miércoles, 5 de diciembre de 2018

El Canal de El Mesto 05 Diciembre del 2018



Nos reunimos en el parking del cementerio de  El Molar alrededor de las 11 hs; cuatro marchosos del Norte (M.Angel, Jero, Chicho y JL el que les narra esta crónica); los marchosos del Sur tenían mejores cosas para disfrutar en este largo puente de la Constitución que cumple 40 años.

Esta excursión ya la hemos hecho ocho veces, incluida la presente, por el grupo de los marchosos, algunos de sus miembros ya no están activos y solamente nos acompañan en las gastronómicas, la próxima será el día 12 Dic.


Como se relataba en la marcha de 2012 https://marchosos2010.blogspot.com/search?q=molar
“Bajamos desde el cementerio hasta el rio Guadalix y alcanzamos la famosa azud, pequeña presa de sillería que suministra el agua del río Guadalix a la canalización del Canal de Isabel II. Esta pequeña presa, reliquia de la arquitectura hidráulica, está labrada en sillares de piedra del terreno cuyo muro de 23 metros de longitud y 4,20 de alto se apoya sobre una gran roca levantada en medio del cauce del río. Tiene una capacidad de embalse de 2.655 metros cúbicos y 120 metros de cola. Una vez concluida la obra, en 1906, abasteció de agua a Madrid durante 156 días a lo largo del dicho año.”

Al llegar abajo para intentar cruzar el rio Guadalix y subir por la otra orilla según marca el track vimos que la excesiva cantidad de agua nos lo impedía, sobre la marcha decidimos continuar por el canal rio abajo, pues ya estamos acostumbrados a cambiar sobre la marcha.






El paseo fue agradable y nos encontramos varias veces con una pareja, la mujer experta en geocaches de Orense por mas señas estaba metida en el túnel para encontrar infructuosamente u geocache que JG habría encontrado sin dificultad.





La otra persona era una mujer con un galgo que nos seguía los pasos y que olisqueaba las mochilas sabiendo que allí dentro había algo de comer.
La vistas del otro lado eran estupendas y Chicho logro ver una pareja de ciervos corriendo


Tomamos los cacahuetes en una almenara con bellas vistas.

 Después de los frutos secos regados con el buen vino que J.L. trajo, no echamos de menos a Paco por estos motivos ya que ha sido superado con creces en cuanto a la calidad del vino.

Como teníamos tiempo decidimos ver las cascadas en un paisaje de arboles de rivera con las estelas de los aviones y un buitre surcando los cielos en este dia esplendido.













Decidimos subir hasta la atalaya para comer.


Después de los chocolates y del orujo de M.A nos dirigimos a los coches

Objetivo cumplido, unos 14 Km. y 300 m. de desnivel

Saludos J.L.




2 comentarios:

Miguel Ängel Lázaro dijo...

Además de lo dicho por José Luis, Jero y yo vimos en la balsa que forma la cascada algo que parecía ser una nutria y después subió corriendo el monte.
Lo peor fue la vuelta por carretera que se hace algo monótona. Intentamos incluso atajar un poco monte a través. Seguía habiendo mucha agua por todas partes y el río como se ha dicho iba crecido.
También es una pena que al estar la Atalaya al lado de la carretera, la usen los jóvenes de la zona para hacer botellón, con el consiguiente rastro de residuos que dejan.
Vimos llegando al cementerio alguna granja con caballos. Al final incluso me sentía algo mejor de un tremendo catarro que tenía.
M.A Lázaro

Chicho dijo...

Viejo conocido el Canal del Mesto, ya lo dice JL en su crónica, esta vez no pudimos pasar el río Guadalix por la zona del azud del Mesto, como sí hicimos la última vez en junio del 2016, el río llevaba mucha agua. El día era muy luminoso y la contemplación de las laderas, muy verdes, de la margen derecha del río, resultaba muy salvaje y gratificante. Esa margen del río está muy protegida por su inaccesibilidad y por eso resulta tan atractiva, incluso para los ciervos que vimos. La margen izquierda, por encima del viejo, y sin uso, canal permite disfrutar cómodamente de las vistas, aunque los restos que dejan los humanos en este lado, nos hacen recordar que no siempre somos cuidadosos con el medio ambiente. Visto así, es de agradecer que sea difícil visitar la margen derecha del río.

Chicho