con una ermita de nueva construccion.



Seguimos subiendo unos doscientos metros desde el collado hasta un sitio con piedras y sombra donde nos paramos a comer, hacia un poco de viento y habia bonitas vistas. Despues de la empanada, ensalada, bocadillos, y demás nos tomamos el orujo y los chocolates que empezaban a derretirse.

Continuamos la bajada hasta divisar Valdemaqueda por el lado del camping El Canto de La Gallina y llegando a la carretera habia una preciosa casa rural.









Anduvimos un kilometro por la carretera hasta llegar a la plaza de España

En el bar La Terrazo M.A. celebro su santo invitandosnos a unas bebidas, que agradecimos para paliar la deshidratacion sufrida.
El proximo dia nos invitará Jerónimo por el mismo motivo.
El objetivo cumplido con 13.1 Km recorridos y mas de 650 metros de desnivel acumulado.







1 comentario:

Chicho dijo...

Los forestales de la zona son anchos y la mayor parte de nuestra marcha se hizo por ellos. En ellos no había forma de protegerse del sol que nos acompañó durante toda la jornada. Quizá por ello, y también por su ascenso/descenso de 757/695 metros, la marcha no fue del todo fácil.

Impresiona ver desde lo alto la extensión de los pinares resineros que rodean Valdemaqueda y llegan hasta la lejana Santa María de la Alameda y sus molinos eólicos. Las jaras pringosas nos acompañaron desde que empezamos a bajar después de la comida, y es posible que en muy poco tiempo cubran por completo el sendero por el que descendíamos. En el 2014, comimos muy cerca de donde lo hicimos ayer, pero bajamos por un camino, también muy bonito, pero menos atacado por las jaras.

Gracias a Miguel Ángel por la invitación.

Chicho