Participamos en la excursión elegida (ruta 111 de la web de
Andrés Campos) los siguientes marchosos: Chicho, JG, Jero, MA, Miguel, JA,
Pablo y Manolo. No pudieron acompañarnos: JL, JP, Fernando y Paco, tampoco JS, que
sí estuvo en la anterior.
Los datos relevantes en cuanto a recorrido, kilómetros y
desnivel de la ruta se reflejan en las curvas que se incluyen más abajo.
Dejamos los coches en el aparcamiento situado al final de la
carretera de acceso al valle de la Barranca, enfrente del hotel, y comenzamos
la marcha con niebla por el camino forestal, rodeado de pinos, subiendo por la
margen derecha del río Navacerrada.
Al llegar a una
encrucijada, a un kilómetro aproximadamente del comienzo, dejamos el camino forestal
y tomamos la senda Ortiz, que hicimos sin niebla, hasta la explanada que
antiguamente ocupó el Real Sanatorio de Guadarrama. Nos permitimos un descanso
y tomamos unos frutos secos con un trago de vino; unos quince minutos después
retomamos la marcha, de nuevo con niebla espesa, hasta el Mirador y luego la fuente de la
Campanilla donde comimos, sentados en un banco, los bocadillos con un frío intenso.
Después de comer y comentar algunos temas de la actualidad española regresamos a la pista forestal para continuar hasta los coches. Nos cruzamos en el camino con algunos excursionistas, pocos.
Después de comer y comentar algunos temas de la actualidad española regresamos a la pista forestal para continuar hasta los coches. Nos cruzamos en el camino con algunos excursionistas, pocos.
Habría que destacar que uno de los nuestros, se escaqueó a fin de buscar un par de “geocaches”, que encontró, pero cuando nos alcanzó a los
demás, antes de llegar a la explanada donde descansamos, se dio cuenta de que
no llevaba la mochila. Decidió volver a buscarla, y la encontró junto a su
coche, en el aparcamiento. Comió solo y luego hizo el camino inverso al nuestro
y nos encontramos a unos tres kilómetros de la meta. Acabamos la excusión temprano,
a eso de las 15.30 y volvimos a casa después de desearnos felices fiestas.
Habría que subrayar también que no nos cayó ni una gota de
lluvia. Y que Pablo, sustituto portador de la bota, recaudó el dinero necesario
para reponer el vino que beberemos en próximas marchas.