lunes, 18 de octubre de 2010

319-Puerto del Cardoso

SIERRA DEL RINCÓN. Por Manuel Navarro Seva

Quedamos en el Centro de Interpretación de Montejo de la Sierra con los de la zona Norte, JG, Chicho y JL. En mi coche íbamos JS, JP y yo. Aparcamos los coches y entramos en el Centro, donde una guía mostraba la zona a un grupo de excursionistas sobre una gran maqueta que hay a la entrada. Me pareció extraño no ver ninguna mujer en el grupo, todos los excursionistas eran hombres. Después de coger varios folletos, y de preguntar por las visitas programadas al hayedo, nos fuimos al coche para continuar hasta el puerto de El Cardoso.
Comenzamos la marcha en sentido contrario a como la había descrito JS y cuando llevábamos una hora y media aproximadamente andando, nos encontramos con el grupo de hombres que habíamos visto en el Centro de Interpretación. Estaban sentados en un llano junto al camino, conversando. Eran en total diez. Nos acercamos a ellos y, después de saludarles, nos invitaron a sentarnos y a compartir su agua y su vino. Nos sentamos y, antes de que preguntáramos, nos dijeron que eran curas. Pronto la conversación nos retuvo más de lo que habíamos previsto. El tema que debatían era el matrimonio entre homosexuales. Y lo más sorprendente era que estaban abiertamente a favor. Uno de ellos dijo que no le extrañaba la postura de la Iglesia, le parecía lógica, pero lo que le llamaba la atención eran sus argumentos. Curiosamente, decía, no son los argumentos tradicionales del pecado de sodomía, de la condenación a las llamas del infierno, sino que había que oponerse al matrimonio entre homosexuales porque “atenta contra la razón y el justo orden social”. Otro decía que ahora la jerarquía habla sin pudor de los derechos de los homosexuales, para decir a continuación que por el bien de los niños, entre sus derechos no puede estar el de la unión estable, ni el derecho de adopción. El problema es que para ellos, la jerarquía, el matrimonio es un sacramento y ellos son los mediadores entre el cielo y la tierra, y esa mediación les da el derecho de regular todos los aspectos de esta relación humana: la forma, el rito de su celebración, las características de las relaciones sexuales, el número de hijos, los medios anticonceptivos, etc. Y por supuesto, la indisolubilidad. Ahora la sociedad ya no se deja impresionar ni convencer por sus argumentos tradicionales y acuden a argumentos laicos: la razón y el justo orden social. Otro dijo: “desde luego es un avance, los homosexuales ya no son quemados en la plaza pública, incluso se les reconocen derechos, pero cuidado, están pensando en “sus razones” y en “su orden social” y cuando la sociedad decide libremente cambiar sus reglas, se visten de corderos para impedírselo”.
En esto, dos curas estaban cogidos de la mano y se miraban tiernamente a los ojos. La conversación seguía por esos derroteros, y nosotros decidimos continuar nuestra marcha, y nos despedimos. Tomamos las mochilas y seguimos andando.
Una hora más tarde paramos a comer y volvimos a hablar sobre el tema, reflexionando sobre lo que acabábamos de escuchar. Pero algunos, a pesar del café, nos tumbamos en la hierba y entornamos la mente a la sombra de una neblina que nos traspuso durante unos minutos.
Hacia las cinco de la tarde empezó a caer una lluvia fina que anunciaba el cambio de estación, justo en el momento en que completábamos nuestra marcha circular de unos 11 Kilómetros. Ya no volvimos a ver a los curas, que andaban en sentido contrario y que, sin embargo, pertenecían también a la Iglesia. Qué cosas hay que ver.

Madrid, 8 de octubre de 2004



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