En la última marcha antes de Navidad, nos hemos reunido cinco
marchosos: Jero, Chicho, JA, MA y yo Miguel. Paco y Juanma no pudieron venir porque
a última hora algún imprevisto se lo impidió. Sentimos mucho no haber podido
disfrutar de su compañía y lo sentimos un poco porque nos quedamos sin vino.
Habíamos quedado en los aledaños de la Urbanización Los Llanos
en Villavieja de Lozoya, y allí nos
reunimos, a las 11h. más o menos, tras sortear una carretera de tierra con unos baches de impresión.
Comenzamos la marcha por una pista de tierra bien compactada
que recorre un robledal que en esta época del año luce
todavía colores del otoño, en las hojas que tapizan el suelo y en las que se
resisten a caer de las ramas.
Tras un buen rato de marcha llegamos a un claro desde el que se
divisa un cambio radical en el paisaje; el robledal da paso a un extenso pinar
de troncos alargados en cuyo centro aparece el escarpado cañón hacia el que nos
dirigimos para contemplar la cascada que es el objetivo de la marcha.
Nos internamos en el pinar que es muy denso y está recorrido por el arroyo
Litero que va bastante cargado de agua y que tenemos que vadear cruzando por un
puente de troncos inestable y peligroso. El suelo está plagado de ramas secas y
mojadas, que muchas veces nos hacen resbalar. Hay una gran cantidad de pinos
tronchados y caídos, y nos preguntamos cuál será la causa: la enfermedad de los
pinos, un vendaval…
Llegamos a un claro del bosque en el que nos detenemos a
tomar los “panchitos”. Allí, Jero y yo nos enteramos de que "colada", además de los significados habituales, significa, en la sexta acepción del diccionario de la RAE, "Faja de terreno por donde suelen transitar los ganados para ir de unos a otros pastos, bien en campos libres, adehesados o eriales, bien en los de propiedad particular, después de levantadas las cosechas" Cada día se aprende algo nuevo.
Enseguida iniciamos la subida, bastante escarpada,
hacia la cascada, pero ha merecido la pena, porque la vista de la cascada
es espectacular, y en los alrededores hay rincones de una gran belleza.
Con cuidado, porque ya estamos un poco mayores, iniciamos la bajada que
transcurre sin incidentes, y en su mayor parte por una "colada". Ya muy cerca de los coches (porque la marcha no ha
sido muy larga) en una encrucijada de caminos, paramos a comer.
En animada charla, damos cuenta de la comida y como se ha levantado un viento bastante molesto y nos estamos
quedando fríos, nos retiramos a nuestros vehículos, a los que llegamos enseguida.
Los del norte parten raudos y JA y yo mismo, nos paramos en
Buitrago a echar un trago.
¡¡¡¡Feliz Navidad a todos!!!!
Miguel