sábado, 9 de julio de 2011

Analfabetos emocionales

Espero que o no sea verdad o que en Marchosos no haya nadie de estos tipos y en todo caso  que por lo menos disimule.

Sara se enamoró de un alexitímico a los 33 años. Carlos, con sus 38 años, era un alto cargo directivo, "tal vez demasiado serio y poco hablador, eso sí, pero guapísimo, un tío cañón y todavía sin pillar", como exclamaban todas las compañeras. "Algo oculto debía de tener", se decía Sara.
"Al principio", cuenta, "todo iba bien, pues, aunque no era expresivo, sí era hombre de palabra, cumplidor, muy educado. A los cuatro meses noté como si se desinflara, no nuestra relación, sino él. Sí, yo seguía siendo su novia, pero ya no seguía sintiendo esa pasión por mí y cada vez era menos comunicativo. Lo hablé con él y resulta que no había cambiado nada, que todo era como al principio".

Pero no todo era normal. Para el profesor Francisco Alon­­so-Fernández, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid, la alexitimia se define como un déficit comunicativo emocional y en cuyo origen participan factores cerebrales, orgánicos, psíquicos y sociales.

"Es un perfil de personalidad incapaz de explicar las propias emociones y de reconocer las de los demás, muy difícil para crear vínculos afectivos. Es decir, son hombres con una conciencia emocional precaria, son analfabetos emocionales que no saben intercambiar sentimientos: no expresan los propios ni empatizan con los de los demás poniéndose en la piel ajena. No solo son pobres en la verbalización, sino también en la mímica y en la gestualización", añade el también presidente de la Sociedad Europea de Psiquiatría Social.

Esta precariedad expresiva y comunicativa trae como consecuencia una corporalidad somatizada, que se traduce en dolores en distintas regiones del cuerpo, trastornos digestivos y otras alteraciones físicas.

Según Sara, una de las más comunes en Carlos era la lumbalgia y la inhibición de la libido: "Nos casamos, pero enseguida nuestro matrimonio empezó a ser una tortura. Siempre estaba cansado y con lumbalgia, y nunca quería hacer el amor. Hasta que un psiquiatra me descifró aquello, creí que me volvía loca. Al año y medio decidí separarme".

El neologismo alexitimia es de origen griego. Significa "ausencia de palabras para expresar emociones". Fue introducido en la bibliografía médica en 1972 en un manual editado por la Universidad de Harvard (EE UU).

En España empezó a manejarse con más familiaridad por psiquiatras y psicólogos ya entrado el siglo XXI gracias al impulso dado por el profesor Alonso-Fernández, que es un gran estudioso de este perfil de la personalidad masculina.

Como advierte con firmeza, es interesante conocerlo socialmente, sobre todo en lo que se refiere a la relación de pareja, "porque el hombre alexitímico, al no compartir ni comunicarse, siempre acaba convirtiéndose en un agente frustrante para su compañera y en una fuente de infelicidad, que, además de serio y encerrado en sí mismo, puede llegar a ser también autoritario e irascible".

Esto era lo que además tenía que sufrir Amelia, de 65 años, cuyo marido "era rarísimo y encima tenía un humor endiablado". Fue su hija Virginia, psicóloga clínica, de 35 años, quien, leyendo una revista en el hospital, descubrió lo que posiblemente le pasaba a su padre y era la causa de tantos años de sufrimiento para su madre. Pero ¿por qué solo afecta a los varones?, se preguntaba. La continuación de la lectura se lo fue aclarando.

Los dos hemisferios cerebrales masculinos tienen menos plasticidad neuronal que los de la mujer y están menos conexionados. A ello hay que agregar que el derecho, que controla las emociones, está subordinado al izquierdo, que controla el lenguaje y el pensamiento abstracto.
Esta escisión funcional entre ambos, unida al predominio del hemisferio izquierdo, constituyen los dos rasgos preformados, con carácter atenuado, del alexitímico.

Aparte de la clave neurobiológica, el profesor Alonso-Fernández apunta causas infanto-juveniles ( "carencias afectivas", "falta de cuidados maternales en los primeros años de vida") o traumáticas ("haber sufrido traumas psíquicos en la infancia", "secuelas del síndrome de estrés postraumático de niño o adulto").

Este especialista advierte de que el alexitímico no solo es capaz de romper una relación de pareja, sino que también es un elemento perturbador en cualquier grupo o entorno humano en que se desenvuelva. "Como jefe, es una figura laboral poco estimada por sus subordinados, al ejercer su función generalmente con despotismo y mostrarse incapaz de asumir y desarrollar proyectos de largo alcance. Como compañero, suele ser un trabajador antipático y solitario, que no sabe integrarse en el grupo. Y como cualquier miembro en una familia, siempre es un ser raro", abunda.

El catedrático de la Complutense insiste en no olvidar que el alexitímico es "el sujeto somatizador por excelencia". Lo que no se expresa por el canal emocional es vertido por lo somático, por el cuerpo. La bibliografía médica internacional revela que entre el 20% y el 40% de estas personas presentan patología física: dolores inespecíficos crónicos, enfermedades digestivas, ausencia de libido, migrañas, asma bronquial, cuadros depresivos...
 
MAYKA SÁNCHEZ  en El País Salud
Gentileza de JP

3 comentarios:

Chicho dijo...

Lo más interesante del artículo es la introducción de una nueva palabra, que yo desconocía :alexitímia. Además parece que afecta a una proporción muy elevada de hombres y apenas se da en las mujeres. Hay un test en Internet para descubrir si uno la padece, pero a estas alturas del partido no me apetece nada descubrir que además de hernias inguinales, caída de puentes dentales, no sacar ningún sonido apreciable con la poya ( como hace el animalito del artículo que nos mandó JL), soy alexitímico (vaya nombre!!!).

Bueno tíos, mandar artículos más veraniegos, no me hagáis pensar mucho, dejarlos para la "reentre" y además mandarlos lentamente.

Mañana me voy a Galícia (cosa extraña, no?) y pretendo bañarme en el Atlántico algún día, supongo que no resistiré tanto en el agua como en Águilas ( qué calentita!!).

Por último, esta semana he estado impactado por la aventura de la holandesa en el curso del Chillar. Debe ser una zona preciosa, pero resulta difícil imaginarse los cortados por los que baja el río y comprender la zona en la que quedó atrapada, en donde no podía ni avanzar ni retroceder. 18 días!!

Besitos

Chicho

Anónimo dijo...

Yo lo primero que hice fue irme al diccionario a ver que significaba esa palabreja pues no me atrevía a seguir leyendo sin saber de lo que iba el asunto.
Posteriormente ya me di cuenta que lo explicaba en su relato.
¿No será esto lo que les pasa a Rajoy y Zapatero?.
Pablo.

manolo dijo...

Es un articulo muy interesante y creo que todos tenemos un grado variable de alexitimia. Yo me imagino que los terroristas de ETA y los dictadores lo deben tener en grado sumo e inversamente proporcional a la función de su polla o poya, según se quiera.
Y lo malo es que no hay terapia efectiva, pues a estos sujetos les sobresaltan las emociones y afectos, creyendo que no los podrán controlar y que se volverán vulnerables. Solo terapia conductual y tranquilizantes. Triste no poder gozar del placer de compartir con otros, pero cierto.
Saludos JL